EL PAíS
› FUE ASESINADO EL COMISARIO PIAZZA, DESAPARECIDO HACE 11 DIAS
Con el sello de un crimen mafioso
Piazza estaba muy interesado en investigar el asesinato del comisario Gutiérrez. El pesquisa apareció muerto con un tiro propio de arma policial en la nuca y su cadáver fue arrojado a un descampado. Un asesinato con mensaje, que recuerda al de Cabezas.
› Por Raúl Kollmann
El tiro fue en la nuca, de arriba hacia abajo. Eso significa que, posiblemente, al comisario retirado Jorge Piazza lo hayan obligado a arrodillarse antes de la ejecución. El arma utilizada fue de gran calibre, tal vez 9 milímetros, la reglamentaria de los policías. Después, casi seguro en la oscuridad de la noche, lo cargaron en un coche, se metieron por una calle intransitable hasta la orilla de un arroyo, lo cargaron entre dos o tres hombres para tirarlo en un cañaveral lleno de ratas, en San Francisco Solano. Así, con el sello de la mafia, se perpetró uno los crímenes más sórdidos de los últimos años, tal vez sólo comparable con el de José Luis Cabezas. No se trató de un secuestro extorsivo porque nadie llamó para pedir un rescate y porque a Piazza lo mataron inmediatamente después de capturarlo. No fue un robo, porque no se conocen casos anteriores en que se lleven a la víctima, le peguen un tiro en la nuca y lo arrojen a un descampado. La familia de Piazza vincula el caso con una investigación que hizo el comisario cuando estaba en actividad: en 1994 mataron, también de un tiro en la nuca, al subcomisario Jorge Omar Gutiérrez que por entonces estaba tras los pasos de un cargamento de drogas que ingresaría al país escondido en los autos importados que llegaban a la famosa “aduana paralela”. Por aquel crimen fue acusado un policía federal que, se sospecha, tenía como cómplice a otro policía. Nadie fue condenado, pero el caso estaba en tren de reabrirse y seguramente Piazza –que iba a ser citado– tenía elementos para aportar. Alguien decidió silenciarlo para siempre.
El comisario retirado desapareció el viernes 14 de febrero cuando fue a hacer un peritaje para la compañía de seguros La Meridional a un domicilio de Sarandí. De allí partió hacia Lanús y nunca más apareció. El vehículo en el que se desplazaba no era para nada lujoso, un Volkswagen Gol celeste, que tampoco volvió a aparecer. Ya la semana pasada, la familia de Piazza denunció públicamente lo ocurrido y, tal como adelantó Página/12, el caso presentaba aristas extrañas y preocupantes: no parecía haber secuestro ni robo e incluso los hechos contrastaban con una tendencia a minimizar las cosas que esbozaban algunos investigadores policiales. Ayer, tras once días de desaparición, se conoció el desenlace fatal.
La autopsia fue difícil de realizar porque el cuerpo había sido destrozado –en especial la cara y un brazo– por las ratas, algo que estaba en los cálculos de quienes tiraron el cadáver allí, ya que ese cañadón es muy conocido en Solano y famoso porque está infestado de roedores. De todas maneras, los forenses determinaron que tiene al menos un tiro en la nuca, de arriba hacia abajo, y de un arma que es calibre 9 milímetros o aún mayor. El cálculo es que el asesinato se produjo hace ocho o diez días, es decir casi enseguida después de que lo capturaron.
Estas son las hipótesis que se barajaron:
- Secuestro: Está descartado porque no hubo ninguna comunicación con la familia ni pedido de rescate. Además, lo mataron enseguida, o sea que ni siquiera había intención de negociar.
- Robo: Algunos investigadores sugerían incluso ayer que no se podía descartar del todo. “Hay veces que a un policía le quieren robar y lo matan sólo por ser policía”, argumentaron. El dato que abonaría esta hipótesis es que el auto Volkswagen Gol nunca apareció. Sin embargo, en los casos de robo en los que mataron a policías todo se produjo en un tiroteo o al percibir los ladrones que el efectivo traía un arma. Piazza sí tenía credencial de retirado pero no portaba pistola. Además, los delincuentes no suelen matar con un tiro en la nuca ni (mucho menos) se toman el trabajo de mantenerlo en algún lugar, transportarlo y después cargar el cuerpo hasta un cañaveral. Anoche, al cierre de esta edición,uno de los investigadores le reconoció a Página/12 que “hay un uno por ciento de posibilidades de que se trate de un robo”.
- Crimen mafioso: Por el tiro en la nuca, por el lugar en el que arrojaron el cuerpo, porque no hubo negociación de ningún tipo, porque nadie vio ni escuchó un enfrentamiento, todo indica que el asesinato de Piazza tiene el sello de la mafia.
Aunque la investigación recién comienza, los hijos y la esposa de Piazza ya venían insistiendo desde la semana pasada en que la desaparición del comisario estaba relacionada con su papel en la investigación del asesinato de otro policía, el subcomisario Jorge Gutiérrez, hermano del hoy diputado nacional Francisco “Barba” Gutiérrez. El crimen ocurrió en un tren que salió de Constitución e iba para La Plata y a Gutiérrez lo ejecutaron de un tiro en la nuca cuando la formación ya había pasado la estación Avellaneda (ver asimismo nota aparte). La investigación ulterior derivó en un juicio oral en el que hubo un solo acusado que fue absuelto. El resultado no satisfizo a nadie y menos que nadie a los deudos de Gutiérrez, comenzando por su hermano diputado, quien siguió bregando para que se investigara a fondo el crimen.
A raíz de la insistencia del diputado Gutiérrez, el ministro de Seguridad bonaerense, Juan Pablo Cafiero, resolvió el año pasado establecer una comisión investigadora del crimen del ‘94 y también la jueza platense Marcela Garmendia consideró el último diciembre que había elementos para retomar la investigación. La Comisión de la Bonaerense iba a convocar a declarar en las próximas semanas a los policías que compartían las tareas de Gutiérrez y tal vez, en una segunda etapa, al comisario Piazza que se ocupó de investigar el crimen del tren. La jueza todavía no había resuelto cuáles serían sus primeros pasos. Sin embargo, según le comentó a sus familiares, Piazza –que era un apasionado del caso Gutiérrez– estaba preocupado porque desde la reapertura del expediente percibía que lo venían siguiendo, tuvo un altercado raro con un par de delincuentes e incluso mencionó que había recibido alguna que otra llamada extraña.
El asesinato de Piazza hizo rememorar anoche al de Cabezas: secuestro, tiros en la nuca, brutalidad, destrucción del cuerpo. En el caso del fotógrafo quemaron el cadáver; en el del comisario retirado, lo tiraron a las ratas. Todo indica que las similitudes van más allá y hay fuerte olor a mano de obra policial. Si la familia Piazza tiene razón, el caso remite a un asesinato en el que había drogas y policías de por medio y esa mano es la que parece haber vuelto para tapar todo con el estilo mafioso que ha sido todo un estilo.
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