Jueves, 22 de septiembre de 2011 | Hoy
EL PAíS › LA PRESIDENTA HABLO EN LA 66ª ASAMBLEA GENERAL DE LA ONU
CFK respaldó el reconocimiento al Estado Palestino porque, dijo, “vamos a contribuir a vivir en un mundo no solamente más seguro, sino también más justo”. Reiteró la necesidad de reforma de los organismos multilaterales y recordó a Néstor Kirchner.
Por Fernando Cibeira
Desde Nueva York
En su cuarto mensaje ante la Asamblea de las Naciones Unidas, la presidenta Cristina Kirchner dio muestras de su inclinación por mantener vigentes algunos puntos fuertes de su discurso, pero siempre dando un pasito más allá. El eje esta vez pasó por la crisis financiera y la necesidad de reforma de los organismos multilaterales, pero desde allí disparó hacia distintas direcciones. Así, dio un contundente respaldo al reconocimiento al Estado Palestino porque “vamos a contribuir a vivir en un mundo no solamente más seguro, sino también en un mundo más justo”. También instó al Reino Unido a iniciar de una vez una negociación por la soberanía de las islas Malvinas advirtiendo que, de lo contrario, evalúa la posibilidad de anular el acuerdo que permite una escala en Río Gallegos del vuelo de LAN que va a las islas. Por último, anunció que aceptaba la propuesta de Irán de abrir un canal de diálogo por el atentado a la AMIA, pero insistió en que debe permitir que los acusados por el ataque se sometan a la Justicia argentina.
Lo estipulado es que cada presidente hable quince minutos, pero casi nadie lo cumple. Cristina Kirchner se extendió durante media hora. En los usos diplomáticos, a la Presidenta le tocó esta vez un buen momento para intervenir: el primer tramo de la sesión, cuando la mayoría de las bancas están todavía ocupadas y aún se presta atención a lo que sucede sobre el estrado dorado. Ya había pasado la brasileña Dilma Rousseff, quien autocalificó su discurso como “un momento histórico”, porque era la primera vez que una mujer estaba a cargo de la apertura. Cristina Kirchner fue la segunda mujer de la jornada. No fue la única coincidencia entre ambas.
La Presidenta fue la séptima oradora, le tocó después del francés Nicolas Sarkozy. No tuvo la desenvoltura de otras veces, incluso pareció que su voz cargaba cierto tono emotivo. Una respuesta posible la dio a segundos de arrancar, cuando recordó que Néstor Kirchner ya en su primer discurso ante la Asamblea planteó la reforma de los organismos multilaterales, tanto los financieros como los políticos. “Esta es mi cuarta intervención como Presidenta de la República, hemos realizado las mismas apelaciones en un mundo que ha cambiado sustancialmente desde aquel 2003, en que la Argentina parecía ser una oveja negra, alguien díscolo y descarriado que había incurrido en el default por una conducta de incumplidores seriales. En realidad habíamos sido víctimas de lo que yo denomino ser conejillo de Indias de las experiencias de los años noventa de las políticas neoliberales”, continuó.
La Presidenta se refirió en varios momentos a la experiencia argentina, siempre haciendo la salvedad de que no pretendía erigirse en modelo de nada. Pero indicó que era urgente poner controles a la especulación financiera y frenar los movimientos de capitales “de un lugar a otro, de una moneda a otra, que producen una volatilidad como nunca se ha visto”. En la volteada de los organismos financieros también cayeron las calificadoras de riesgo. “Son grandes responsables”, consideró.
Cristina Kirchner fue interrumpida sólo una vez por aplausos, algo no habitual en la Asamblea. Fue cuando mencionó que el año pasado había concluido su discurso con la esperanza de que el Estado Palestino se convirtiera en el miembro 194 de las Naciones Unidas. “Creo sinceramente que impedir el ingreso de Palestina puede ser visto tal vez por algunos como algo beneficioso para el Estado de Israel, pero déjenme decirles, desde la autoridad que nos da ser un país que ha sufrido el flagelo del terrorismo internacional, que impedir que Palestina forme parte de esta Asamblea es seguir dándoles coartadas a los que ejercen el terrorismo”, lanzó. Los aplausos llegaron de los asientos de varios países árabes ubicados adelante, cerca de los argentinos. La escuchaban el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini; el canciller Héctor Timerman y el embajador argentino en la ONU, Jorge Argüello.
Fue uno de los puntos de coincidencia con Rousseff, quien también fue enérgica en el reclamo al reconocimiento del Estado Palestino. La Presidenta pidió “que Dios ilumine a quienes tienen que tomar esta trascendental y estructural decisión en el mundo para lograr mayor equilibrio y que Palestina pueda tener este año su asiento número 194; estoy segura de que así vamos a contribuir a vivir en un mundo no solamente más seguro, sino también en un mundo más justo”. Un par de horas antes, desde el mismo atril, Barack Obama había subrayado “el compromiso inquebrantable de Estados Unidos con la seguridad de Israel”. Lo de CFK fue una respuesta a ese argumento con el que Estados Unidos ya adelantó que hará uso de su poder de veto en el Consejo de Seguridad para abortar la movida palestina.
“Concatenando” –CFK dixit– una cosa con la otra, del Estado Palestino y el Consejo de Seguridad, la Presidenta saltó al tema Malvinas. “Es una prueba de fuego para este cuerpo”, definió. Una vez más hizo referencia a la paradoja de que sea un integrante del Consejo de Seguridad con derecho a veto quien se resista a cumplir las periódicas resoluciones de distintos órganos de la ONU que instan al Reino Unido y a Argentina a sentarse a conversar. “Creo que no hace falta recalcar que nadie puede alegar dominio territorial a más de 14 mil kilómetros de ultramar, está claro que es una ocupación ilegítima. Pero igual convocamos una vez más al Reino Unido a cumplir con las resoluciones de Naciones Unidas; en estos días se han producido verdaderas provocaciones, ensayos misilísticos en mayo y julio”, destacó.
Pero ella también tiró su misil. Dijo que Argentina ya había esperado mucho tiempo y que podría revocar el entendimiento de julio de 1999 que dispuso la reanudación de un vuelo regular semanal operado por la empresa LAN Chile entre Punta Arenas-Islas Malvinas con dos escalas mensuales, una en cada dirección, en Río Gallegos. Como es habitual, en ese momento el Reino Unido estaba representado en el recinto por tres funcionarios de segunda línea que tipeaban a toda velocidad en sus notebooks. “Argentina no tiene intenciones de agravar la situación de nadie, pero también es justo que esta Asamblea y que el Reino Unido tomen conciencia de que es necesario dar cumplimiento a las resoluciones. No podemos estar 180 años, 30 años, como no puede estar Palestina peregrinando durante décadas para tener un lugar en el mundo, y menos aún los argentinos para reclamar este territorio que legítimamente nos corresponde”, evaluó ayer Cristina Kirchner. Los 180 años eran en referencia a la ocupación británica de las islas, los 30 al conflicto bélico.
Entonces Palestina “concatenó” con Irán por aquel asunto del terrorismo internacional. Cristina Kirchner destacó como “un cambio de actitud” de Irán la nota que envió su Cancillería el 16 de julio pasado para cooperar en el esclarecimiento del atentado a la AMIA. Razonó: si acababa de reclamarle diálogo al Reino Unido, no podía cerrar la puerta a dialogar que abría Irán. No hubo mayores especificaciones. Pero aclaró que el diálogo debía ser “creíble” para que no se transformara en una maniobra dilatoria y que de ninguna manera significaba que el país abandonara “los requerimientos emanados de la Justicia nacional”, en referencia a los ocho sospechosos iraníes que se encuentran con pedido de captura de Interpol.
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