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El pensamiento crítico y los desafíos de las izquierdas en Argentina

 Por Juan Carlos Junio, Juano Villafañe, Horacio A. López, Vicente Battista *

Los abajo firmantes, integrantes del Centro Cultural de la Cooperación (CCC), celebramos y queremos ser parte de los imprescindibles debates que permiten dar cuenta del vertiginoso y fundamental momento histórico que estamos transitando.

Las múltiples expresiones que registran los intensos oleajes de la producción intelectual, las marcas fuertes que manifiestan tomas de posición diversas, así como la circulación de debates más o menos difundidos con su carga de afirmaciones, omisiones, incertidumbres y propuestas, evidencian un tránsito histórico reactualizando, en un nuevo contexto, la expresión gramsciana acerca de lo viejo, que no termina de morir y lo nuevo, que no termina de nacer.

Cuando fundamos oficialmente en 2002 el CCC estábamos en el momento más oscuro de la noche neoliberal, y en esos tiempos de derrota cultural, a la par de la insurgencia popular asumimos los desafíos de la creación en el campo de las ciencias y las artes desde una identidad cultural de izquierda, transformadora y anticapitalista. En aquel momento de inflexión, hicimos nuestras primeras armas en la batalla de ideas que hoy arrecia en un proceso histórico de enormes posibilidades emancipadoras.

La lucha fundamental de nuestros pueblos se expresa en dos frentes: la integración de nuestra América y la construcción de un orden social igualitario.

Es necesario recuperar de manera contextualizada los sueños de nuestros fundadores, quienes impulsaron la unidad nuestroamericana sostenida en sociedades fraternales, libres y justas. Se trata de construir un proyecto colectivo que reactualice los aportes de las culturas originarias, el primer grito de libertad de Haití, las batallas por la primera Independencia, el legado de José Martí, la Revolución Mexicana, la Nicaragua de Sandino y la Cuba de Fidel y el Che.

En nuestro país también es preciso registrar la gran tradición de los jacobinos de Mayo, las puebladas de Leandro N. Alem, las luchas de anarquistas, socialistas y comunistas, las transformaciones populares del yrigoyenismo, la trascendencia histórica del 17 de Octubre de Perón y Evita, la significación de Agustín Tosco y el Cordobazo, las luchas contra la dictadura y nuestros 30 mil desaparecidos, que se imbrican con el presente a la vez que lo vivifican.

Aquí llegamos. Y aquí estamos, en la complejidad del actual escenario que expresa, esperanzadoramente, la creación de la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe (Celac) sin la omnipresencia del imperio de nuestra época.

Si la Celac marca un punto de inflexión en la construcción de la unidad latinoamericana, en Argentina se dan ingentes pasos –no sin obstáculos y con asignaturas pendientes– en la superación de la herencia neoliberal conservadora.

Se han logrado avances notables en materia de políticas de integración regional, de memoria, verdad y justicia, de no represión de la protesta social, de medidas de redistribución progresiva de la riqueza, de democratización de la palabra, de reconocimiento de derechos a minorías. Así lo ha valorado más del 54 por ciento del electorado tanto como una amplia red de organizaciones sociales y políticas que asumimos el desafío de un cambio sustancial de nuestro país.

Conquistar la “Patria, Libertad e Igualdad” a que somos convocados nos exige una forma de “ser parte” de ese camino común: valorar lo conseguido, afirmarnos en ese rumbo y defenderlo frente a la derecha política y las corporaciones empresariales. Sin embargo, también implica señalar las tensiones, límites, contradicciones que se dan en el proyecto político compartido y en desarrollo. La crítica “desde adentro” es un valor constructivo para avanzar con más claridad en el camino emprendido.

Queremos resituar entonces el debate: no se trata de aceptar la lógica binaria que plantean los grandes medios de dominación cultural y económica y algunos núcleos opinantes acerca de si hay que ser kirchnerista o antikirchnerista. La discusión fundamental es sobre los instrumentos y las acciones para avanzar en términos reales hacia una sociedad más igualitaria.

Preferimos pensar los caminos de este excepcional momento histórico que vivimos, y las posibilidades de realización de un nuevo mundo, un nuevo continente, una nueva sociedad, cuyo germen habita entre nosotros, se sedimenta en las luchas del pasado y nos interpela para la construcción de otro futuro.

¿Qué es ser de izquierda y quiénes son los sujetos del cambio social? Algunas extrañas izquierdas convergen en escenarios y reclamos de la mano de la Sociedad Rural o Carbap, o más cercanamente apoyan la demanda insostenible de los dueños de Papel Prensa. El punto no es ocioso, ya que bajo algunos símbolos caros a las tradiciones revolucionarias se esconden dichos y palabras funcionales a la preservación del antiguo régimen.

Tenemos conciencia de que las transformaciones de fondo reclaman tiempo, y que no alcanza la voluntad política que efectivamente existe para poner fin a lastres que llevan 500 años, como el latrocinio secular de nuestros recursos naturales y muy especialmente los minerales. Es preciso tomar decisiones que promuevan la soberanía económica y el cuidado del medio ambiente.

Los cambios en curso en las fuerzas de seguridad que el Ejecutivo Nacional viene encarando con decisión, exigirán renovados esfuerzos en las provincias para terminar con el gatillo fácil o la policía brava, que sigue actuando y cuyo trágico accionar se revela en el saldo de muertos civiles cuyos crímenes han sido defender sus derechos, o simplemente fueron fusilados bajo el delito de portación de cara. El federalismo bien entendido no puede ser un privilegio feudal que otorgue carta blanca para el ejercicio de la violencia contra el pueblo inerme.

Los derechos humanos que este gobierno nacional defendió como ningún otro reconocen el valor de la vida y el derecho a peticionar como un principio refundacional de una democracia que demanda avanzar hacia formas cada vez más plenas y participativas. Democratizar la sociedad requiere el concurso decidido de las fuerzas populares, ya que la derecha política y las grandes corporaciones empresarias no cesarán en sus esfuerzos por detener la marcha hacia una sociedad más igualitaria, sustento de la libertad.

Desde nuestras convicciones somos partícipes de la construcción del modelo nacional, popular y democrático planteado por la Presidenta. Esta tríada indisoluble tiene para nosotros múltiples significaciones y desafíos.

Una primera cuestión es la de construir una nueva cultura política que pueda amalgamar las diversas tradiciones democráticas, populares, transformadoras, que cohabitan desde el fondo de la historia. En esta batalla vital no sobra nadie.

Segundo, seguir la marcha hacia una democracia sustantiva, articulando el trabajo de los movimientos sociales, las organizaciones políticas y las instituciones del Estado; avanzando hacia una democracia protagónica y participativa de nuevo tipo, en la que el pueblo sea el verdadero artífice, ejerciendo en plenitud un rol activo en la gestión social y de gobierno en todos sus niveles.

Tercero, la construcción de un sujeto social plural, amplio, diverso, que pueda ser la fuerza sobre la que se sustente la política pública para transformar, de abajo arriba y de arriba abajo, el orden social heredado dando lugar a la posibilidad de la justicia. Justicia entendida como redistribución de los bienes materiales y simbólicos, en la perspectiva de la construcción de un futuro de dignidades y emancipaciones.

Intervenimos en este debate asumiendo los sueños de una izquierda comprometida con las transformaciones reales de nuestro tiempo, valorando el lugar del pensamiento crítico y su potencial emancipatorio en el plano de las ideas, en el plano de las palabras, en el plano de las acciones. Como intelectuales, artistas, profesionales, investigadores de las ciencias sociales, las artes y las letras, pensadores y hacedores, reafirmamos el compromiso inquebrantable con un futuro digno de ser vivido. En ello nos van las jornadas, las luchas y las construcciones en que estamos empeñados como parte de este gran colectivo que crece y se une. Con los pies firmes en la tierra y la mirada puesta en las estrellas.

* También firman Jorge Testero, Federico Schuster, Jorge Dubatti, Angel Petriella, Pablo Imen, Luis Pablo Giniger, Alfredo T. García, Manuel Santos Iñurrieta, Susana Murillo, Martín Burgos, Antoaneta Madjarova, Carlos Aldazábal, Ricardo López, Luis Sanjurjo, Mariano Dossena, Nora Lía Sormani, Mariano Ugarte, Ana María Ramb, Pablo Silva, Daniel Plotinksy, Ana Grondona, Gabriel Fajn, Pablo Perel, Valeria Mutuberría Lazarini, Martín Cortés, Christian Forteza, Pablo Silva, Pablo Frisch, Julieta Grinspan, Marcos Peruyero, Carolina Guevara y otros.

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Imagen: Leandro Teysseire
 
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