Cristina Kirchner, Sebastián Piñera y su esposa, anoche, antes del inicio de la cena de bienvenida.
Imagen: EFE.

“Cuando estuvimos unidos y organizados en América del Sur y unimos nuestras inteligencias, nuestros recursos humanos, pudimos lograr el objetivo: ser países independientes y soberanos”, aseguró ayer la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en el agasajo con que la recibió el presidente chileno, Sebastián Piñera. En su primer viaje al exterior de su segundo mandato, Fernández de Kirchner profundizó los lazos con el país trasandino. Hoy tendrán un día de trabajo en el que resolverán la firma de un documento en el que se reforzará el reclamo argentino sobre la soberanía de las islas Malvinas. Piñera volvó a confirmar el apoyo por Malvinas, a días de haber sido visitado por el vicecanciller británico, Jeremy Brown.

“Esta hermandad es inamovible e inalterable. Porque en el único momento en el que pudo haber ruido de armas, en ninguno de los dos países había gobiernos democráticos”, señaló Fernández de Kirchner en el Palacio de la Moneda, frente a ex presidentes trasandinos y personalidades de la política, la cultura y empresarios que la escuchaban atentamente. El viaje que puso a la Presidenta a las 19.15 en suelo chileno fue el primer paso para reforzar los lazos políticos y comerciales que unen a ambos países. A pesar de las diferencias ideológicas entre los gobiernos desde el inicio mismo del acceso a la presidencia de Piñera las relaciones fueron buenas. Pero algunas quejas de empresarios chilenos por las trabas comerciales hizo que los dos presidentes bajaran el tono a la discusión y afinaran el lápiz para avanzar en distintos proyectos en los que se venía trabajando. “Producir y agregar valor aquí en la región es el desafío más importante porque hay que entender a América del Sur como un gran mercado regional. Hay quinientos millones de habitantes en América del Sur y esto, lejos de ser una barrera, es un aliciente formidable para que luchemos por esta segunda independencia. Ya no empuñando armas ni en un campo de batalla, sino generando fábricas y valor agregado”, sostuvo la Presidenta, exponiendo sus planes y su visión de la región, montada en la tarima para los discursos que se encontraba al final de la larga alfombra roja protocolar de la casa de Gobierno. Con los gobernadores de Mendoza, Francisco “Paco” Pérez, y de San Juan, José Luis Gioja, entre los comensales, Fernández de Kirchner puso énfasis en los acuerdos que se van a firmar para mejorar los pasos fronterizos existentes y la creación de otros nuevos como el de Agua Negra o el proyecto del tren trasandino.

A dos semanas de cumplirse treinta años de la guerra con los ingleses, el apoyo al reclamo por la soberanía sobre las islas Malvinas fue agradecido nuevamente por la delegación argentina. La adhesión casi automática de Chile de unirse a la declaración firmada en Montevideo por los países integrantes del Mercosur en diciembre para que no se recibiera en puerto a ningún barco con la bandera ilegal de las islas fue recibida con gran beneplácito por la Presidenta. Pero también la ratificación de su apoyo luego de la visita de Brown en las últimas semanas, embarcado en el intento de doblegar la cerrada posición del bloque sudamericano.

“A tres décadas de la guerra que enfrentó a su país con Gran Bretaña quisiera aprovechar su presencia entre nosotros esta noche para honrar la memoria de los héroes caídos en aquel enfrentamiento y reiterarle una vez más el más firme respaldo de nuestro país a los derechos de Argentina en la disputa de soberanía relativa a las Islas Malvinas”, destacó con firmeza Piñera al promediar su discurso. El presidente chileno hizo mención a los hitos fundacionales de ambos países para hermanarlos en la historia, puntualizando sobre “algunas diferencias que pudieron surgir” con el devenir de la historia. Asentían copa en mano los ministros de Planificación, Julio De Vido; de Seguridad, Nilda Garré; de Educación, Alberto Sileoni, que mantendrán reuniones con sus pares chilenos para cerrar algunos aspectos de los convenios de cooperación que firmarán hoy.

Aunque fuera de agenda, el estado en el que se encuentra el pedido de refugio político del ex juez Otilio Romano será uno de los puntos que quedaron para la reunión privada entre ambos mandatarios. Romano se encuentra con prisión domiciliaria nocturna a pesar de que la Justicia argentina solicitó a la chilena que fuera más dura ante la fuga del ex juez al enterarse de que se iba a iniciar un jury de enjuiciamiento en su contra. Como la otra cara de la moneda, la quita del estatus de refugiado político al dirigente comunista Galvarino Apablaza –refugiado en Argentina– es una exigencia con la que la derechista Unión Demócrata Independiente (UDI) –forma parte de la coalición que gobierna– presiona a Piñera.