Vie 30.05.2003

EL PAíS

Roban una obra de Rodin del Museo de Bellas Artes

Es una escultura pequeña. El museo fue cerrado para una requisa de los visitantes.

Como cuando algún niño travieso se llevaba los útiles de sus compañeros y la directora cerraba la escuela hasta encontrar al culpable, ayer la policía debió recurrir al mismo método para intentar evitar que una escultura del artista francés Auguste Rodin, que estaba expuesta en el Museo Nacional de Bellas Artes, se perdiera para siempre. Sin embargo, los investigadores no tuvieron éxito en su pesquisa y, resignados, debieron dejar ir a todas las personas que estaban dentro del museo a la hora del robo. Se calcula que el valor de la obra, Estudio para manos, de la colección Estudio para el Secreto, ronda los 10 mil dólares.
Ayer, cerca de las cinco de la tarde, un ladrón levantó el acrílico que protegía la obra de Auguste Rodin –un estudio de 15 centímetros de altura– y, como si estuviera tomando una golosina de un kiosco, se la llevó. Misteriosamente, en el momento, nadie se dio cuenta, pese a que esta pieza se encontraba en uno de los lugares más concurridos del museo por estar ubicada justo enfrente de los baños y a menos de 20 metros de la salida.
Así, pasaron los minutos hasta que finalmente los guardias de seguridad notaron el vacío y llamaron a la policía, que de inmediato ordenó cerrar provisoriamente las puertas del museo con 700 personas en su interior para evitar que el ladrón escapara con la obra entre sus pertenencias.
La revisión comenzó uno por uno de todos los visitantes y empleados del lugar. “No tenemos sospechas de nadie, porque si no ya lo habríamos dicho a la policía y la Justicia, pero hoy (por ayer) teníamos tres muestras (de arte), por lo que pensamos en un principio que era una cosa planeada, pero no hay ninguna sospecha”, explicó Jorge Glusberg, director del museo.
Por la noche, las autoridades seguían revisando palmo a palmo el edificio con la esperanza de que el ladrón, al verse atrapado, hubiera arrojado la pieza en alguna sala alejada y poco visitada del predio. “Revisen hasta en los sótanos” fue la orden terminante que impartió el juez de turno a los encargados del rastrillaje.
Glusberg manifestó que “lamentablemente” los robos como el concretado ayer pasan en cualquier lugar: “Esto no me cubre, pero lamentablemente estamos globalizados: roban los museos más importantes del mundo y también nos pueden robar a nosotros”, señaló.
El robo de esta escultura no es el primer hecho vandálico que se produce en el Museo Nacional de Bellas Artes en los últimos años. Ya en 1980, otros ladrones se llevaron decenas de laminas de Degas, Cézanne, Renoir, Tolouse Lautrec y El Greco, entre otros artistas, valuadas en más de veinte millones de dólares. Y en 1999, misteriosamente desapareció del interior del edificio una pintura de Cesáreo Bernaldo de Quirós, denominada El carneador, valuada en 65 mil dólares, y con un tamaño de 1,70 por 1,80 metro.
El director del museo precisó que hay grabaciones en la sala que ya están en poder de la policía para su análisis, lo mismo que la cúpula de cristal que cubría la obra para determinar si hay huellas dactilares.

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