Miércoles, 19 de diciembre de 2012 | Hoy
EL PAíS › CRISTINA KIRCHNER RECIBIó A LA CúPULA DEL EPISCOPADO QUE DíAS ATRáS EMITIó UN DOCUMENTO CRíTICO
La Presidenta recibió a la cúpula eclesiástica que encabeza José María Arancedo. Según la evaluación de ambas partes, el encuentro fue “distendido y cordial”. Conversaron sobre la reforma del Código Civil.
Por Washington Uranga
La presidenta Cristina Kirchner recibió ayer, como ya lo había hecho un año atrás, a la cúpula de la jerarquía católica encabezada por su presidente y arzobispo de Santa Fe, José María Arancedo. Del encuentro, que se celebró en la Casa Rosada y que duró aproximadamente una hora, participaron también el canciller Héctor Timerman, el secretario de Culto, Guillermo Oliveri; el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, y los miembros de la Comisión Ejecutiva del Episcopado, obispos Virginio Bressanelli (Neuquén), vicepresidente primero, Mario Cargnello (Salta), vicepresidente segundo, y el secretario general Enrique Eguía Seguí. Al término de la reunión ambas partes dieron a conocer que fue un encuentro “cordial” y “distendido” y que se abordaron cuestiones comunes relativas a la situación nacional.
Al saludarla por la próxima Navidad los obispos le obsequiaron un pesebre a Cristina Fernández. Arancedo le planteó a la Presidenta “la necesidad de fortalecer los vínculos entre los argentinos” y valoró la disposición de la mandataria de respaldar las acciones contra la trata de personas.
Se conoció que los obispos quedaron satisfechos con algunas informaciones que recibieron de parte de la Presidenta respecto del tratamiento que seguirá la reforma del Código Civil, para el que la jerarquía católica solicitó que se den plazos que permitan reflexionar y hacer aportes. La solicitud episcopal será en principio contemplada y los legisladores del Frente para la Victoria recibirán las contribuciones eclesiásticas para considerarlas.
En la ocasión los obispos entregaron formalmente a la Presidente el documento titulado “Creemos en Jesucristo, Señor de la Historia”, difundido a fin del mes pasado, oportunidad en la que también se solicitó la audiencia presidencial que fue inmediatamente concedida a pesar de que Cristina Fernández ya conocía el tono crítico de la declaración episcopal.
Tanto de parte de los obispos como de la Presidenta la reunión constituye un mensaje en el sentido de que los canales de diálogo entre el Gobierno y la jerarquía católica siguen abiertos a pesar de las discrepancias. Arancedo ha insistido en más de una ocasión en que “la relación de la Iglesia y el Gobierno tiene que moverse en esa sana autonomía y también con la cooperación en el bien común”.
Respecto del último documento episcopal, en las filas oficiales se objetó no sólo el contenido que pone el acento en “la parte vacía del vaso, sin atender a la parte llena”, sino también sobre la oportunidad de la fecha, poco antes del llamado 7D. A pesar de que Arancedo ha insistido en más de una ocasión en que “el mensaje de la Iglesia está dirigido a todos” y que los obispos no responden a “una óptica político-partidaria opositora u oficialista”, es evidente que el texto produjo malestar en la Casa Rosada. Pese a ello fue la propia Presidenta la que impartió la orden de conceder de manera inmediata la audiencia que hoy se concretó y que estaba inicialmente prevista para el 12 de diciembre, pero se postergó debido a que Arancedo se encontraba en esos momentos en el Vaticano.
Se sabe también que el texto final del documento episcopal generó discusiones dentro del episcopado. Existió una primera versión que si bien incluía críticas lo hacía en un tono mucho más moderado. En la confección de ese borrador tuvo participación protagónica el obispo emérito de San Isidro y hoy administrador apostólico de Merlo-Moreno, Jorge Casaretto. Ese apunte inicial sufrió luego modificaciones y presiones de miradas más conservadoras y opuestas al Gobierno, que llevaron finalmente a la versión que se difundió oficialmente.
Más allá de las declaraciones entre la Iglesia y el Gobierno siguen existiendo muchos campos de colaboración, en particular en el terreno social. Y la visión de los obispos, como ha quedado demostrado en las últimas semanas, no es la única entre los católicos. Tanto los Curas en la Opción por los Pobres como los Cristianos para el Tercer Milenio y el Centro Nueva Tierra, entre otros, expresaron también públicamente su mirada disidente. Al lado de las críticas de los obispos a la gestión del Gobierno, los Curas optaron por resaltar las “buenas noticias” que también emergen de la gestión oficial.
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