Dom 24.03.2013

EL PAíS

Otra vez sopa

› Por Horacio Verbitsky

Desde hace más de veinte años, cada vez que escribo algo que molesta más de la cuenta a alguien muy poderoso, se recicla la misma historia imaginaria acerca de mi presunta colaboración con la Fuerza Aérea durante la dictadura militar. Esta semana fue el turno de Clarín, cuyo columnista Jorge Lanata repitió el viejo cuento. La anterior había sido en 2009, en respuesta a una columna sobre Marcos Aguinis y el recién formado Grupo Aurora, que desde entonces se desvaneció en el aire. Tenía como valor agregado una carta de Pedro Güiraldes. Jorge Fontevecchia reveló en Perfil que Aguinis lo puso en contacto con Pedro Güiraldes, quien hizo hablar a su padre muerto seis años antes, en aval de la fábula. Le respondí entonces lo que repito ahora: es falso, de cabo a rabo, salvo mi afectuosa relación con su papá. No porque lo diga yo, sino el propio comodoro Juan José Güiraldes, quien refutó en vida las falsedades que narra su hijo como presunto testigo de hechos que nunca ocurrieron. Estos ataques comenzaron en 1991, cuando publiqué mi libro Robo para la Corona, y se intensificaron en 1995 al editarse El vuelo, mi entrevista con el capitán Adolfo Scilingo, quien confesó el monstruoso método con que se asesinó a muchos detenidos desaparecidos. Uno de los picos de esa difamación ocurrió en 1998 y quien puso las cosas en su lugar fue el comodoro Juan José Güiraldes. A continuación, la carta que me envió y la nota que Ambito Financiero se negó a publicarle. Amén.





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