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Marta Maffei volverá hoy de Alemania, donde participa de un congreso, y esta semana anunciará su decisión de aceptar la oferta de Elisa Carrió para encabezar la lista de diputados del ARI en la provincia de Buenos Aires. En la CTA, de la cual la líder de Ctera es número dos, su candidatura generó un pequeño terremoto. “Tendría sentido si se armara un frente amplio, con la participación de muchas fuerzas políticas, pero esto sólo aumenta la fragmentación”, se queja un importante dirigente de la central.
El año pasado, Víctor De Gennaro anunció en Mar del Plata el lanzamiento de un “movimiento político y cultural”. Pero la promesa nunca llegó a concretarse del todo y la CTA se mantuvo como un agrupamiento sindical, con base en los trabajadores estatales, sin que su potencia gremial y social se tradujera en la arena electoral. Es cierto que algunos de sus integrantes, como Ariel Basteiro y Alberto Piccinini, se lanzaron a la política, pero en todos los casos se trató de aventuras personales, que no involucraron institucionalmente a la organización.
Maffei será la próxima. Dos semanas atrás, Carrió, que la conoce y quiere desde hace años, le ofreció encabezar la boleta de diputados del ARI. Con la movida, la chaqueña incorpora a su lista a una dirigente conocida y prestigiosa, que contribuirá a potenciar la oferta de su partido: aunque respetables y con una larga trayectoria, tanto el postulante a gobernador, Carlos Raimundi, como el hasta ahora cabeza de la lista de diputados, Eduardo Macaluse, son prácticamente desconocidos para el gran público.
La candidatura de Maffei se anunciaría formalmente esta semana. Sus amigos aseguran que está decidida, y en el ARI se entusiasman con la novedad. El problema es que, aunque todos la reconocen como una dirigente intachable, su decisión generó todo tipo de cuestionamientos dentro de la CTA. A tal punto, que algunos aseguran que Maffei –aunque continuirá militando en la central– podría dejar su lugar de secretaria adjunta.
“Una cosa es trabajar en la unificación del arco progresista, de las fuerzas populares, y otra contribuir a la fragmentación”, se queja un importante dirigente de la CTA, en referencia a la multiplicación de candidaturas más o menos afines en la provincia de Buenos Aires: además de la del ARI, se preparan para la pelea el Partido Socialista, con Jorge Rivas; el radicalismo en versión storanista, con Margarita Stolbizer; el Polo Social, con Francisco “Barba” Gutiérrez, y un sector del Frente Grande, con el piquetero Luis D’Elía.
Algunos integrantes de la CTA creen que el lanzamiento de Maffei consolidaría el escenario de fragmentación y ayudaría al avance de las candidaturas tradicionales. Aunque tiene su lógica, el reclamo no es del todo justo, ya que la líder de Ctera no es la única integrante de la central que dará pelea en la provincia: Ariel Basteiro es candidato a vice del Partido Socialista e integra la CTA, al igual que Luis D’Elía, que se lanzó con el auspicio de Alejandro Mosquera.
En cualquier caso, la situación ya generó algunas críticas cruzadas, que podrían intensificarse en cuanto avance la campaña. Basteiro, por ejemplo, defiende la figura de Ma-
ffei, pero acusa por lo bajo a Raimundi de haber apoyado con su voto leyes contrarias a los intereses de los trabajadores. En el ARI reaccionan criticando el “gorilismo” de los socialistas, donde milita Basteiro. Y en el socialismo y el ARI acusan a D’Elía de apoyarse en la estructura clientelista armada por Mosquera.
“Es cierto que la CTA no es una fuerza política, pero de ahí a que cada uno se presente por un partido distinto para la misma elección hay una diferencia”, cuestiona un integrante de la central, y pone como contraejemplo la Capital, donde Claudio Lozano y Martín Hourest se sumaron a las listas de Aníbal Ibarra. “Es diferente, porque prácticamente todos los partidos afines, incluyendo el Frente Grande, el socialismo, el ARI y sectores del peronismo lograron construir un gran frente para disputar con (Mauricio) Macri”, compara.