EL PAíS
› EN LONDRES, KIRCHNER DEFINIO SU
GIRA POR LA ECONOMIA Y LOS DERECHOS HUMANOS
Cuando los derechos humanos importan
Fue tajante: “Lo sostuve siempre y no voy a cambiar ahora que soy presidente”, dijo en una reunión en la que confirmó que se reúne con organismos de derechos humanos en Francia y España. Kirchner ve la situación argentina como similar a la desnazificación de posguerra. El tema Malvinas y los problemas económicos.
› Por Fernando Cibeira
En su primera gira europea, el presidente Néstor Kirchner quiere dejar en claro que el tema de los derechos humanos está en su agenda no sólo por convicción, sino también porque imagina que si la Justicia le da una resolución definitiva, el país ofrecerá una imagen de seriedad. “En el mundo, respetar la Justicia vale tanto como pagar la deuda”, sostuvo. Por eso, el miércoles y el jueves próximo recibirá a los organismos impulsores de las causas contra represores que se llevan adelante en Francia y en España para confirmarles que serán los jueces sin intromisión del poder político quienes resolverán el destino de cada militar acusado. “Estoy totalmente definido en este tema. Lo sostuve siempre, así que no voy a cambiar ahora que soy presidente”, explicó ayer Kirchner en la residencia del embajador argentino en Londres.
Para el Presidente la situación a la que se enfrenta es similar a la producida en Europa con las consecuencias de la posguerra. Y que así como todavía se persigue y condena a los criminales de guerra del nazismo, de la misma forma debería proceder la Argentina con quienes torturaron y asesinaron durante la dictadura militar. Kirchner se expresará así en los encuentros que mantendrá en los próximos días en París y en Madrid, un pedido que le habían hecho llegar los representantes de las víctimas del terrorismo de Estado.
La cuestión comenzó a teñir la gira presidencial desde que el juez español Baltasar Garzón reiteró el martes pasado un pedido de extradición contra 46 represores argentinos, apenas un día después de que Kirchner anunciara en la cena anual con la cúpula de las Fuerzas Armadas que el reencuentro de la sociedad no debía venir del “silencio y la complicidad”. Con esa frase adelantó su predisposición a anular el decreto de Fernando de la Rúa que rechaza todo pedido de extradición. Pero el apresuramiento de Garzón no le cayó nada bien a Kirchner, que no quiere aparecer actuando bajo presión.
Incluso, en la delegación argentina en Londres se especulaba con la posibilidad de que alguno de sus integrantes se contactara en Madrid con el juez español para explicarle la postura del Gobierno. Kirchner está convencido de dar ese paso, pero todavía necesita un poco más de tiempo para ajustar ciertos detalles legales y técnicos. No hay muchos candidatos para hacer la gestión ante el juez español: dado los pocos acompañantes del Presidente, quienes podrían comunicarse con Garzón serían el gobernador de Santa Cruz, Héctor Icazuriaga, o el jefe de la SIDE, Sergio Acevedo. Pero las tratativas no estaban confirmadas, ya que el juez español tampoco se reúne con funcionarios.
Por si hacía falta, Kirchner confirmó que el Estado argentino no asistirá con ayuda legal al ex represor Ricardo Cavallo, detenido en Madrid luego de ser extraditado desde México. Cavallo intentó utilizar su condición de marino retirado para involucrar al Estado en su defensa, pero no consiguió que el Gobierno se mosqueara.
Tercera Vía
Kirchner y su esposa, la senadora Cristina Fernández de Kirchner, tuvieron ayer su último día libre en la capital inglesa antes de sumergirse en su primera actividad oficial: la Cumbre de Gobiernos Progresistas que se iniciará hoy con una recepción y cena que ofrecerá el premier Tony Blair a los 13 presidentes participantes.
Los Kirchner no se pudieron quejar. Les tocó un día que los londinenses suelen ir a buscar a otros países: sol a pleno y temperatura de 26 grados. Los sitios turísticos estaban repletos de viajantes de las razas e idiomas que se pueda imaginar, pero como era su primera vez a orillas del Támesis se sintieron obligados a ir hasta el Big Ben y el Parlamento, cruzaron el río y volvieron.
Otra parada fue el British Museum, a ver en vivo las momias y esculturas que Cristina conocía de los libros. Como todo visitante del museo más antiguo del mundo –el British fue fundado en 1753–, quedaron impactados por la extraordinaria cosecha cultural que han realizado los británicos en sus siglos de saqueo por todo el mundo, incluyendo la más importante de todas: los frisos del Partenón griego.
De vuelta a la residencia del embajador, los Kirchner se encerraron a elaborar lo que dirán en la cumbre de presidentes. No dejaron entrever mucho, pero el matrimonio no permitirá que su presencia pase inadvertida. Llevarán una postura firme sobre lo que consideran que debe ser la Tercera Vía hoy. Esa postura –supuesta respuesta de las democracias progresistas al fracaso del neoliberalismo– la consideran demasiado elástica cuando se trata de los países desarrollados, lo que deriva en una pérdida de prestigio para el centroizquierda. En ese terreno, considerarían que, por ejemplo, no es muy coherente llamarse progresista e invadir Irak. Blair agradecido.
A propósito del primer ministro inglés, Kirchner confirmó que “vamos a reafirmar fuertemente” la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas en el encuentro bilateral que mantendrán mañana. El Presidente identificó su postura con la mantenida por el canciller Rafael Bielsa ante el Comité de Descolonización de la ONU en junio pasado. También adelantó que ésa será de ahora en más una política de Estado, que se ratificará en cuanto foro o encuentro sea necesario. En la ONU, Bielsa sostuvo que la victoria militar de 1982 no le da derecho a Inglaterra a eliminar toda negociación sobre la soberanía.
Para cerrar el tema ONU, en la comitiva presidencial estaban entusiasmados con la posibilidad cierta de que Kirchner sea uno de los oradores de la apertura de las sesiones de la Asamblea General que se realizará en septiembre en Nueva York. El Presidente ya contaría con el aval de varios países latinoamericanos para ocupar ese lugar.
En la larga lista de encuentros informales ya confirmados para mañana, Kirchner se verá con el canciller alemán, Gerhard Schroeder. Ayer a la tarde, el Presidente tenía muy estudiados los números de Alemania y su relación comercial con la Argentina. Su preocupación eran las noticias de embargos contra edificios y cuentas argentinas en tierras germanas debido al default de la deuda externa. Al Presidente le había llamado la atención tanta rigurosidad de un país que tiene un ingreso per cápita superior a los 22 mil dólares y un gobierno progre.
Uno de los puntos que planteará el Presidente en la gira europea será que los acreedores tienen que comprender la necesidad de aceptar una quita sustancial de la deuda externa. “Hicieron un mal negocio, es como si hubieran invertido en una empresa que quebró”, compararon en su entorno. Su convencimiento es que si las soluciones a las consecuencias derivadas de la debacle económica se plantean con seriedad serán bien recibidas, aunque no sea lo que se quiere oír. Lo mismo esgrimirá cuando se reúna con empresarios que tienen sus capitales invertidos en las privatizadas. “Las empresas también tienen que dar cuenta de sus errores y de cuando se aprovecharon de las tarifas en dólares”, remarcaban.
Con la sinceridad, dicen cerca de Kirchner, no le va mal. Una prueba de ello sería la carta que le envió el titular del FMI, Horst Köhler (ver aparte). Si es rígido en sus posturas al Presidente le preocupa aclarar que no es mala predisposición. “Venimos a hablar de todo, pero no en una actitud de sumisión ni de aceptar paternalismos”, aclaran en su entorno. Kirchner considera esencial que el país recupere una estrecha vinculación a Europa para nivelar lo realizado en la década menemista de lasrelaciones carnales, punto que era, en verdad, el principal motivo que lo llevó a subirse al Tango 01.
Hubo un dato que fue resaltado: mientras el embajador en Washington, José Bordón, hablaba ayer de un encuentro entre Kirchner y George Bush para septiembre, cerca del santacruceño se encargaban de bajar las expectativas. “Obviamente nos interesa, pero vamos a ver. Tenemos que avanzar en algunos temas antes de reunirnos con Bush”, sostenían.
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