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Entre Lula y Blair
› Por Marcelo Justo
El desacuerdo sobre la fantasmal tercera vía de Tony Blair quedó a la vista en los preparativos de la Cumbre de Gobiernos Progresistas que se inicia este lunes en las afueras de Londres. Mientras que el primer ministro de Gran Bretaña fue claro al decir que su Nuevo Laborismo “debe permanecer en el centro del espectro político”, en un artículo publicado este sábado por el matutino británico The Guardian, el presidente del Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, señaló que “el realismo político no debe ser una justificación para abandonar los sueños que son la piedra angular del pensamiento de izquierda”.
La cumbre que se celebra el lunes y martes en las afueras de Londres reúne a figuras tan dispares como el primer ministro británico y el de Sudáfrica, Thabo Mbeki; el canciller alemán Gerhard Schroeder y el de Polonia el ex comunista Lezek Miller; el primer ministro de Canadá, Jean Chretien, y el de Etiopía, Meles Zenawila; y, por el lado latinoamericano, junto a Néstor Kirchner y Lula, el presidente de Chile, Ricardo Lagos.
En la inauguración el viernes por la noche de la conferencia preparatoria sobre Gobierno Progresista, que reúne durante el fin de semana a unos 400 académicos, políticos y pensadores, el primer ministro británico intentó dejar en claro qué quería decir cuando hablaba de progresismo, un término que no se sabe si viene a complementar o a sustituir al elusivo concepto de tercera vía, acuñado en la segunda mitad de la década pasada por el mentor ideológico de Blair y catedrático de la London School of Economics, Anthony Giddens.
En relación con la necesidad de reformar el estado de Bienestar Social, uno de los caballos de batalla del neoliberalismo thatcherista desde los 80, Tony Blair dijo que los gobiernos progresistas debían hacer los cambios porque si no se abría el camino a las agendas políticas más reaccionarias. “Nunca olviden que evitar el cambio puede ser popular a corto plazo, pero a la larga abona el terreno para que la derecha convenza a la gente que sólo ella, y no la izquierda progresista, puede hacer el cambio”, señaló el primer ministro.
El primer ministro dejó en claro que esta versión “nuevolaborista” del progresismo descarta una redistribución del ingreso mediante un aumento impositivo. “No debemos abandonar el centro. Nos hemos cuidado de no penalizar a los ricos, cuyo éxito aplaudimos. Hemos buscado la redistribución por otros medios, como los créditos especiales para los pobres, que han permitido elevar su nivel de vida en un 40 por ciento”, aseguró Blair.
Los vaivenes ideológicos del primer ministro, que lo vieron en el último año aliarse a nivel planetario con George Bush para invadir Irak, se hicieron evidente en la ambigua localización geográfica que da al progresismo, que fluctuó en su discurso entre el centro y la izquierda. Su manera de cerrar la cuadratura del círculo fue decir que el verdadero desafío para la izquierda progresista del presente siglo era ocupar el “centre ground” (el centro de la escena política), convertido en una suerte de Aleph político, de lugar que contiene todos los lugares posibles.
A diferencia del primer ministro laborista, que nunca tuvo vínculo alguno con la izquierda marxista, el presidente Lula revindicó sus raíces históricas y advirtió que la redistribución de ingresos debe ser uno de los ejes centrales de una política progresista. “En alianza con otros, el PT promueve un proyecto que combina el crecimiento económico con la redistribución de los ingresos, profundiza la democracia y afirma la soberanía de nuestro país en el mundo”, dice Lula en el artículo publicado ayer en The Guardian.
En una justificación de la política seguida desde la inauguración de su mandato en enero de este año, que le ha valido el enfrentamiento con el ala izquierda de su partido y la crítica del empresariado nacional, el presidente del Brasil señaló que la prioridad de estos primeros meses había sido la estabilización de la economía mediante una firme “disciplina fiscal, alta tasa de interés en el corto plazo, una agresiva política exportadora y una reforma impositiva y de la seguridad social”, pero que el paso siguiente era cumplir con las promesas sociales del gobierno.
Lula criticó el “realismo” de los políticos que quieren enterrar los “sueños que son la piedra angular del pensamiento de izquierda” y advirtió contra la contaminación conservadora del progresismo. “En los ‘90 una ola conservadora se diseminó por todo el mundo e incluso contaminó sectores de la izquierda”, dijo Lula. La frase contiene un mensaje por elevación a Tony Blair. El pragmatismo del primer ministro británico fue irónicamente definido por la revista conservadora The Economist, unos días antes de las elecciones del 2001. En la tapa de la revista se leía una gran cartel que decía “Vote Conservador”, pero en vez de la fotografía del entonces candidato del partido de Margaret Thatcher, figuraba la cara de Tony Blair.
En declaraciones al periodista Fernán González, del Servicio Latinoamericano de la BBC, el presidente de Chile, Ricardo Lagos, terció en la polémica destacando el pragmatismo de la elusiva tercera vía. “El mercado es muy eficiente para resolver un conjunto de temas, pero no va a resolver los problemas sociales de nuestros países. Una cosa es tener cuentas fiscales sólidas, determinadas empresas que se privaticen, acuerdos de libre comercio. Otra cosa es asegurar que todo esto conduce al crecimiento, que llegue a los que más lo necesitan y eso requiere de políticas públicas. Si a esto llaman ‘tercera vía’, bienvenida sea”, dijo Lagos en una nota publicada en la página de Internet de la BBC.
No son pocos los que piensan que todo el debate sobre la tercera vía es una manera de esconder una carencia de ideas o la presencia de claros límites y lineamientos sobre lo que está permitido hacer. “No existe esta tercera vía. Es simplemente un intento de que la gente acepte la agenda de la globalización y las privatizaciones. Para Tony Blair es una ofensiva de relaciones públicas a nivel internacional, tras haber quedado demasiado pegado a George Bush con la guerra contra Irak. Intenta presentarse como progresista cuando no lo es”, indicó a Página/12 el diputado de la izquierda laborista Jeremy Corbyn.
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