EL PAíS › NO SOLO LO CASTIGO IBARRA. TAMBIEN BULLRICH CARGO DURO CONTRA EL
Macri fracasó en el primer debate
En “A dos voces”, el candidato conservador prefirió presentarse como una víctima y ampararse en Boca. Bullrich criticó los negocios de la familia Macri y el papel de los aparatos. Ibarra cuestionó a Zamora no haber votado contra la Obediencia Debida y el Punto Final. Y a Macri le recordó el contacto con los negocios del menemismo.
Por Santiago Rodríguez
Hasta la seis y media de la tarde de ayer, la pregunta del millón era si Mauricio Macri se presentaría debatir con Aníbal Ibarra, Patricia Bullrich y Luis Zamora en el programa “A dos voces”. El empresario finalmente lo hizo y ni bien se apagaron las cámaras de televisión el gran interrogante pasó a ser para qué accedió a una discusión mano a mano a la que hasta ahora había rehuido. En una posición deliberada que expresó claramente en su primera intervención –”no voy a contestar ningún agravio ni ninguna calumnia”, dijo en referencia a las críticas–, Macri quedó al arbitrio de los golpes que sucesivamente le arrojaron los otros tres candidatos a jefe de gobierno porteño, quienes no perdieron la oportunidad de recordar sus vínculos con el menemismo, así como los negocios de las empresas de su familia en la última década y aún durante la dictadura militar. Ibarra recibió las mayores críticas de Zamora, y Bullrich ganó espacio frente a Macri.
“Lo logramos, Zamora se sacó una foto con nosotros”, dijo Macri en la previa del debate, cuando los cuatro candidatos posaron para los fotógrafos. Después vino el pedido de los reporteros de que cumplieran con el saludo de rigor y el empresario tuvo, entonces, un anticipo de lo que ocurriría una vez que las cámaras se encendieran: Bullrich e Ibarra lo saludaron sin mayor efusividad y Zamora directamente se negó a darle la mano.
Los atriles que la producción del programa “A dos voces” dispuso para el debate fueron asignados por sorteo. También el orden de las intervenciones de cada candidato. El azar quiso que cada uno se ubicara según su tendencia ideológica: Macri a la derecha, Zamora a la izquierda. En el centro, Bullrich más cerca del empresario e Ibarra más cerca del postulante de Autodeterminación y Libertad.
Quizás más acostumbrados a los debates, Ibarra, Bullrich y Zamora esperaron el comienzo del debate parados en sus respectivas posiciones. Macri, en cambio, caminó de un lado a otro hasta sentarse en una de las banquetas asignadas a los conductores del programa. En el primer corte optó por una silla que encontró entre dos paneles del decorado, pero el descanso le duró poco. “Que la gente no se oculte detrás de los bastidores”, demandaron con cierto enojo desde el control, y Macri regresó de inmediato a su posición, sin advertir que el reto era en realidad para los fotógrafos que lo habían seguido hasta ese lugar.
En su atril, mientras tanto, Bullrich acomodaba un cartel que hasta ahí sólo ella y sus asesores sabían de qué se trataba y que le haría pasar a Macri uno de los peores momentos del debate. La candidata de Unión para Recrear esperó pacientemente que el empresario repitiera su latiguillo de campaña acerca de la necesidad jerarquizar el empleo público y entonces reveló el misterio. “Yo le digo a Macri, cuando dice que quiere empleados de carrera y un Estado transparente, que mire acá”, dijo. Y mostró una foto del empresario sentado al lado del dirigente del gremio municipal Juan Ferrari. “Es un hombre de la campaña, procesado por administración fraudulenta”, agregó.
Macri no contestó, como tampoco contestó la mayoría de las graves acusaciones que le formularon. “Usted dijo que visita hospitales y distintos barrios de la ciudad. Un psicólogo le diría: usted sólo es una visita, no hace cola, no es paciente, no sufre”, lo cruzó Zamora. Macri tampoco respondió.
Quien sí entró en polémicas con Zamora fue Ibarra, con quien el candidato de Autodeterminación y Libertad se trenzó más de una vez. “Lo paro yo o lo paran ustedes”, reclamó Zamora a los conductores en uno de los puntos más álgidos de discusión sobre el final del debate. Ya antes se habían peleado por hablar y Zamora le dijo: “Monopolizar la palabra es de autoritario. Lo aprendió de La Porta que apoyó a la dictadura”. En la tribuna, el socialista no pudo contenerse: “Eso es una infamia”, gritó.Zamora le retrucó: “Parece que se vino con la barra brava.” Pero Ibarra no se quedó atrás y de inmediato le recordó que anteanoche se había “lavado las manos” al abstenerse en la votación de la nulidad de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida.
“Voy a hablar del hospital público que es una prioridad. El presupuesto alcanza. Si supiéramos administrar podríamos resolver todos los problemas. Tenemos los recursos humanos”, trató de recomponerse Macri, pero Bullrich se lo impidió: “¿Cuáles? ¿Estos?”, le preguntó, y volvió a sacar el cartel con la foto de Ferrari.
Ibarra vio que su adversario estaba contra las cuerdas y no dejó pasar la oportunidad: “Ustedes –le recriminó– hablan de las colas en los hospitales y de los adultos mayores. Y esos adultos mayores van a atenderse al hospital público porque en la era menemista quebraron el PAMI”. “Usted cerró muchas empresas y dejó gente en la calle”, se sumó Zamora. “Uh, otra vez..., yo sabía que me iban a venir con esto”, rezongó el empresario, que quiso ponerse en el papel de víctima y compensó su debilidad apelando a su club. “A mí Boca me cambió la vida”, dijo.
También Ibarra le reprochó más adelante que su grupo empresario “echó a miles de personas a la calle” y le preguntó “desde qué lugar habla cuando compartió e hizo negociados durante el gobierno de Menem”.
El bloque en el que se abordó el tema de la seguridad también dio pie a la polémica. Siempre con el mismo tono que trató de mostrar a lo largo del debate, Macri habló de la necesidad de recuperar “la libertad” y se quejó de que en la ciudad se invierten sólo 13 millones en seguridad. También afirmó que el turismo había caido como consecuencia del aumento del delito.
“No son 13 millones, sino 450 lo que se invierte entre la ciudad y la nación y este año llegamos al record de tres millones de turistas”, lo corrigió Ibarra. “No le sirve a la gente que hablemos de estadísticas cuando una chica es violada cada 48 horas”, replicó Macri en un intento por superar su error.
Pero los números volvieron a traicionarlo: en el tramo del debate dedicado a exponer las propuestas sobre empleo y producción, Macri contó que piensa generar 200 mil nuevos puestos de trabajo en los próximos cuatro años. Ibarra no sólo le recordó que al cabo del último año la desocupación en la ciudad bajó un 5 por ciento, lo cual equivale a la recuperación de 100 mil puestos de empleo, sino que también le hizo notar que algo andaba mal en sus cuentas. “En la ciudad hay 176 mil personas desocupadas o sea que va a bajar la desocupación a menos 15 por ciento”, le explicó Ibarra. Un par de minutos después le dijo que “no puede venir a hablar de empleo cuando usted firmó personalmente con (el ex intendente de Morón Juan Carlos) Rousselot el contrato de las cloacas de Morón” y lo acusó de ser un empresario “que vivió siempre a costillas del Estado”.
Lo que Macri no le perdonó a Ibarra fue que revelara que en varias ocasiones había ido a verlo a su despacho en la jefatura de gobierno para solicitarle la cesión de los terrenos de Casa Amarilla para que fueran utilizados por Boca. Macri no sólo mostró su hilacha futbolera. También su tono de Barrio Parque. “Hasta ahora –trató de frenarlo– me banqué todo, pero con eso no te podés meter, viejo.” Y Zamora, que en más de una ocasión había dicho que tanto uno como el otro eran “lo mismo” y también que Macri era “el dueño” e Ibarra “el gerente” trató de sacar ventaja de la situación: “O sea que ustedes dos se ven muy seguido, parece”.
Como siempre sucede, al término del debate en uno y otro bando se declararon ganadores. “Ibarra no hizo otra cosa que repetir todo lo que vienen diciendo de Mauricio en los últimos meses y hasta ahora no consiguieron que cayera del primer lugar en las encuestas”, evaluó uno de los hombres que acompañó a Macri.
Los ibarristas se fueron más que satisfechos y con otra impresión absolutamente diferente. “Aníbal estuvo muy bien y resulta más que claroque le ganó a Macri en todos los terrenos”, se entusiasmaron en el entorno del jefe de gobierno, donde sin embargo admitieron que “Bullrich salió muy bien parada”. Eso, de todos modos, no pareció preocuparlos demasiado, sino todo lo contrario. “Todos los votos que sume Patricia –explicaron– son votos que se le restan a Macri.”