EL PAíS › NICOLáS CICCONE ACUSó AL GOBIERNO DE “HOSTIGAR” A SU EMPRESA
Uno de los fundadores de la imprenta reiteró su versión de que se encontró dos veces con el vicepresidente y de que fue amenazado para que se desprendiera de la empresa, que es su argumento para pedir una indemnización.
› Por Raúl Kollmann e Irina Hauser
Uno de los fundadores de Ciccone Calcográfica, Nicolás Ciccone, declaró ayer como imputado ante el juez Ariel Lijo y ratificó lo que ya había dicho cuando era testigo. “Este gobierno me perjudicó, me hostigó. Primero me pidieron la quiebra y después me quitaron la empresa”, manifestó ante el magistrado, en una movida que también da sustento a su reclamo de indemnización que tramita en otro juzgado. Ciccone reiteró que se vio dos veces con el vicepresidente Amado Boudou, la primera en Telefe y la segunda en un restaurante de Puerto Madero, y que en ambos encuentros el amigo de Boudou José María Núñez Carmona le exigió la entrega del 70 por ciento de la imprenta a cambio del salvataje de la quiebra.
Nicolás Ciccone, que junto a su hermano Héctor, ya fallecido, fundó la calcográfica, hizo un largo alegato contra el gobierno kirchnerista. “Nos hostigaron, empezando por el insólito pedido de quiebra de la AFIP –sostuvo Ciccone, asistido por su abogado Maximiliano Rusconi–. No es habitual que la AFIP le pida la quiebra a una empresa privada.”
En el ente recaudador la versión es muy distinta: demostraron en el juzgado que se habían concretado unos 500 pedidos de quiebra de empresas privadas y que se trataba de una estrategia de recaudación, o sea obligar a las empresas que debían dinero de impuestos a presentar planes de pago de sus deudas. Aun así, Nicolás Ciccone argumentó que el hostigamiento partió del pedido de quiebra: “Tuvo un enorme impacto, porque empresas como la nuestra, que tratan de posicionarse a nivel internacional y que fabrican elementos fiduciarios, requieren de la confianza del propio país”. Ciccone dio a entender que el hostigamiento fue parte de un plan para quitarle la empresa. Con esa lógica es que pide una gigantesca indemnización.
El fundador de la Calcográfica ratificó su declaración de diciembre, en la que dijo que se vio dos veces con Boudou. El vicepresidente niega estos encuentros. Afirma que sí estuvo invitado a un programa de Telefe, pero que al final saludó a toda la gente que estaba, de forma protocolar, y se fue. También niega cualquier reunión con los dueños de la imprenta en I-Market de Puerto Madero. Nicolás Ciccone, en cambio, sostiene que después de la presentación en el estudio de televisión, fueron a una oficina donde Núñez Carmona los amenazó para que entreguen la imprenta. El hecho motivó declaraciones contradictorias: el yerno de Nicolás, Guillermo Reinwick, dijo que su suegro salió optimista de la supuesta reunión, mientras que Nicolás declaró que fue un encuentro durísimo, con un clima hostil y con amenazas, a pesar de que era supuestamente la primera vez que se encontraban formalmente.
Un dato llamativo es que Lijo no le mostró a Ciccone la documentación donde el fundador de la imprenta firmó una cesión de créditos en blanco para el rescate de la empresa, lo que luego le permitió a Alejandro Vandenbroele protagonizar el rescate, con dinero del financista Raúl Moneta. El magistrado tampoco tuvo en cuenta hasta ahora el acuerdo firmado por Reinwick, ante escribano, por el que Vandenbroele se ocupaba del salvataje de la imprenta y se establecía que, una vez salvada, si se le devolvía el dinero a Moneta, el ciento por ciento de las acciones volvía a los Ciccone. Reinwick argumenta que firmó porque estaba amenazado. Poco después, además, publicó una solicitada en la que decía que era el dueño de la imprenta y del fondo The Old Fund, que rescató a Ciccone. Pero insiste en que todo fue por las amenazas, aunque estuvo dos años sin denunciarlas.
La declaración de Nicolás vuelve a plantear las dos versiones que existen sobre el caso.
- El juez Lijo les cree a los Ciccone –Nicolás y Reinwick– y acepta que Boudou, Núñez Carmona y Vandenbroele amenazaron a los dueños de la calcográfica y salvaron a la imprenta para quedársela.
- Boudou afirma todo lo contrario: que a la calcográfica le decretaron la quiebra y cuando los Ciccone vieron que perdían la imprenta hicieron un acuerdo con Vandenbroele para que éste, con dinero de Moneta, la salvara. El vicepresidente sostiene que no es amigo, no conoce ni jamás habló con Vandenbroele y que no tuvo nada que ver con ninguno de los hechos o gestiones relacionadas con la imprenta: ni con la quiebra, ni con el levantamiento de la quiebra, ni con el otorgamiento de un plan de pagos, ni con la contratación de la imprenta para que fabrique billetes.
La saga continuará hoy con la declaración de quien fuera jefe de asesores de Boudou, Guido Forcieri, al que imputan de haber hecho gestiones para el levantamiento de la quiebra de Ciccone. Y mañana será el turno de Núñez Carmona.
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