Lunes, 13 de octubre de 2014 | Hoy
EL PAíS › EL CONFLICTO INTERNO QUE GENERó EN EL PRO EL ACTO DEL JEFE DE GOBIERNO PORTEñO EN LA RIOJA
La presentación de Mauricio Macri junto a Ramón Díaz, para intentar promover una candidatura a gobernador del ex director técnico de River, causó tensión en el macrismo porque implicó dejar afuera a la presidenta del PRO en La Rioja.
Por Gustavo Veiga
El show mediático de Mauricio Macri para instalar a Ramón Díaz como posible candidato a gobernador de La Rioja terminó en un papelón. El jefe de Gobierno porteño ninguneó a la presidenta del PRO local, Daniela Herrera. No la tuvo en cuenta en el acto principal donde el ex técnico de River se robó el protagonismo y hasta pifió su apellido cuando la nombró.
El hecho ocurrió así: un periodista le preguntó al ex presidente de Boca: “Hace quince días estuve con usted en la Capital Federal y le dije que había una mujer que trabajaba para usted acá. ¿Por qué no la veo sentada al lado suyo?
Macri: –¿A Daniela Herrero? (sic) Por qué, no sé, está ahí.
Herrera: –Acá estoy... Me dijeron que no me podía sentar ahí (por la mesa del Salón Talampaya del Hotel Naindo, donde estaba el DT).
Macri: –Pero bueno, no se puede ofender, hay que sumar.
El estilo menemista de recolección de voluntades políticas para su proyecto presidencial le jugó una mala pasada a Macri. Ramón, de lisonjeado y presunto candidato a gobernador, pasó a sentirse un candidato incómodo. Sin proponérselo, su presencia junto al líder del PRO desplazó de la escena a la dirigente más importante de la fuerza derechista en la provincia. Herrera insinuó que podría renunciar a su cargo partidario por el desplante. Y además confesó que posiblemente “el acompañamiento de Ramón a Mauricio haya sido mediático”.
La mutua simpatía que siempre se tributaron Macri y Díaz, a pesar de las innumerables chicanas futboleras que intercambiaban en el pasado –cuando el primero presidía a Boca y el segundo dirigía a River–, desembocó en la previsible oferta política al riojano. El líder del PRO aprendió muy bien el libreto de uno de sus referentes, también riojano. El ex presidente Carlos Menem fue un precursor en el modelaje de candidaturas deportivas. Dejó una escuela, de la cual el alumno que llegó más lejos es el actual gobernador bonaerense, Daniel Scioli. Lo transformó en diputado porteño en 1997. Y hoy es otro presidenciable.
Una diferencia sustancial es que Menem sedujo a figuras del deporte o el ambiente artístico para que lo acompañaran (Carlos Reutemann y Palito Ortega son los dos ejemplos más recordados) cuando estaba en la Casa Rosada. Su capacidad de persuasión desde el poder era mayor. El perpetrador de la candidatura de Ramón todavía se encuentra demasiado lejos de Balcarce 50. Y cree que con su sola bendición alcanza para sumar nombres que no necesiten instalarse en el electorado. Por lo pronto, Díaz le hizo un quiebre de cintura, como cuando jugaba de 9: “No sé, lo vamos a ver”, dijo en público, después del “PROpelón”, como tituló un medio riojano, o “el descuido de Macri”, como informó otro.
Sus operadores porteños pusieron dos micrófonos en la sala del hotel donde dio la conferencia de prensa. Uno para él y otro para Ramón. El técnico le pagó con creces. “Seguramente va a ser el gran presidente para 2015”, lo presentó, cual maestro de ceremonias. “Muchas gracias, Ramón”, le agradeció el candidato en campaña.
Pero la campaña “Mauricio y vos” con la que el Berlusconi criollo recorre el país se topó con una piedra en el zapato en el lugar menos pensado. Herrera había inaugurado el local del PRO en La Rioja el 15 de septiembre pasado. Estaba exultante. Venía sosteniendo que “el crecimiento de Macri en todo el país es una tendencia imposible de parar”. Hasta que su jefe se la llevó puesta. Y todo por instalar la candidatura de un símbolo de River, al que posiblemente midió en las encuestas. Aunque la vocación política de Ramón es tan poca, que ya confesó esa limitación.
No estaría mal si percibiera que una gobernación no es para él y se negara a postularse. En la mayoría de los casos, los convidados aceptaron el convite. Y parecen de amianto. La Armada Brancaleone en que se transformó el PRO es un caso piloto: el cómico santafesino Miguel Del Sel, el ex futbolista pampeano Carlos Javier Mac Allister y el ex árbitro cordobés Héctor Baldassi, los tres hoy diputados nacionales, son productos típicos de la política macrista de captar famosos. Nada original. La farandulización de la política ni siquiera es patrimonio exclusivo de la Argentina.
Herrera, molesta porque la ignoraron en su propia fuerza, igual justificó la candidatura de Díaz: “En el caso de Ramón, el partido pensó en él porque es una persona vinculada con el deporte, que dentro de su ámbito siempre mantuvo una conducta intachable y que siempre desarrolló su actividad con gran honestidad. Es una persona exitosa, entonces, ¿por qué no convocarlo? Su presencia sumaría”, comentó.
Cierta vez, allá por junio de 2010, Macri desafió a Díaz para que apostara a mano de San Lorenzo (era su técnico) el equipamiento tecnológico para una escuela. El, como jefe de Gobierno porteño, pensó con cierto desparpajo que insumos vitales como ésos podían arriesgarse en una de sus típicas apuestas. Ahora acaba de pedirle otro favor: que sea su candidato a gobernador en La Rioja.
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