Jueves, 20 de noviembre de 2014 | Hoy
EL PAíS › OPINIóN
Por Pacho O’Donnell *
La epopeya del combate de la Vuelta de Obligado y el resto de los lugares donde la armada invasora fue atacada estuvo a cargo de improvisadas fuerzas populares impulsadas por el patriotismo y el orgullo, ya que las mejores tropas, las más experimentadas y mejor armadas, permanecieron en el sitio a Montevideo a las órdenes del general Oribe cumpliendo con el objetivo de Juan Manuel de Rosas de rescatar la Banda Oriental para nuestro territorio.
Fueron criollos, gauchos, indios y mulatos, armados con anticuados cañoncitos que dispararon las pocas balas con que se contaba. Del otro lado, en cambio, los europeos respondieron con los flamantes cohetes Congreve, las bombas de fragmentación Paixhans, los cañones estriados Peysar y otras armas modernísimas de gran poder de destrucción para la época.
Pero no fueron sólo hombres los que combatieron en la Guerra del Paraná, sino también mujeres, olvidadas por el machismo de nuestra historia oficial. Me impuse rescatar los nombres de quienes no sólo se ocuparon de los heridos y de abastecer de pólvora y alimentos a los combatientes, sino que también tomaron las armas cuando sus esposos o hijos caían en Obligado, en Punta Quebracho, en Ramallo, en San Lorenzo, en Tonelero, en todos los puntos de la costa del Paraná desde donde se fue carcomiendo la hasta entonces invicta armada anglofrancesa hasta obligar a su rendición. Hasta hoy se ha podido rescatar los nombres de Josefa y María Ruiz Moreno, Rudecinda Porcel, Carolina Suárez, Francisca Nabarro, Faustina Pereira y, sobre todo, Petrona Simonino, quien se destacó por su heroísmo y sus condiciones de liderazgo. Era nacida en San Nicolás en el año 1811, casada con Juan de Dios Silva, rico hacendado de la zona, quien también intervino en la guerra como improvisado artillero.
Si el 20 de noviembre de 2011 la presidenta de la Nación, con monumento y con feriado, rindió finalmente el postergado homenaje a los hombres que escribieron esa página de gloria que San Martín describió como “la segunda guerra de Independencia”, esta vez contra Gran Bretaña, soberanía que perderíamos siete años más tarde en Caseros, hoy sumamos ese reconocimiento, aún incompleto, a las mujeres que contribuyeron decisivamente a la gloriosa defensa de nuestra patria.
* Presidente Honorario del Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Manuel Dorrego.
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