EL PAíS
› AMPLIO TRIUNFO DE LA APUESTA A LA
“TRANSVERSALIDAD” SOBRE EL APARATO JUSTICIALISTA
Rovira bajó al PJ de la mano de Kirchner
Convencido de su previsible derrota, Duhalde la había minimizado asegurando que las diferencias con Kirchner en la elección misionera se saldarían pagando un asado. El menemista Puerta, su candidato, perdió por más de 15 puntos por lo que le tocará pagar a él. Un desembolso que, a su pesar, también deberá realizar en política.
› Por Felipe Yapur
Las caras lo decían todo. El comando de campaña de Ramón Puerta era lo más parecido a un velorio. Faltaba el cuerpo. A pocos metros de allí, frente a la Casa de Gobierno, los seguidores de Carlos Rovira ya saboreaban el triunfo. El escrutinio provisorio era contundente, con el 50 por ciento de las mesas escrutadas, el oficialismo se imponía por más de 14 puntos sobre el actual senador. El mandatario reelecto estaba feliz, no sólo porque le había ganado a su archienemigo, sino porque se convertía así en el primer gobernador del proyecto de transversalidad que impulsa el presidente Néstor Kirchner, quien, eufórico, lo felicitó por teléfono. De esta forma, el patagónico se quedó con el primer round de su sorda pulseada con Eduardo Duhalde, que a la cabeza del aparato justicialista buscó frenar el proyecto oficial con su respaldo a Puerta. Fiel a su estilo, Kirchner decidió no viajar hasta la provincia y el misionero se quedó sin la foto tantas veces prometida. Pero lo entendió, el Presidente necesitaba el triunfo pero, una vez asegurado, tampoco quiso provocar al bonaerense.
Cada uno de los contrincantes permaneció encerrado en su casa tal como lo habían prometido. Puerta en Apóstoles, donde anoche los cómputos provisorios lo mostraban derrotado abrumadoramente en su propio terruño. Rovira, en tanto, permaneció en la residencia oficial. Rodeado de su familia y de sus colaboradores más estrechos, recibió los datos que arrojaban las planillas de sus fiscales. Tranquilizado por las cifras, se dedicó a mirar el partido del club de sus amores, Boca Juniors, y gritó los cuatro goles a pesar de que el derrotado era Racing, el cuadro de Kirchner, su conductor político.
Sin duda el triunfo es de Rovira. Pero también es cierto que Kirchner consiguió con su respaldo compartir el resultado y, sobre todo, reafirmar su estrategia de apoyar a candidatos que corren por fuera de la estructura del justicialismo. De la misma manera, Duhalde –que, previsor, partió raudo el sábado por la tarde– es el gran derrotado de la contienda. Puerta, mientras tanto, perdió la sonrisa que siempre lo acompaña al comprobar que se quedaba sin combustible su apetecida carrera presidencial. Sin embargo, mantendrá una buena cuota de poder en la provincia. Con el sello del PJ bajo su mano, seguirá controlando una porción importante de las intendencias y algunas de las bancas del Parlamento unicameral que tiene Misiones. Anoche, quién lo creería, peleaba la cuarta banca de diputado nacional con el radicalismo al que –según sus colaboradores– había respaldado con algo más que apoyo moral para debilitar el Frente Renovador que había conformado Rovira con buena parte de los radicales vernáculos.
Apenas se conocieron los cómputos, los roviristas no aceptaban la comparación con el triunfo de Aníbal Ibarra contra Mauricio Macri. “No es lo mismo. Es verdad que Kirchner apoyó a Ibarra y desbancó al PJ ortodoxo que se coló detrás de Macri. Pero la diferencia principal es que Rovira es el primer candidato puro de la transversalidad”, se entusiasmó uno de los principales colaboradores del gobernador electo.
Con el correr de las horas, y a pesar de la contundencia de los números, Puerta –despojado ya de su camisa roja de la suerte– se mantuvo encerrado en su casona de Apóstoles decidido a no reconocer la derrota. Ya se lo había anticipado a sus allegados, quienes decían que lo hacía por recomendación del propio Duhalde. Por si quedaran dudas sobre su intención de “embarrar” la elección, poco después de votar deslizó la posibilidad de que el recuento provisorio sea “trucho” y se apoyó en la aparición durante la mañana de una prueba del escrutinio en la página web del gobierno provincial. “Están tratando de inducir la votación”, dijo el legisladornacional. Más aún, aseguró que el conteo iba a demorar por lo menos dos días. De nada sirvieron las beneficiosas bocas de urna que le acercaba el encuestador local Alejandro Haene, quien le soplaba al oído un triunfo por diez puntos. Más sinceros, otros puertistas reconocían que la gente les mentía después de salir de votar.
La guerra de las encuestadoras no se detuvo. Una vez cerrada la elección, de uno y otro sector surgieron datos de las consultoras. Cada empresa defendía las posibilidades de su cliente. Pero no hubo caso, a poco de andar el recuento, los representantes de las que daban como ganador a Puerta decidieron desaparecer.
A diferencia de Puerta, Julio Humada, otro justicialista que corrió por fuera del partido, se comunicó con Rovira poco antes de las 22 para felicitarlo por el triunfo. El ganador no perdió tiempo y le ofreció sumarse a la experiencia que encabeza. El radicalismo también prefirió el silencio. Acostumbrados a pelear cabeza a cabeza las elecciones anteriores, esta vez se tuvo que conformar con un cómodo tercer puesto. De nada sirvió la presencia durante la semana del gobernador del Chaco, Angel Rozas, ni la del crédito local, el senador nacional Mario Losada.
Los últimos datos que arrojaba la página web del Ministerio del Interior daban cuenta de que la tendencia era ya irreversible. Con más del 50 por ciento de las mesas escrutadas, Rovira obtenía 49,10 por ciento de los sufragios contra el 33,92 por ciento que obtenía Puerta.
Al cierre de esta edición, la plaza 9 de Julio era una fiesta. Rovira se preparaba para festejar en el palco ubicado en la puerta de la “Rosadita”, donde cientos de personas lo esperaban con banderas y pancartas. Fuegos de artificio y música festiva amenizaban la espera mientras los Jóvenes K, llegados desde distintas provincias, colgaban sus banderas en el palco. Cuando hable, nadie duda que el Presidente será el centro de su discurso y que al final, como acostumbró durante toda su campaña, se despedirá con el guevarista “hasta la victoria, siempre”. Una frase que adoptó para demostrar la amplitud de su convocatoria y su carácter revolucionario, aunque “pacífico”, como se preocupó de aclarar a este diario. “Esta es una lucha contra los patrones de la provincia que la quieren mantener sobre su yugo –afirmó–, pero también para imponer un nuevo paradigma en el país.”
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