Lunes, 5 de enero de 2015 | Hoy
EL PAíS › ESTELA DE CARLOTTO HACE UN BALANCE DEL 2014 E INTERPELA A LOS ANOTADOS EN LA CARRERA PRESIDENCIAL
La presidenta de Abuelas festejó nuevamente Navidad con el arbolito y pasó el Año Nuevo con su nieto recuperado. Señaló a Página/12 que no cree que haya retrocesos “porque la sociedad está preparada para defender lo que se alcanzó”.
Por Victoria Ginzberg
En la casa de Estela de Carlotto todas las navidades se armaba el arbolito. Hasta que asesinaron a su hija Laura. Entonces, a Estela se le acabaron las ganas de festejar. Se enojó hasta con Dios. Pero su otra hija, Claudia, que tuvo seis hijos, mantuvo la tradición. Y desde hace algunos años la familia reunida en su casa escribe deseos y los coloca en el árbol. Según la costumbre familiar, estos papelitos se destruyen el 25 de diciembre, pero esta última Navidad, cuando Claudia Carlotto desempolvó los adornos, allí estaba el pedido que su madre había dejado en 2013: “Encontrar a mi nieto Guido”. Y lloró por el deseo cumplido. Estela Carlotto dice, como no podía ser de otra manera, que el 2014 fue un año “maravilloso”. Y revela que empezó el 2015 en Olavarría, junto a su nieto Ignacio Guido y parte de su familia. Y que allí le hizo entrega de la valija llena de remeras que juntó para él y por todo el mundo en 36 años de búsqueda. La tarea de Estela de Carlotto sigue, porque son muchos los nietos por encontrar. Pero además, a la presidenta de Abuelas no le pasa desapercibido que éste será un año de definiciones políticas. “Debemos pedir a los candidatos que hagan públicos sus proyectos sobre los derechos humanos del pasado y los del presente”, propone. Afirma que no cree que pueda haber un retroceso en esos temas porque “la sociedad está más que preparada para evitarlo” y que la memoria, la verdad y la justicia deben ser políticas de Estado.
–¿Cómo es el balance del año que termina, el año en que apareció Ignacio Guido?
–El balance personal que hago es que fue un año maravilloso. El año en el que encontré a mi nieto después de 36 años de buscarlo. Encontré a un ser humano maravilloso también, buena persona, sensible, totalmente dispuesto a incorporarse a su familia biológica, a su verdad, con una vocación musical espléndida. Fue un premio enorme a tanta lucha encontrarlo y, además, no tener que pasar lo que ha pasado en otros casos, que es una resistencia a la verdad, porque a veces duele y los chicos al principio no quieren saber, aunque luego cuando saben son libres. No me tocó pasarlo. Me resultó un poco difícil dividir mi rol de presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo del de abuela de mi nieto, porque tanto recuperar nietos anteriores, año tras año, ver el disfrute, el crecimiento de ellos y aconsejar a las abuelas que tengan paciencia, que tengan en cuenta los tiempos, las actitudes que hay que tener para no mortificarlos y que resuevan sus cosas... esta vez me tocó a mí tener templanza, tener ese equilibrio, que lo tengo.
–¿Pudo ceñirse al manual?
–Fui un poco contradictoria porque yo decía “ustedes no lo provoquen si él no quiere darles un abrazo” y yo quería abrazarlo. Transgredí de alguna manera suavemente esos códigos. Quiero verlo, quiero que nos conozcamos Y lo estamos haciendo. Pero yo misma me modero, soy cerebral y como yo también soy medida en mis actos de afecto, lo entiendo perfectamente. Es el primer año para brindar por la vida y para brindar con la silla que estaba vacía ya ocupada, con la familia completa y con lo que también me tocó vivir con una tranquilidad espiritual enorme pensando en Laura, la mamá. Al papá no lo conocía, ahora lo conozco y estoy orgullosa de ese papá, porque fue una persona maravillosa de la que ha heredado mucho mi nieto. Pero pienso en Laura, que es la que me empujó y sigue empujando en esta lucha tan larga, creo que ahora estará en paz, ahora me dirá “mamá, misión cumplida”. La tengo siempre a mi lado en mis pensamientos pero ahora con paz, es una cosa distinta, no angustiosa. Yo repetí una frase por el mundo que me la están haciendo recordar ahora y es que no me quería morir sin encontrar y abrazar a mi nieto. Eso se cumplió felizmente.
–¿Se cumplió el deseo que había dejado en el arbolito?
–La historia del arbolito de Navidad me dio ganas de escribir un cuentito. El arbolito de Navidad en mi casa estuvo siempre. Eramos una familia de clase media, era un arbolito humilde, chiquito, que adornaba yo con mi mamá y mi hermano, con cositas hechas por nosotros, lo que se usaba antes. Cuando tuve mis hijos, lo armábamos con ellos. Una vez se me incendió uno porque eran con velas, eran como broches en los que se calzaba una vela y en la Nochebuena se prendían todas las velitas. Pero desde que mataron a Laura no lo quise hacer más, no tuve ganas. Me enojé con Dios, era como que me había defraudado. Después me amigué.... Pero no tenía ganas de la alegría de tener una arbolito, sentía que no me iba a representar nada. Pero mi hija Claudia, que tiene seis hijos, año tras año armaba el arbolito. Hace unos años dijo “vamos a ponerle unos deseos al arbolito” y cada uno puso los deseos personales. Y empezamos a ver que fulano, que puso el papelito, consiguió la casa y tal otro consiguió trabajo y aquélla el amor. Yo, a lo mejor, lo puse otros años entre otros pedidos, pero el año pasado mi papelito decía “encontrar a mi nieto Guido”. Claudia después de la Navidad destruye los papelitos, pero este año, cuando va a armar el arbolito encontró el mío. Lo guardó sin darse cuenta y apareció abierto. Y cuando ella lee “Encontrar a mi nieto Guido” se puso a llorar. Ese arbolito es el símbolo de una respuesta de quien en algún momento me dio un gran dolor, la vida. Yo soy católica y es como que la vida me devuelve la felicidad simbólica con este arbolito de Navidad.
–Y en 2014, ¿cuál fue el deseo?
–Para una nieta que quiero que Dios la bendiga también. Todos tienen necesidades pero lo que ella pide, lo que quiere, es vital.
–Pero Ignacio Guido no vino solo ni porque sí, hay un trabajo atrás de las Abuelas de muchos años.
–Claro. Ahora viene la otra parte, la institucional. Es un milagro que una señoras que no nos conocíamos y éramos distintas unas de otras sigamos juntas, formando una fraternidad indisoluble para buscar a los nietos de todas. Nadie busca su nieto, sino a los nietos de todos. Esa consigna fue muy de adentro del corazón, sin egoísmos. Si hubiera buscado sola no hubiera encontrado nada, estaría destruida. Muchas compañeras se nos enferman, cada vez somos menos, pero todas ellas son el sostén de esta institución, que tiene normas que han sido mantenidas en estos 37 años de lucha como consignas plenas: son la verdad, la constancia, el amor, la perseverancia, la paciencia y sin odios, acá no manejamos sentimientos oscuros. Por eso cuando encontramos un nieto es una fiesta y si podemos festejar por otras cosas también lo hacemos. La casa de Abuelas no es una oficina, entrás y vas a la oficina a tomar mate, es una cosa muy de mujeres. Y estamos unidas. Esta situación también es un milagro y gracias a esto encontramos a los nietos. También hemos tenido mucha ayuda nacional e internacional.
–¿Pero esta vez lo personal no se mezcla con lo institucional? Porque fue un año de muchas consultas para Abuelas a raíz de la difusión y el impacto que causó el hallazgo de Ignacio Guido.
–Este año resolvimos siete casos. Tres de ellos no llegaron a término, mataron a las mamás antes de que nacieran los bebés. Las secuestraron, las torturaron y las asesinaron. Los niños no nacieron, pero los estábamos buscando. Ahora hay familias que no esperan. Y hemos encontrado cuatro nietos, que son cuatro personajes maravillosos, de Abuelas muy allegadas a la institución, fundadoras de la institución. Fue un año bueno. Y nos preparamos para seguir. Sabemos que para nosotras el tramo es corto, pero estamos preparadas para el relevo. Ya están incorporados en la Comisión Directiva nietos, un papá, Abel Madariaga. Ahora cuando nos llaman y una Abuela no puede ir, va un nieto.
–¿Y cuáles son los objetivos y deseos para este año, además del obvio de encontrar más nietos?
–Continuar la tarea institucional con nuevas estrategias. Si nos preguntan qué pensamos hacer, siempre contesto que no se sabe qué más vamos a hacer, porque viene alguien y propone algo creativo que puede impulsar el encuentro y ahí vamos. No tenemos un proyecto o un plan como si fuéramos una fábrica, hacemos lo que hay que hacer oportunamente y cuando se brinda la situación. Seguir buscando. Pero también somos ciudadanas de este país y queremos sostener la democracia desde ese lugar en el que estamos.
–Justamente el año que viene es electoral y ha empezado a aparecer el tema de los derechos humanos en declaraciones de distintos candidatos...
–Los organismos que siempre trabajamos juntos, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas e Hijos, deberíamos pedir a los candidatos que nos muestren, que hagan público, su proyecto sobre los derechos humanos del pasado y los derechos humanos del presente que están violentados, no porque ahora el Estado lo propicie, sino como una situación emergente de malos gobiernos o de la dictadura. Ya están largando algunas frases lapidarias, primero que hay curros, y lo generalizan y así nos involucran a todos y nos ofenden a todos. También dicen que hay que mirar para adelante, que basta con el pasado, “estoy harto de hablar de la dictadura”, dicen los periodistas que comparten esos criterios con esos políticos. Debe ser parte de una política institucional democrática, no partidaria, porque queremos saber y que el pueblo sepa. Hay que pedir que hagan público sus proyectos sobre los derechos humanos violentados por la dictadura cívico-militar y lo que hoy en día se siguen cometiendo cuando una persona no tiene trabajo, no tiene casa y sus hijos se enferman y no tienen atención médica o niños que todavía pasan hambre. Que digan si quieren enriquecer a los más ricos o repartir con los que menos tienen.
–¿Piensa que puede haber un retroceso en este tema?
–No creo que haya un retroceso. Creo que la sociedad está más que preparada para evitarlo. Esté el gobierno que esté, este tema tiene que continuar, no se puede volver para atrás, debe ser política de Estado y debe haber un compromiso en el proceso de la verdad, la memoria y la justicia.
–¿Hay sectores que separan “los derechos humanos del pasado”, los juicios a los represores, de los derechos económicos y sociales, como si hubiera que optar por una cosa o la otra?
–En la violación a los derechos humanos no hay opción. Es una mala intención manifiesta. No se puede separar una historia de terror de la que todos fuimos víctimas, aunque muchos no lo cuentan por miedo o pudor. Ahora estamos liberándonos de esa clausura de la memoria que han pretendido y hay gente que recién está reconociendo y diciendo cosas. Como maestra que fui, digo que hay que alentar a que se escriban todas las páginas de los libros, toda la historia. En los libros con los que yo enseñaba había cosas de las que no se hablaba: dictadores, golpes de Estado, opresión. Ahora estamos aprendiendo a mirar las cosas en un siglo nuevo en un mundo nuevo.
–Pero algunos candidatos parecen decir que hacer los juicios a los represores implica no ocuparse de “los derechos humanos del presente”.
–Entonces no viven en la Argentina. Si uno no se da cuenta que para el Día del Niño están los negocios llenos, si no se dan cuenta que bajó la tasa de desocupación, que se hizo la ayuda familiar para que quienes no tiene trabajo puedan tener un ingreso, que se dan posibilidades para que la gente tenga su techo, eso son derechos humanos que se van paleando. El Estado está haciendo un esfuerzo en ese sentido y lo anuncia, pero en los diarios monopólicos no sale.
–¿Hay sectores incómodos con los juicios sobre la dictadura porque se indaga ahora a los responsables civiles?
–Sin duda. Hay empresarios y empresas que están siendo denunciados por la entrega de obreros y por abrir la puerta para la represión y por la delación. No es lo mismo el que tiene muertes directas en su conciencia, como Adolfo Scilingo, que confesó haber matado treinta personas, y tiene sus manos manchadas de sangre. Pero debe haber condenas y si no alcanza para condenas judiciales puede haber condena social. Cuando voy a un pueblo chico, además de hablar sobre los desaparecidos, les digo que reconstruyan la identidad del lugar para poder separar el que fue bueno del que fue malo. Hay que escribir la historia, sin venganzas ni odios, pero hay que saber quién es quién. Porque si no las estatuas de Roca van a seguir estando en cada ciudad como si hubiera sido un héroe.
–¿Cree que todos los candidatos del Frente para la Victoria van a continuar con las políticas de derechos humanos?
–Sí. Creo que los que se están postulando por ahora están compenetrados con este tema. Lo harán a su manera, porque Néstor hay uno solo y Cristina también. Y pueden pasar cuatro años y que vuelva la Presidenta, podría ser. Yo no entiendo mucho de esto, pero podría ser...
–De los candidatos de los otros partidos, ¿alguno le genera más desconfianza que otro?
–Más desconfianza que (Mauricio) Macri me da (Sergio) Massa. Porque Macri siempre fue así, nunca fingió, en cambio Massa fue un corderito y terminó siendo lobo. Fue abierto con nosotros cuando era intendente y era parte del gobierno de Néstor y Cristina. Pero después se acabó. Uno se pregunta entonces qué pasó ¿fingió antes o ahora se vendió?, ¿qué pasa que cambió 180 grados?
–¿Cómo se imagina la relación con las Abuelas si alguno de ellos es Presidente?
–Nosotras somos súper respetuosas de la legalidad, sea quien fuere el gobierno, intendente, gobernador. Si somos convocadas vamos, siempre que sea por algo vinculado a los derechos humanos, se entiende. Si se abre alguna puerta no la cerramos. El diálogo tiene que existir porque convivimos en una patria y no somos enemigos, podemos ser contendientes políticos en todo caso, podemos pensar de distintas maneras, pero la legalidad y el respeto al voto popular está sobre todo.
–Algunos se asombraron porque saludó a Menem en el Senado la semana pasada.
–¡Me vino él a saludar! Y yo soy muy educada. Me encontré con un ancianísimo. Yo soy una ciudadana. El me recibió cuando lo pedimos. Hizo mucho malo, pero en su gobierno se creó la Conadi (Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad) y Alicia Pierini levantó la Secretaría de Derechos Humanos. Si él cometió delitos está la Justicia investigando, tiene algunos juicios. Yo no simpatizo con él. La gran traición fue el indulto. Cuando los organismos de derechos humanos nos reunimos con él para que no indulte, dijo que iba a hacer lo mejor para el pueblo. Y los liberó a todos, cerró el círculo de impunidad. El es parlamentario y si está ahí, lo eligieron. A un Menéndez, a un Bignone, yo no saludo, ahí hay todo horror y muerte.
–¿Cómo es ahora la relación institucional con la Ciudad?
–Estamos viendo el traspaso definitivo del Banco Nacional de Datos Genéticos al lugar que por ley hace tiempo tendría que haber estado. Se hizo un concurso, está todo en orden. Todas las personas del Banco que quieran seguir van a ser asimiladas, no pierden el empleo; los otros quedarán en el hospital. Nada se pierde. Hay voces lamentables que hablan de que se van a perder cosas. Como si las Abuelas fuéramos taradas y quisiéramos perjudicar el encuentro... si estamos dando la vida para encontrar a los nietos de la mejor manera, ¿cómo vamos a permitir que el Banco entre en dudas? Es gente mala esa.
–¿Cuál es su postura sobre las denuncias al jefe del Ejército, César Milani?
–Está actuando la Justicia. Todos lo que tengan cosas que denunciar que lo hagan. Hay que esperar. Pero no lo vamos a condenar si la Justicia no lo hace.
–Pero hay casos en que más allá de la decisión judicial hay un repudio o pedido de condena.
–Acá se trata de una persona que ascendió y no fue impugnada en ese momento. Pero si ahora se descubre que hay culpabilidad nadie lo va a defender desde los derechos humanos. No lo defendemos a él sino a la legalidad.
–Estuvo con el Papa, ¿están esperando que se abran los archivos, ya están trabajando en eso?
–Ya estamos trabajando. Con (el presidente de la Conferencia Episcopal, José María) Arancedo y su gente. Cuando fui con mis nietos a Roma no hablé con el Papa de eso porque fui como abuela de un nieto que él quiso conocer. No fui institucionalmente. Pero el tema está activo. Hemos recibido informaciones de la Iglesia y se están buscando archivos. Ha salido del Vaticano esta resolución acerca de que si hay argumentos,se pueden pedir desarchivos, pero hay que fundamentarlo y hay que hacerlo a través de la Justicia.
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