EL PAíS
“Ya es hora de que haya mujeres en la Corte”, dijo Carmen Argibay
La penalista, principal candidata del Presidente, dijo que “es un orgullo” para ella. Pero aclaró que tiene un compromiso de seguir integrando el Tribunal Internacional de La Haya.
”No es nada despreciable que se mencione mi nombre”, dijo ayer la penalista Carmen Argibay, que sería la principal candidata del presidente Néstor Kirchner para ocupar el lugar que quedará vacío en la Corte Suprema una vez que se vaya Eduardo Moliné O’Connor. De todos modos, relativizó: “De allí a que suceda, se verá”. Argibay fue jueza y ahora integra el Tribunal Penal Internacional (TPI) de La Haya, donde participa en el proceso en el que se juzgan los crímenes de guerra del régimen yugoslavo de Slobodan Milosevic, hoy detenido.
“Tienen que entrar muchas mujeres, ya es hora de que haya mujeres en la Corte Suprema”, alentó Argibay, en declaraciones a las radios Mitre y Continental. Página/12 informó ayer que la prestigiosa jurista estaría a la cabeza en el listado de posibles juezas que analiza el Gobierno para completar el máximo tribunal luego de que se concrete la destitución del supremo tenista. “Sé que se menciona mi nombre”, comentó ella. “Es un orgullo”, agregó, aunque aclaró que considera que tiene “un compromiso que terminar, que es el juicio que estoy haciendo ahora”, en alusión al tribunal constituido para juzgar los crímenes de lesa humanidad cometidos en durante la guerra de los Balcanes entre 1992 y 1996.
“Mi posición mental es que tengo que cumplir, hasta que no termine con eso no pienso en otras cosas”, señaló Argibay. En enero se cumplirá un año desde que asumió en ese cargo –para el que fue aceptada por 126 países, 30 más de los requeridos–, cuya duración es de cuatro. En el Gobierno creen que por la importancia del puesto para el que sería convocada, en la ONU no pondrían reparos a que en su lugar en el TPI quede otro jurista.
Argibay se reivindica como una “garantista” y critica los cuestionamientos a esa línea jurídica por la que fue atacado Eugenio Raúl Zaffaroni, ubicado ahora a un paso de convertirse en juez de la Corte. “Si me quieren poner ese cartel lo recibo con mucha alegría y con mucho amor. Las garantías son constitucionales y los jueces juramos defender la Constitución. Es un honor que me llamen garantista, por más que le quieran dar un sentido peyorativo”, dijo.
De 63 años, Argibay comenzó su carrera en los tribunales en 1959, fue secretaria de juzgados y estuvo detenida nueve meses durante la dictadura. Sufrió un preinfarto y recuperó la libertad. Con la democracia volvió a la Justicia. Fue jueza, camarista, y en 1992 pidió integrar un tribunal oral. Presidió la Asociación Mundial de Mujeres Jueces, con sede en Washington.
Su posible desembarco en la Corte implicaría un rotundo cambio de aire. Aunque las transformaciones ya se respiran en tribunales. Moliné O’Connor no estará en la reunión plenaria de hoy de los supremos. La decisión del oficialismo de que su reemplazante será una mujer fue anticipada por este diario en agosto. Mientras la situación de Argibay está bajo signo de preguntas, siguen circulando otros nombres, aunque con menos fuerza, como el de la jueza de la Corte bonaerense Hilda Kogan –impulsada por el ex presidente Eduardo Duhalde–, la camarista civil Elena Highton de Nolasco, la cordobesa Berta Kaller de Orchansky y la mendocina Aída Kemelmajer de Carlucci.