Jueves, 18 de junio de 2015 | Hoy
EL PAíS › SERGIO MASSA Y JOSé MANUEL DE LA SOTA BUSCARON REAVIVAR SUS CANDIDATURAS CON UN DEBATE
El cordobés desempolvó el pasado kirchnerista del diputado nacional y lo acusó de “perjudicar a los jubilados”. El ex intendente de Tigre habló contra los “jueces sacapresos” y acusó al gobernador de ser de la “vieja política”.
Por Miguel Jorquera
No fue tan cordial como esperaban. El primer debate entre el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, y el gobernador cordobés, José Manuel de la Sota, por la candidatura presidencial de la Unión por una Nueva Alternativa (UNA) arrancó con saludos, abrazos y poses para los fotógrafos, pero terminó con acusaciones cruzadas y chicanas filosas en el que cada uno hizo su juego. De la Sota buscó ganar el debate, desempolvó el reciente pasado kirchnerista del diputado nacional, lo acusó de dirigir la Anses que cortó los recursos que “perjudicaron a los jubilados cordobeses”, puso en dudas sus propuestas por “inconsistentes” y marcó diferencias de experiencias de gestión al señalar que “mientras Massa habla, yo gobierno una provincia”. Massa usó el espacio para difundir sus propuestas, pero tampoco se guardó las críticas para el cordobés, vinculó las “chicanas” de su socio a “la vieja política”, señaló con el mismo sentido “a los que hace 30 años” que compiten en política y se presentan como “candidatos nuevos”, además de marcar los negativos números económicos y de seguridad en la provincia mediterránea y los acusó de proponer “endeudar nuevamente” a la Argentina. Cuando se apagaron las luces y cámaras de la TV, los candidatos recurrieron a bromas para reafirmar que seguirán juntos.
El cierre del debate, la nube de asesores de uno y otro precandidato sacaba conclusiones. Nadie se adjudicó una victoria sobre el otro, y se reconocían aciertos y errores. En el entorno del cordobés se jactaban de que el debate había sido “entretenido” para señalar que habían puesto en aprietos a Massa y se lamentaban cuando De la Sota desaprovechó una pregunta que no formuló para continuar en la misma línea. En el rincón de Massa señalaban que su candidato había expuesto sus propuestas, que dejó descolocado a su contrincante al criticar su iniciativa de endeudamiento externo, pero ponían en dudas si el ex intendente de Tigre no tenía que haber puesto un freno más tajante a las acusaciones de su socio político.
El lugar elegido fue el set de la señal de noticias TN y en programa A Dos Voces. Massa llegó con su esposa, Malena Galmarini, y su grupo de asesores. En la tribuna se ubicaron sus referentes económicos Marco Lavagna, Ricardo Delgado y Aldo Pignanelli, el social Daniel Arroyo, de internacionales Roberto García Moritan y su socio político Mario Meoni, entre otros. En la otra tribuna más pequeña, estaban los cordobeses: la actual pareja del gobernador, Adriana Nazario, sus hijas Candelaria y Natalia de la Sota, sus ministros Manuel Calvo y Julián López, y uno de sus principales armadores políticos, Carlos Caserio, junto a otros.
Ambos estaban ansiosos. Massa –de traje negro y corbata al tono– golpeaba nervioso sus tacos. De la Sota –traje azul y corbata bordó– restregaba las manos. El debate arrancó con sus propuestas, que no se diferenciaron de sus propios spots publicitarios. Massa habló de la mano dura contra los “jueces sacapresos” y prometió “la imprescritibilidad para los delitos de corrupción”, “perpetua para los narcotraficantes” y una condena “igual al homicidio para los violadores”. De la Sota prometió “bajar impuestos” y el “82 por ciento para los jubilados” y “sacar la política del Consejo de la Magistratura para conseguir una Justicia independiente”.
A la hora de las preguntas, Massa mostró la estrategia de discutir sobre sus propuestas y le preguntó al cordobés si compartía el endurecimiento de penas. “Pena de muerte, prisión perpetua, suena muy publicitario”, contestó De la Sota y propuso “modificar las prisiones preventivas” impuestas por “jueces garantistas como (Raúl) Zaffaroni” y la extensión de los juicios por jurado que existen en Córdoba.
Y llegó la primera estocada. “¿Que hizo usted para acabar los privilegios de la política cuando fue jefe de Gabinete? Porque ha sido parte de un gobierno sumamente acusado”, preguntó De la Sota. “Tuve el coraje de enfrentarlo, irme y ganarle las elecciones”, respondió Massa, incómodo, y completó que “tirarnos el coche encima es una trampa de la vieja política”. “¿Qué hizo usted por la transparencia en un municipio como San Isidro?”, volvió a la carga De la Sota. “Yo fui intendente de Tigre”, respondió Massa con satisfacción por el error del adversario. El corte publicitario sonó como la campana de la finalización de un round y los asesores corrieron al rincón de sus pupilos.
De vuelta sobre la lona, Massa pegó sobre el flanco débil de su rival, el económico. Lo acusó de promover el ajuste y el endeudamiento externo y cargó contra la “presión impositiva y tributaria” de Córdoba. En su afán por defenderse, el cordobés se olvidó de hacer su pregunta. Massa lo festejó. De la Sota sostuvo que la política de shock que propone Massa para eliminar el cepo cambiario sería de un impacto negativo para la economía: “Preferimos la gradualidad”, sentenció antes de acusarlo “defender la 125” mientras él estaba junto a los productores agropecuarios que se oponían. Massa se defendió a medias y lo acusó de “chicanearlo”.
En el medio hubo preguntas de periodistas invitados, algunas con más opinión propia que contexto. Al final les preguntaron a los candidatos si continuarían juntos. “No hubo agravios, tenemos diferencias y las expresamos”, dijo De la Sota. “Somos como los matrimonios, discutimos en la mesa, pero después nos vamos juntos”, pretendió distender Massa. Aún restan cinco debates programados.
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