Mié 12.11.2003

EL PAíS  › MOLINE SE RETIRO OFENDIDO DE LA COMISION DE JUICIO POLITICO

Cerca de declararlo en rebeldía

El cortesano y sus defensores se fueron de la sala donde se presentaban los testigos del juicio político en su contra, diciendo que no se les permitía su defensa. Algunos senadores quieren declararlo rebelde. Podría ser destituido antes del 10 de diciembre. Fayt se quiere quedar hasta Navidad.

Por Felipe Yapur y Eduardo Tagliaferro

Al retirarse junto con su defensa de la audiencia que se desarrollaba en la Comisión de Asuntos Constitucionales, Eduardo Moliné O’Connor recurrió a una medida desesperada: quemó las naves. “Me siento ofendido. Siento limitada mi capacidad de expresión”, se quejó luego de media hora de discurso, en un tono desesperado, el nuevo defensor del cortesano, Juan Manuel Aráuz Castex. “Esto es una parodia de juicio político”, fue lo último que se le escuchó decir a Gregorio Badeni. Como quien tiene estudiada la maniobra, de uno en uno se fueron retirando todos los que acompañaban a Moliné. Primero salieron su esposa y su hija, luego su hijo, el propio magistrado y por último sus defensores. Indignados por la movida, a la que el riojano Jorge Yoma no dudó en calificarla como una “patoteada”, varios senadores discutían sobre la posibilidad de presentar una denuncia penal contra los defensores por intentar obstaculizar la marcha del proceso. Medida que la comisión discutirá el próximo martes cuando se analicen todas las recusaciones y objeciones planteadas por la defensa. “En Francia a Alfredo Astiz lo juzgaron en rebeldía”, dijo un miembro de la comisión cuando este diario le preguntó por el pedido del diputado de la comisión acusadora, el tucumano Ricardo Falú, que pidió declarar “en rebeldía” al magistrado.
Circo Beat
La titular de la Comisión de Asuntos Constitucionales se aprestaba a tomarle juramento al fiscal de control administrativo de la Oficina Anticorrupción, Manuel Garrido, el primero de los cinco testigos que se esperaba escuchar en la última de las audiencias aprobadas por la Cámara alta, cuando Badeni pidió la palabra. No se esforzó por ser original. “Reitero que nuestra presencia no implica convalidar lo actuado en esta comisión”, dijo el abogado. El mismo argumento ya lo había utilizado en la audiencia anterior. Luego volvió sobre las recusaciones. Afirmó que había nueve impugnaciones a distintos senadores. Recordó que existía una sobre la titular de la comisión, la santacruceña Cristina Fernández de Kirchner, y dijo que también había una denuncia penal por supuestos dichos del sanjuanino José Luis Gioja. Lo nuevo de Badeni fue la recusación de la riojana Ada Maza, por haber acompañado con su voto la suspensión de Moliné. Para el letrado, la riojana votó de esta manera como contraprestación por los subsidios que el gobierno central remitió a su provincia. Caminando por los bordes, Badeni habló de un supuesto diálogo ocurrido entre Gioja y Barrionuevo, y hablando de Cristina Kirchner la definió como “la jefa del senador Gioja”.
El resfrío le impidió seguir con sus argumentos y si algunos creían que eso los pondría a salvo de la andanada de los defensores del juez de la Corte, no contaban con la presencia de Aráuz Castex. Todo transcurría con la presencia del testigo en la sala y con la llamativa tranquilidad de la santacruceña.
El nuevo abogado subió su tono y fue varios pasos más allá. Criticó los tiempos del tribunal, a la santacruceña, pidió que las recusaciones sean resueltas por el plenario del cuerpo y pidió la suspensión de la audiencia. “La comisión no va a aceptar maniobras, Badeni”, respondió Kirchner, luego de preguntarle a la defensa en cuatro ocasiones si no tenía más nada que decir. “Perdón, Falú, no necesito defensores”, interrumpió la senadora cuando el diputado de la comisión acusadora objetaba las afirmaciones de Badeni.
“Tengo más cosas que decir”, gritaba Aráuz Castex. “Respeten el tribunal, no vengan a patotear a las instituciones. Se están comportando como verdaderos patoteros. Así no se hace una defensa”, intervino Yoma. A esa altura las voces discurrían por decibeles más altos que loshabituales. La porteña Vilma Ibarra criticó a los defensores por recurrir con insistencia a los planteos in voce. Clara chicana con la que intentaron suspender la última de las audiencias del juicio político. Fue el riojano Eduardo Menem quien se hizo eco de los dichos de la defensa de Moliné al decir que “podía haber nulidades si no se resolvían los pedidos de la defensa”.
Se votó a mano alzada y cuando la santacruceña se aprestaba a tomarle juramento a Garrido, Badeni volvió a la carga:
–Tengo un particular respeto por usted –arrancó el defensor que entre sus pares es reconocido como especialista en derecho constitucional.
–No se nota –interrumpió Kirch-ner.
–Tengo respeto por usted como senadora, como mujer, como esposa del Presidente –continuó Badeni para dejar sentada su queja.
Había concluido el acto. “La defensa ha sido expulsada”, arengaba Castex, mientras los restantes defensores hablaban con la prensa en los pasillos del Senado. “En una asamblea metalúrgica no les hubiera ido tan bien”, comentó a este diario uno de los miembros de la Cámara alta que continuaba en la audiencia. El ruido todavía continuaba, cuando formalmente comenzó la indagatoria al primer testigo.
Rebelde Way
“De acuerdo con el artículo 18 del reglamento, peticiono que el proceso prosiga declarando en rebeldía al acusado. A un ciudadano común le hubiera correspondido ser detenido”, sostuvo Falú, al pedir a los miembros del tribunal una sanción disciplinaria a quienes habían protagonizado la bochornosa retirada.
“Aquí no hay ninguna rebeldía”, respondió Menem. “Se habrán sentido ofendidos”, sostuvo el riojano intentando interpretar a los defensores de Moliné. A esa altura, Menem copió los tics de la defensa y dijo que “su presencia en la reunión de la comisión no significaba avalar las nulidades que pudieran sobrevenir”. Nadie le contestó. Finalizada la audiencia, cuando este diario le preguntó a un prominente senador de la comisión quién podría hacer las veces de defensor oficial de Moliné si es que se lo declaraba en rebeldía, con su mejor sonrisa, contestó: “Eduardo Menem”.
El testimonio más importante fue el de Garrido. “De la lectura del expediente tengo entendido que la renuncia de Meller a sus acreencias fue total”, respondió el futuro fiscal nacional de Investigaciones Administrativas, cuando la salteña Sonia Escudero pretendía dejar sobrevolando la duda que conlleva la presencia de dictámenes contradictorios. “Esa hipótesis no fue corroborada”, le respondió Garrido a Falú, cuando éste le preguntó por el resultado que había deparado la investigación de un anónimo recibido por el ex síndico general de la Nación, Rafael Bielsa, según el cual de los 28 millones que ENTel. debería pagarle a Meller S.A., ocho le corresponderían a María Julia Alsogaray, a la sazón liquidadora de la empresa estatal.
Finalizada la audiencia, el diputado Falú no podía disimular su satisfacción: “Lo que realizó la defensa de Moliné fue un simple golpe de efecto y nada más”. Incluso sostuvo que si con esta medida pretendía conseguir elementos para una futura presentación ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el legislador sostuvo que “jamás prosperará porque Moliné enfrentó un proceso absolutamente transparente. En definitiva, lo que aquí se vivió fue lo más parecido a tirar la toalla, propio de alguien que se sabe sin salida”.
Efectivamente el supremo se sabe sin salida. Todo indica que tal como adelantó este diario, antes del 10 de diciembre –día en el que se renueva un tercio del Senado– Moliné será destituido. Quizá ocurra una semana antes.

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