EL PAíS
› DOCUMENTO DE LA ASAMBLEA EPISCOPAL
La familia muy unita
Los obispos difundirán hoy un documento alertando sobre los riesgos en los que está “la célula básica de la sociedad”. Están elaborando otro texto que previene sobre la integración acrítica al ALCA.
› Por Washington Uranga
Los obispos católicos argentinos concluirán hoy su segunda asamblea plenaria del año que se celebra desde el lunes pasado en San Miguel (provincia de Buenos Aires), difundiendo una declaración sobre la situación de la familia, la problemática detectada en torno del tema y las recomendaciones que la Iglesia Católica hace al respecto. El texto –de apenas una carilla– insistirá en la visión ya conocida que destaca a la familia como “célula básica de la sociedad”, reconociendo la situación de crisis que atraviesa la institución y ratificando la decisión del Episcopado de darle al tema “un lugar significativo” en el trabajo habitual de la Iglesia. Los aspectos principales de la reflexión episcopal sobre la familia fueron adelantados por el presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Familiar y arzobispo de Córdoba, Carlos Ñañez, en un encuentro informal que mantuvo ayer con algunos periodistas.
Fuentes eclesiásticas señalaron también que en otra declaración, que se difundirá en los primeros días de la semana próxima, el Episcopado católico dará a conocer su posición sobre el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Si bien el texto final de esta declaración se estaba trabajando hasta último momento, se conoció que en términos generales los obispos se inclinarán por realizar una advertencia acerca de los riesgos que puede traer para el país la adhesión al ALCA si no se toman recaudos de tipo político, económico y social.
Del encuentro con los periodistas participaron además de Ñañez, el arzobispo emérito de Mendoza, Cándido Rubiolo; el obispo de Venado Tuerto, Gustavo Help; el obispo de Concordia, Héctor Cardelli; el obispo auxiliar de Buenos Aires, Horacio Benítez Astoul, y el matrimonio integrado por Juan y Rosita León, a cargo de la Secretaría Ejecutiva de la Comisión de Pastoral Familiar.
Los obispos admitieron que la Iglesia necesita dedicar esfuerzos a la familia, incluso saliendo al encuentro de aquellos creyentes que han conformado uniones matrimoniales sin estar de acuerdo con las normas de la Iglesia. Admitieron los obispos que respecto de estas personas “se hacen cosas, el camino está abierto pero no tiene la dimensión y la amplitud que se necesitaría”. En este sentido se reconoció también que en cuanto al tema familia, “la Iglesia procedió con lentitud”.
Ante una pregunta, el obispo Help señaló que “suena un poco raro” que una ley se denomine de “salud reproductiva”, porque “se habla de salud cuando pareciera que es insalubre tener hijos, y de reproductiva cuando el hombre, por naturaleza, es procreador y no reproductor”. Ñañez subrayó que “para la Iglesia es importante la educación para el amor y no sólo el control de la natalidad” y sostuvo que la problemática actual de la familia “hay que enmarcarla en la crisis de la cultura y de la civilización”.
Juan León sostuvo que la Iglesia tiene que “aunar esfuerzos hoy dispersos” en materia de atención a la familia y, en su diagnóstico, indicó que se han producido cuatro tipos de rupturas: “en los setenta, entre sexo y amor; en los ochenta, entre sexo y procreación; en los noventa, entre sexo y naturaleza y, en los últimos años, entre sexo y persona”.