EL PAíS › IBARRA DIJO QUE ESTARA A LA ALTURA DEL DESAFIO
“Esta es nuestra oportunidad”
Por Santiago Rodríguez
“Compartimos el enorme desafío y el privilegio de conducir la reconstrucción social, política y económica en la ciudad más importante del país. Lo haremos bajo el signo de la integración”, prometió ayer Aníbal Ibarra al jurar nuevamente como jefe de Gobierno porteño. Ibarra –que después de cumplir ese trámite puso en funciones a quienes lo acompañarán en su gabinete– destacó que la crisis que condicionó su primera gestión ha sido superada y que ahora están dadas las condiciones para encarar las obras que quedaron postergadas. “Esta es nuestra oportunidad. Demostraremos que estamos a la altura del desafío”, aseguró.
El clima de la jura de Ibarra no fue ni por asomo el del día que tomó por primera vez posesión del cargo de jefe de Gobierno. Esta vez no hubo mayores festejos y casi nada de la algarabía que dominó su llegada a la jefatura de la ciudad, el 6 de agosto de 2000. El más exultante fue Jorge Telerman: el vicejefe de Gobierno tiró besos a la distancia a los conocidos que se acercaron a la Legislatura para ver su juramento.
“Es el cargo más enaltecedor que he tenido y el más enaltecedor que seguramente tendré”, explicó después Telerman en la Jefatura de Gobierno al momento de asumir. Detrás suyo, entre los invitados, estaba parado el jefe de Gabinete nacional, Alberto Fernández. Aunque lo niegan, a ninguno de los dos le disgustaría suceder a Ibarra en el 2007.
Ibarra juró por “la Patria, mi honor, la Constitución nacional y la Constitución de la ciudad” y Telerman, por “Dios, la Patria y el pueblo de la ciudad”. Al ver al ex jefe de Gobierno Enrique Olivera sentado en una primera fila frente a los legisladores más de uno bromeó: “¿Y De la Rúa no vino?”. En la ceremonia estuvo también el ex intendente Facundo Suárez Lastra, así como la alcaldesa de San Pablo, Marta Suplicy, y sus colegas de Montevideo, Mariano Arana, y de Asunción, Enrique Riera.
Salvo algunos –como la de Iz-quierda Unida Vilma Ripoll, quien se retiró del recinto–, la mayoría de los legisladores se quedó en sus bancas para escuchar a Ibarra, aunque su discurso no desató pasiones. La evaluación que hicieron después en las distintas bancadas es la que suelen hacer en estos casos: para los ibarristas el discurso fue bueno, mientras que para la oposición resultó “previsible”. Aun cuando son sus aliados, los más críticos resultaron ser los kirchneristas, quienes consideran que el jefe de Gobierno no hizo lo suficiente para colocar a Miguel Talento en la vicepresidencia primera de la Legislatura porque prefería en ese lugar al macrista Santiago De Estrada. “Los discursos de Aníbal –remarcó uno de ellos– siempre fueron malos, pero éste fue el peor.”
Lo que Ibarra dijo en la Legislatura después de jurar no fue muy distinto a lo que decía en la campaña electoral. De entrada, reivindicó “la defensa de lo público, el rol del Estado en las políticas implementadas en educación, en salud, en desarrollo social y en cultura” durante su primer mandato. Y después, como en los días de su duelo con Mauricio Macri, recordó que frente a la crisis “debimos apostar todas las energías a reducir daños, a impedir la caída, a limitar las heridas”.
Si bien en varias oportunidades recordó cómo gobernó en medio del derrumbe económico e institucional del país, Ibarra destacó que “lo peor de la crisis quedó atrás” y “estamos entrando a una nueva etapa de despegue en Argentina y Buenos Aires” a raíz “de los aires de cambio que sentimos en la ciudad por el estímulo que recibimos desde el gobierno nacional”. También señaló que “de aquí en adelante el equilibrio financiero nos permitirá asignar mayores recursos a la obra pública y a la reactivación” y “encarar un ambicioso plan de inversiones”.
No fue por la mención de ninguno de esos planes, sin embargo, que Ibarra se llevó los pocos aplausos que le prodigaron. El primero lo obtuvo al referirse a la pobreza y manifestar que “cuando escucho hablar de desaparecidos sociales me pregunto si no será que quienes así los consideran preferirían no ver a estos compatriotas”. Los otros aplausos –y aún mayores– los recibió en el tramo que habló de los 20 años dedemocracia y rindió homenaje a “los desaparecidos que lucharon por este sistema democrático”.