Jueves, 30 de junio de 2016 | Hoy
EL PAíS › EL JUEZ DANIEL RAFECAS PROCESARá AL EX SECRETARIO DE OBRAS PúBLICAS JOSé LóPEZ
La medida se tomará entre hoy y mañana. El fiscal Federico Delgado dijo que la causa debe pasar al juez Julián Ercolini, quien investiga los sobreprecios en la obra pública, porque entiende que de allí provino la plata.
El juez Daniel Rafecas procesará hoy, o a más tardar mañana, al ex secretario de Obras Públicas, José López. En línea con el dictamen del fiscal Federico Delgado, el magistrado considerará que López no explicó de dónde sacó los nueve millones de dólares que llevaba en bolsas y quiso entregar en el convento de Nuestra Señora de Fátima. La cifra no tiene la menor relación con los bienes que López aseguró tener y que constan en sus declaraciones juradas. Hasta el momento, Rafecas no encontró elementos para procesar como partícipe a la esposa de López, María Amalia Díaz, Mary, como la llama el ex funcionario. Por más que ella supiera que él guardaba el dinero en el placard, al ser la cónyuge no tenía obligación de denunciarlo. Ayer, Delgado pidió que la causa se le derive al juez Julián Ercolini, que investiga irregularidades en la obra pública.
Rafecas convocó a López a prestar declaración indagatoria el jueves pasado, 23 de junio. Aquel día el ex secretario gritó, intentó golpear y golpearse mientras estaba en la alcaidía de Tribunales. Tras varias horas se calmó y en ese momento lo llevaron al despacho del magistrado. Rafecas le leyó los cargos. Le detalló el dinero que llevaba encima en la madrugada del 14 de junio cuando llegó al convento y fue denunciado por un vecino. Como era previsible, López se negó a declarar.
En el delito de enriquecimiento ilícito se invierte la carga de la prueba, es decir que el imputado tiene que explicar cómo obtuvo los bienes que se le encontraron. Y dado que López no declaró, y por lo tanto no explicó nada, el procesamiento se caía de maduro. Rafecas tiene diez días hábiles para resolver pero, según los trascendidos, habrá decisión antes del fin de semana.
Al fiscal Delgado le bastaron tres carillas y media para dictaminar que el ex funcionario debe ser procesado con prisión preventiva. En un tramo de su escrito, Delgado señala que “las circunstancias de modo, tiempo y lugar en las que fue detenido López revelan con nitidez que estaba intentando asegurar la impunidad del hecho escondiendo las pruebas del delito. Por lo tanto, allí estriban los riesgos procesales que pueden hacer fracasar la investigación y que sólo se pueden evitar mediante la citada medida de cautela personal. Hasta aquí, más allá de los tropiezos de la pesquisa, la cuestión es sencilla”.
Sin embargo, el fiscal sostiene en su dictamen que no se debería separar el enriquecimiento ilícito de López de lo que él considera el expediente central del caso: la investigación sobre la obra pública durante las gestiones kirchneristas. Delgado da a entender que los nueve millones de dólares sólo pueden provenir de irregularidades en las obras públicas, por lo tanto propone derivar la causa al juez Ercolini que, justamente, tiene el expediente en el que se investiga la obra pública. “No corresponde, entonces, acotar el hecho al enriquecimiento ilícito –concluye Delgado–. Hay que bucear otro tipo de contingencias. Por ejemplo, ¿de dónde salió el dinero que tenía López en su poder? Responder esa pregunta significa reconstruir parte de su trabajo como secretario de Obras Públicas. Si lo hace Usted, Señor juez, debería, entre otras cosas, duplicar el trabajo de su colega Ercolini. Ello decididamente no sería un efecto reconocido ni querido por la ley”. Habrá que ver si Rafecas coincide con esta óptica o piensa que es demasiado prematuro derivarle la investigación a Ercolini. Por ejemplo, Rafecas podría considerar que todavía hay que indagar sobre los teléfonos, las circunstancias que llevaron a López a tirar los bolsos en el convento, la existencia o no de más bienes o dinero oculto, el origen físico de los billetes, de qué banco o entidad y de qué país salieron los billetes encontrados.
Uno de los temas pendientes tiene que ver con el papel que jugó la esposa de López. Hoy por hoy, no existen datos que la ubiquen como cómplice o partícipe necesario. Para esta última imputación tendría que haber alguna acción concreta de ella respecto del dinero, por ejemplo que haya participado del traslado de los dólares y euros. Si únicamente se la puede acusar de que ella sabía de la existencia de la plata, no alcanzaría, porque como cónyuge no está obligada a denunciar a su marido. Sin embargo, toda la actuación de Mary está también bajo la óptica del juez.
Por ahora, parece que López explotó psicológicamente aquella madrugada del 14 de junio y se trasladó de su casa del Río Luján hasta el convento. Como ya adelantó este diario, hizo dos llamadas a la monja Alba en la que le anticipó que iba para General Rodríguez, pero no le dijo que llevaba el dinero. La última de esas comunicaciones fue poco después de las tres de la mañana, minutos antes de arribar al convento.
Alba, la superiora, testificó sobre esas dos llamadas y dijo que en la última López apareció totalmente alterado.
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