EL PAíS › LA BUENA RELACION KIRCHNER-LAGOS EN LA VISITA
Cena, flores y un Cristo
Se trataron como amigos, compartieron una larga cena a solas, hablaron del FMI y de Lula, y consolidaron su “alianza estratégica”.
Por Fernando Cibeira
Con la excusa formal del centenario del monumento al Cristo Redentor ubicado en la cordillera de los Andes, el presidente Néstor Kirchner se volvió a reunir con su par de Chile, Ricardo Lagos, para avanzar en lo que denominan su “alianza estratégica”. Kirchner retornó a Buenos Aires contento porque Lagos reiteró los elogios públicos al acuerdo con el FMI, lo invitó a una extensa cena en su casa y fue sincero a la hora de contarle sus problemas. Lo que le dijo Lagos era que tenía dificultades para armar una buena relación con el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, el tercero y más importante vértice de este triángulo regional, y si podía ayudarlo en ese sentido. Kirchner, que justo mañana está saliendo para Río de Janeiro, le respondió que obviamente que sí, y agregó un nuevo tema a la agenda del encuentro.
Apenas resuelto el acuerdo con el Fondo, Kirchner salió a consolidar su relación con los dos presidentes de la región con los que se siente más afín: Lagos y Lula. Los visitará con apenas un par de días de diferencia. Quienes trabajan en la estrategia diplomática del Gobierno, sostienen que Kirchner tiene una diferente percepción y relación con ambos líderes. Luego de los contactos que mantuvieron en los últimos tiempos, a Lagos lo admira por su solidez intelectual y por la claridad en la búsqueda de sus objetivos. A Lula, en cambio, por ahí lo siente más cercano pero esa tirantez que caracterizó algún tiempo su relación –por cuestiones de liderazgo– lo ha llevado a mantener un vínculo con vaivenes.
Hoy, con ambos, se encuentra en su mejor momento. Una prueba de ello es que Lula y Lagos fueron los primeros en comunicarse con Kirchner para felicitarlo por haberse mantenido en su postura ante el Fondo y haberse salido con la suya. “Estoy extraordinariamente contento”, insistió ahora Lagos. “Durante la negociación me llamó y siempre lo tuve cerca”, respondió Kirchner al presidente chileno.
Kirchner llegó a Santiago el viernes a la noche acompañado apenas por el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y su vocero Miguel Núñez. Del aeropuerto fue directo a la casa de Lagos, sobre la calle Amundsen. Cosa rara, en Chile no hay residencia presidencial. Lagos vive en una casa particular que le alquila al padre del actual embajador chileno en Buenos Aires. Por eso, cuando recibe a alguien para cenar la invitación adquiere un carácter más íntimo que el del mero protocolo.
Vecino Lagos
Kirchner y Lagos hablaron brevemente en la puerta. Se trataron de amigo, se tiraron flores e insistieron sobre sus intenciones de crear una alianza estratégica a largo plazo. Justo a un periodista chileno se le ocurrió comenzar lo que sería una conferencia de prensa informal preguntando por el ex presidente Carlos Menem. No hubo lugar a más preguntas.
Pero, antes de la cena, un toque K. Algunos vecinos de la vereda de enfrente aplaudieron a los presidentes y Kirchner arrastró a Lagos a su habitual saludo cuerpo a cuerpo. “¿Cómo se porta el vecino Lagos?”, les preguntó Kirchner a la familia luego de cruzar la vereda, con las cámaras detrás. “Muy bien. Es un orgullo para nosotros tenerlo de vecino”, respondió la señora. “Ah, bueno”, se conformó el argentino.
La cena duró unas tres horas y sólo participaron los presidentes. Kirchner, contaron quienes conversaron luego con él en la residencia del embajador argentino, salió muy contento. Durante el encuentro, Lagos le pidió detalles de las negociaciones con el Fondo y le dijo que la posición que mantuvo Kirchner era un antecedente que había que tener en cuenta para el futuro. Kirchner le estuvo hablando también del alcance del acuerdo que había armado con Lula para afinar una estrategia común ante los organismos internacionales. Los detalles de ese acuerdo los tratarán el martes en la reunión que mantendrá con el brasileño en Río. Lagos le contó entonces de las dificultades que vendría sufriendo en el último tiempo su relación con Lula. Kirchner escuchó los problemas del chileno y prometió hacer alguna gestión. Sumó el tema a la agenda prevista para el encuentro del martes.
La próxima vez que se mostraron, Kirchner y Lagos estaban a 4200 metros de altura. Fue ayer a la mañana, en el acto por el centenario del monumento al Cristo Redentor. Desde su origen, el monumento está consagrado a la paz entre Argentina y Chile. “Se desplomarán primero estas montañas antes que argentinos y chilenos rompan la paz jurada a los pies del Cristo Redentor”, fue la frase que se extractó del discurso inaugural de monseñor Ramón Jara, el 13 de marzo de 1904.
Lo cierto es que durante este siglo hubo algunos aludes en la relación bilateral pero las montañas no cayeron. Al centenario se llegó con todos los problemas limítrofes resueltos y en un pleno entendimiento de los dos gobiernos. El dato fue destacado en los discursos de los dos presidentes, al pie del monumento. Lo escucharon como invitados los gobernadores de Mendoza y San Juan, Julio Cobos y José Luis Gioja; el ministro de Defensa, José Pampuro; el vicecanciller, Jorge Taiana; el secretario de Culto, Guillermo Oliveri, y el jefe del Ejército, Roberto Bendini. Del lado chileno, Lagos se presentó acompañado de buena parte de su gabinete.
El cielo era de un celeste luminoso, lo que contribuyó a hacer del acto una verdadera postal con los picos nevados, los chicos portando banderas chilenas y argentinas y los gauchos y los gendarmes en formación. El acto se cerró con un mensaje enviado especialmente por el papa Juan Pablo II leído por los nuncios de Argentina y de Chile. Justo se levantó un viento helado del este que obligó a los espectadores a disimulados movimientos de calentamiento y a los presidentes a aceptar un cafecito salvador.