EL PAíS
› UNA MUERTE EN RIO NEGRO DESNUDA
LA INDUSTRIA DE LAS FALSIFICACIONES
Cuando lo trucho no tiene remedio
Una joven murió tras recibir una inyección falsificada de hierro en un hospital de Viedma. Hubo otros nueve afectados. Funcionarios y expertos aseguran que el pico de la fabricación ilegal de remedios fue en los ’90, pero advierten un nuevo repunte. La OMS alertó que se trata de un problema mundial. En la Argentina, falsificar remedios no tiene sanción penal.
› Por Pedro Lipcovich
Un fármaco “falsificado” –según estableció la Administración Nacional de Medicamentos, Anmat, dependiente del Ministerio de Salud– fue causante de la muerte de una joven rionegrina y afectó a otras nueve personas. La chica, de 22 años, que padecía anemia, había recibido una inyección de un compuesto de hierro y sufrió una reacción adversa que prácticamente le inutilizó el hígado. Trasladada de urgencia, murió antes de poder recibir un trasplante. Muestras del producto que se le había administrado fueron analizadas por especialistas de la Anmat, quienes desde el primer momento –por la forma de los envases y otras características– advirtieron que no eran auténticas. El grave episodio se enmarca en una preocupación internacional por la creciente falsificación de medicamentos: desde vacunas contra la meningitis, en Nigeria, hasta el Viagra, que es el fármaco más falsificado en Estados Unidos. Esto llevó a la Organización Mundial de la Salud, este año, a emitir recomendaciones al respecto: una de sus directivas, la exigencia de sanción penal, no se cumple todavía aquí: “En la Argentina, falsificar remedios no constituye delito”, deploró el titular de la Anmat. Además, el episodio vuelve a cuestionar la política de “autogestión”, impulsada en los ’90, de acuerdo con la cual cada hospital –como el de Viedma en este caso– hace sus propias compras y así debe constituir sus propios mecanismos de control.
La joven Verónica Díaz, de 22 años, que padecía de anemia, venía aplicándose un suplemento que contenía hierro, en el hospital Artémides Zatti, de Viedma. Le inyectaban Yectafer, del laboratorio AstraZeneca, producto de uso habitual. Con las seis primeras inyecciones no hubo problema pero luego de la séptima, el sábado pasado, sufrió vómitos y pérdida de conocimiento. Internada de urgencia, fue trasladada al hospital bonaerense Eva Perón, con la función hepática gravemente afectada. Fue puesta en lista de emergencia para un trasplante de hígado, pero falleció en la madrugada de ayer.
Antenoche, las autoridades sanitarias rionegrinas enviaron muestras de la partida correspondiente del medicamento a la Anmat, dependiente del Ministerio de Salud de la Nación. El organismo fiscalizador estableció que el producto era “falsificado” y denunció de inmediato el hecho ante la Fiscalía de Pesquisa de Medicamentos Ilegítimos (comisión de fiscales que, en colaboración con inspectores de la Anmat, se dedica específicamente al tema). Manuel Limeres, titular de la Anmat, explicó a este diario que, en la mañana de ayer, “técnicos del Iname (Instituto Nacional de Medicamentos, dependiente de Anmat) se dirigieron a la empresa AstraZeneca y compararon la muestra recibida con muestras testigos del lote correspondiente: advirtieron que la ampolla era más grande; no cabía en la ‘cunita’, ese soporte de plástico donde van las ampollas; los rótulos, el logo de la empresa también eran distintos, y el líquido, en vez de ser amarillento, era rojizo”. Todo esto resultó suficiente para “sostener que es una falsificación”.
A raíz de esto, el Ministerio de Salud decidió “retirar preventivamente del mercado el lote legítimo del medicamento (L03100718, con fecha de vencimiento octubre 2006) para evitar la circulación y la confusión en la población”. El laboratorio AstraZeneca comunicó por su parte que “las muestras no corresponden al producto original sino que pertenecen a una partida falsificada”.
La ministra de Salud de la provincia de Río Negro, Adriana Gutiérrez, aclaró a este diario que “el producto fue adquirido por el propio hospital de Viedma, ya que en Río Negro tenemos hospitales de autogestión con un sistema de compras descentralizado. Hemos pedido al hospital que nos informe a qué proveedor compraron el medicamento y que nos envíe los remitos, facturas y documentación correspondiente”. María Ivanisky, administradora del hospital Artémides Zatti de Viedma, declinó dar información al respecto, y remitió cualquier consulta “al Ministerio de Salud” provincial. En cuanto a las otras nueve personas afectadas por el producto presuntamente falsificado, “evolucionan favorablemente; una sola sigue internada y probablemente se le dé el alta en las próximas horas”, informó Juan Cruz Astelarra, director de Epidemiología de Río Negro.
El investigador Martín Cañás –miembro del Grupo Asesor para el Uso Racional de Medicamentos y asesor de Fundación Femeba– señaló que “si bien en la Argentina la falsificación de medicamentos disminuyó algo en los últimos años, a partir de la creación de un grupo especial de fiscales que trabaja junto con la Anmat, el problema crece en todo el mundo y preocupa a la OMS”. Este año, un grupo interdisciplinario de esa entidad manifestó que “la falsificación de medicamentos plantea un riesgo significativo para la salud pública”, y entre sus causas mencionó: “El elevado precio de muchas drogas, que hace atractivas las falsificaciones baratas”; “la venta de medicamentos fuera de las farmacias”; “la venta sin prescripción médica”; “el hecho de que en distintos países la falsificación de medicamentos no sea un delito específico, con penas adecuadas”; “las ventas por Internet”.
La OMS anunció un plan de acción contra el tráfico de medicamentos falsos. Mencionó el caso de una campaña contra la meningitis en Nigeria que, en 1995, causó más de 2500 muertes por falsas vacunas. Y observó que el problema afecta también a los países desarrollados, en especial por medio de Internet. En Estados Unidos, el medicamento más falsificado es el sildenafil (Viagra).
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