EL PAíS › FINALIZO LA DECLARACION DE SCILINGO EN MADRID
155 víctimas que lo interpelaron
Cínico y dubitativo. Así se mostró el represor Adolfo Scilingo durante el cierre de su testimonio ante la Audiencia Nacional de Madrid. En una declaración cargada de frases como “puede ser que me lo hayan contado” o “puede ser que lo haya escuchado, pero no sé cuándo”, el ex marino esquivó las preguntas del tribunal que lo investiga por los delitos de genocidio, terrorismo y torturas. Scilingo dijo que no sabe si ocurrió algún parto en la ESMA y aseguró no tener “ni idea” sobre las 155 personas que desaparecieron durante su paso por ese centro clandestino. “No conozco a esas personas, ni las vi nunca, ni me consta que estuvieran en la ESMA”, afirmó.
Scilingo llegó a la Audiencia Nacional dos horas y media tarde por algunas demoras en su traslado desde la cárcel de Alcalá Meco. Apenas ocupó su asiento frente al tribunal ensayó una vez más su juego de simulaciones e insistió en que todas sus confesiones desde 1994 –cuando habló ante el periodista Horacio Verbitsky– fueron falsas. El ex capitán de corbeta dijo que se autoinculpó para reforzar las investigaciones sobre los crímenes de la dictadura. “Eran las acusaciones que (el juez Baltasar) Garzón necesitaba para seguir investigando; yo tenía que agrandar la historia”, dijo, y aseguró que decidió decir (lo que ahora se supone que es) “la verdad” –que la ESMA “no era un centro clandestino”, que sus “operaciones eran oficiales”, que nunca había participado en los vuelos de la muerte y que obedecía “ciegamentea” órdenes– cuando advirtió que sería el único condenado.
Pese a sus desmentidas, el represor dijo que “puede ser que haya escuchado a (Alberto) Arias Duval (médico de la Marina), pero no sé cuándo, de un parto en la ESMA”. En una audiencia anterior, había declarado que vio a una embarazada en el edificio de oficiales de la Escuela de Mecánica.
En la audiencia de ayer, uno de los abogados acusadores, Jaime Sanz de Bremond, leyó la lista con los nombres de las 155 personas que desaparecieron en la ESMA mientras Scilingo prestaba servicios allí. Inmutable, el represor negó cualquier vinculación con esos crímenes. “No conozco a esas personas, ni me consta que estuvieran allí”, dijo. Ante la insistencia de Sanz Bremond, el represor respondió nervioso: “Habrán desaparecido las que usted dice y muchas más, pero yo no tengo ni idea”.
Scilingo negó conocer nada acerca de los “asados” –como se llamaba a la incineración de cuerpos– ni de los “fondeos”, en los que se tiraban cadáveres al río atados a pesos para que se hundieran. “No tuve nada que ver y nadie hablaba de ello”, dijo, contradiciendo sus propios testimonios grabados en 1997 ante Garzón. A pedido de la acusación y de la fiscal, Dolores Delgado, el tribunal comenzó a reproducir ayer esas grabaciones, lo que continuará durante la audiencia de hoy. Mañana se espera la declaración de Verbitsky ante el tribunal.