EL PAíS
Los dos protagonistas salieron al rescate de la transversalidad
La senadora y el jefe de Gabinete viajaron a Uruguay a un encuentro de partidos progresistas. En el vuelo se mostraron exultantes con el resultado del acto de lanzamiento del PJ porteño. Críticas a la oposición. Un hipotético encuentro con Duhalde.
› Por Diego Schurman
“Contrariamente a lo que muchos leyeron, el acto fue un tremendo mensaje a favor de la transversalidad. Y fue excelente.” A poco de aterrizar en Montevideo, donde se puso en marcha un “Encuentro de gobiernos progresistas”, Alberto Fernández y Cristina Kirchner evaluaron el mitin de Obras Sanitarias que el miércoles los tuvo como protagonistas y que se convirtió en el lanzamiento de la campaña oficial del kirchnerismo.
La frase viene a cuento del reclamo de algunos sectores partidarios de “peronizar” el discurso oficial, algo que ya había descartado la primera dama al asegurar que más que en las palabras hay que acordarse de Perón a la hora de gobernar y de votar. “A Obras vinieron peronistas y no peronistas, desde un funcionario ibarrista como Roberto Feletti hasta un sindicalista como Luis Lingeri, o desde el titular de la CGT, Hugo Moyano, hasta una María Laura Leguizamón”, señaló el jefe de Gabinete.
Acaso el fervor de su debut como orador le devolvió a Fernández un semblante festivo. Estuvo a punto de bajarse del avión, por problemas de presión. Aclaró entonces que se trataba de presión sanguínea. De la otra se ocupó Néstor Kirchner. “El Presidente decía que estaba buscando una excusa para quedarme en Buenos Aires porque hoy juega Argentinos Juniors y me obligó a subir”, confesó.
–¿Cuándo juega Argentinos? –sorprendió inmediatamente Cristina, demostrando que su hobby va más allá de las artes plásticas.
Té en mano, mientras el Fokker 28 de la Fuerza Aérea sobrevolaba el Río de la Plata, la mujer no perdía el tren de la conversación. “Creo que fue emotiva”, dijo sobre la recepción que le brindaron los porteños a puro papel y grito, a la usanza futbolera.
No terminó de regalar la frase cuando la cabina del avión comenzó a llenarse de humo. “Estamos llegando a Londres, muchachos”, se rió. Pálido, Carlos Tomada, ubicado unos asientos más adelante, ni siquiera amagó con darse vuelta para festejar el chiste. El ministro de Trabajo es socio vitalicio del club de fóbicos a los aviones.
–¿Pero qué pasa? ¿Nos incendiamos? –insistió Cristina, agitando la mano delante de su boca, como quien necesita aire para respirar. El humo estaba cada vez más denso.
–Yo ya ni grito ni hablo –dio señales de vida Tomada.
–En los viajes de los Kirchner siempre hay aventura. Ahora viene el show –siguió con su humor la primera dama.
–Sólo faltan los Babasónicos –cerró Tomada, dejando la duda de si era fan del grupo o lo conocía gracias a su hijo.
El buen talante de los presentes logró sacarle una sonrisa al impertérrito Carlos Zannini. El secretario de Legal y Técnica también mostró dotes de su humor negro, que dejó a Fernández con una carcajada que nadie se la podía sacar.
No fueron los Babasónicos, pero en el parlante de la nave comenzó a sonar el hit de Callejeros, el grupo que convocó a miles de fans en la tragedia de Cromañón. El comisario de a bordo aclaró que el humo lo generó el sistema de calefacción, pero que ya lo habían desactivado. Entonces volvió el frío, y el sosiego.
Ya en lobby del Hotel NH Columbia, sobre la rambla uruguaya, volvieron a mostrar sonrisas. Pero esta vez para minimizar la reacción que el acto donde se presentó a la conducción del PJ porteño generó en la oposición. “La política hay que hacerla con los que quieren hacer política. No con los que no quieren hacerla”, dijo aludiendo elípticamente a la titular del ARI, Elisa Carrió. Se trata, al fin, de una de las principales rivales que tendrá el peronismo en el distrito porteño.Ni el fresco que ganaba el lugar, ya entrada la noche, parecía morigerar el ímpetu triunfalista de Los Fernández de Kirchner, como algunos suelen llamar a Alberto y Cristina.
Y entonces aquel guiño a la transversalidad volvió a colarse en tierra ajena. Pareció una advertencia a Eduardo Duhalde, un adalid del PJ como estructura cerrada. O más bien un anticipo de la conformación de las listas bonaerenses que el jefe de Gabinete y el ex presidente podrían comenzar a pergeñar aquí en las próximas horas, aprovechando que Montevideo es el lugar de residencia del titular del Mercosur.
Fernández jura y perjura que no habrá cumbre secreta. Pero quién sabe.
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