EL PAíS
› NEGOCIACIONES POR LAS LEYES DE QUIEBRAS Y SUBVERSION
En busca de una alegría
› Por Fernando Cibeira
Lo más probable es que el presidente Eduardo Duhalde inicie su viaje a España y a Italia sólo con la Ley de Quiebras aprobada. Y eso si consigue calmar los ánimos del bloque de senadores del PJ, bastante dolidos luego de las críticas que recibieron la semana pasada por la escandalosa sesión en la que votaron la derogación de la Ley de Subversión Económica. Este proyecto es rechazado casi por aclamación en Diputados, en donde piensan en volver al acuerdo original que implicaba una modificación que cuenta con el visto bueno del FMI. El problema aquí es que, después de lo que pasó en el Senado, los radicales ya no creen en la palabra de la Rosada y se resistirían a volver a dar quórum.
Aunque la media sanción salió con escandalete –recordar la escena de Alicia Castro y la bandera norteamericana– la Ley de Quiebras tiene buenas posibilidades de convertirse en una alegría en medio de tanto desánimo para la gestión Duhalde. Durante el fin de semana el Presidente se la pasó diciendo que los senadores habían estado muy acertados con su despropósito de aprobar la derogación de la subversión económica porque no le alcanzaban los votos para sacar la modificación que, supuestamente, estaba consensuada. Los propios diputados del PJ opinaron que ese proyecto no podía salir y, en una cena en Olivos, Duhalde le dijo a los senadores que se habían equivocado.
Pero ahora el Presidente quiere que a los senadores se les pase el enojo y voten la Ley de Quiebras, cuestión de iniciar su viaje por Europa con algún logro político que exhibir. Pero la bancada que conduce el sanjuanino José Luis Gioja todavía tiene el ánimo sensible. En principio, la reunión de bloque prevista para hoy pasó para mañana, a la espera de conocer cuál será el discurso de los diputados sobre la ya famosa sesión en la que se aprobó la derogación de la Ley de Subversión Económica. “Dicen que los están acusando de traición a la Patria cuando ellos sólo cumplieron con lo que les pidió el Gobierno”, explicaba ayer un legislador del PJ.
Si los senadores oficialistas se convencen de seguir adelante, la Ley de Quiebras podría salir sin mayores contratiempos. Creen que hay senadores radicales que podrían acompañarlos. Y el sub-bloque de los ocho justicialistas rebeldes que encabezan Jorge Yoma y Jorge Busti esta vez promete no ocasionarles tantos problemas como la semana pasada. Apenas si hablan de promover un proyecto de ley complementario a la Ley de Quiebras, con mayor protección para las empresas nacionales.
Otro cantar es el de Diputados que debe lidiar con la papa caliente que les mandó el Senado. El Ejecutivo está decidido a jugarse a fondo: el jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof, y los ministros de Economía e Interior, Roberto Lavagna y Jorge Matzkin, concurrirán mañana al Congreso para dar todas las explicaciones que sean necesarias con tal de que la Ley de Subversión Económica pueda salir. El mayoritario bloque del PJ ya tiene una posición tomada. “Vamos a votar lo que se acordó en su momento. Si después el Senado decidió cambiarlo no es problema nuestro”, explicaban cerca del jefe de la bancada, Humberto Roggero.
La traba para el tratamiento la van a poner los radicales. El titular de la Cámara, el peronista Eduardo Camaño, giró la derogación de la Ley de Subversión Económica a comisión. Esa comisión está presidida por la radical Margarita Stolbizer, quien debe darle dictamen favorable para permitir el tratamiento sobre tablas. Aún pasando este primer escollo, luego el justicialismo tiene por delante la difícil misión de reunir los dos tercios necesarios para el debate sobre tablas.
“Ese proyecto es intratable”, respondía ayer el radical Jesús Rodríguez. Los radicales están cada día más deseosos de despegarse del Gobierno y, para más, el peronismo les facilita los motivos. “Es muy difícil que nos convenzan ahora de aceptar un texto potable viendo lo que hicieron la semana pasada en el Senado”, explicaba otro radical. El bloque radical entiende que está frente a una posibilidad inmejorable de demostrar su novísimo perfil opositor.