EL PAíS › BRANDONI SE DIFERENCIA DEL GOBIERNO, DE LOPEZ MURPHY Y DE CARRIO
“El PJ ha gobernado horriblemente”
El actor se convirtió en el candidato a senador de la UCR bonaerense. En este reportaje critica la interna del PJ, defiende a Alfonsín y se diferencia del resto de la oposición.
Por José Natanson
Convertido desde la semana pasada en candidato a senador, el actor Luis Brandoni tiene por delante la difícil tarea de revertir la crisis que atraviesa el radicalismo bonaerense y obtener un resultado decoroso en las elecciones de octubre. En diálogo con Página/12, el protagonista de Una familia especial explica sus diferencias con el Gobierno, critica a Ricardo López Murphy y a Elisa Carrió y defiende a su padrino político, Raúl Alfonsín, que lo convenció para que se hiciera un tiempo entre escena y escena y saliera a recorrer la provincia.
–¿Cuáles van a ser los ejes de su campaña?
–Todavía no los hemos terminado de definir porque estaba a la espera de que esta situación se resolviera en una interna, que es lo que yo hubiese preferido. No fue así, sobre todo con esta carta tan penosa y quejosa que escribió Margarita (Stolbizer). La verdad es que podría haberse dirimido en una interna, que es además una vieja costumbre del radicalismo, el mecanismo más democrático de todos. De todas formas hay algunas cuestiones donde se puede poner el acento. La educación en la provincia de Buenos Aires es un tema básico y vital. Hay suficiente experiencia para concluir que la Ley Federal de Educación fue un fracaso rotundo y es necesario plantearse otra cosa, porque esto así no puede seguir. El deterioro de la educación, tanto primaria como secundaria, es monumental. Y hay cuestiones relativas a la memoria colectiva que no debemos perder de vista.
–¿Por ejemplo?
–Bueno, estamos viviendo la disputa interna del justicialismo, un espectáculo muy grave entre el Presidente, el ex presidente, el gobernador, la esposa de uno, que va a ser candidata en la provincia, me refiero a Cristina Kirchner, y la del otro, que todavía no se sabe. Es una cosa bastante penosa. Es necesario recordarle a la gente que el justicialismo gobierna la provincia desde hace 18 años y por lo tanto hay que hacer un balance. Si no, pareciera que es una fatalidad, esta idea de que el peronismo tiene que gobernar la provincia sí o sí. Y la verdad es que ha gobernado horriblemente mal.
–¿El hecho de que el peronismo gobierne la provincia desde hace tanto tiempo es un problema del peronismo o es consecuencia de una especie de complejo de inferioridad radical?
–En las elecciones hay una responsabilidad fundamental de la ciudadanía, que no se puede desconocer. La ciudadanía ha elegido durante los 18 años al justicialismo. Lo votó en 9 oportunidades. Esto va más allá de las limitaciones que pueda tener el radicalismo. Por eso digo que hay que hacer un ejercicio de memoria, mirar las cifras y los índices. Lo que pasa es que esto forma parte de un tema que no es simpático pero que hay que mencionar: la sociedad también tiene que mejorar su performance.
–¿Qué significa esto?
–Que, por supuesto, tenemos que tener políticos mejores, pero que para eso es necesario que mejore la sociedad, porque los políticos provienen del seno de la sociedad y la expresan. Tenemos que mejorar como sociedad para que mejoren nuestros políticos. Y dignificar la actividad política. La política necesita de los mejores, los más decentes, los más capacitados. Si le echamos flit a la política van a quedar sólo algunos. Hay que invitar a la gente a que se involucre. Y muchos lo hacen sin saberlo: cuando un papá acepta presidir la cooperadora del colegio está haciendo política.
–¿Para eso no es necesaria cierta renovación?
–Sí.
–¿Y cómo se compatibiliza esta renovación con la intención de Alfonsín de ser presidente del radicalismo?
–Si Alfonsín fuera un mal ejemplo como ciudadano, como político, como ex presidente, si fuera un hombre reprobable, es una cosa. Pero no sólo es un hombre irreprochable en términos éticos y morales, más allá de los errores que uno considere que ha cometido, sino que además es el líder natural del partido. Y su presencia es importante en un momento en que se está visualizando cierta labilidad ideológica en el partido, ciertas desviaciones ideológicas. El radicalismo tiene que retomar la senda histórica que tuvo siempre. Por otro lado, yo estoy convencido de que la renovación, que es inexorable y que debe ocurrir, no se hace de arriba hacia abajo sino de abajo hacia arriba.
–El radicalismo quedó descolocado después de la caída de De la Rúa y le costó asumir un rol de oposición fuerte. ¿Cómo planea recuperar ese lugar?
–Es que no sólo quedó descolocado sino en una situación muy complicada, de crisis muy profunda. Lo que pasa es que los radicales tenemos el hábito de hacernos cargo de nuestros errores. Y esto, que en un sentido es normal y está muy bien, tampoco puede extenderse como duelo permanente, un sentimiento de culpa para siempre. El partido trasciende a cada uno de nosotros. Y la sociedad argentina necesita un partido consolidado, con una línea política e ideológica clara. Es momento de terminar el duelo, reconocer los errores y el fracaso del gobierno de la Alianza y comenzar a trabajar hacia adelante. Es un buen ejemplo para la sociedad que un partido se haga cargo de las macanas que hace, lo que no ocurre en el PJ: hoy están en el gobierno muchos dirigentes que participaron del gobierno de Menem y que ahora parecen pimpollos incontaminados. Nosotros nos hacemos cargo, pero eso no implica que tengamos que renunciar a la vocación de poder. Hay que rearmar el partido, tonificarlo, para recuperar lugares de poder. Y en este sentido creo que nosotros tenemos la obligación de señalar que el Gobierno ha mostrado lamentablemente un escaso apego a los mecanismos democráticos. Eso es serio, así como estoy en condiciones de reconocer que se están haciendo las cosas bien en otras áreas, están anunciando muchas cosas que no cumplen y en muchos casos haciendo lo contrario a lo que se anuncia.
–¿Por qué alguien debería votarlo a usted y no a López Murphy?
–Porque el radicalismo no es un partido de derecha y López Murphy sí lo es.
–Pero en el radicalismo hay hombres de derecha, como De la Rúa.
–Es cierto, siempre hubo sectores con esta opinión, pero no es la opinión prevaleciente.
–¿Y por qué debería votarlo a usted y no al ARI de Elisa Carrió?
–Porque ella no es una opción. Es una política interesante, con poca capacidad organizativa, prueba de ello es que se fueron de su lado algunos de sus cuadros más importantes. Es una persona a la que le cuesta mucho escuchar. A mí me dan un poco temor aquellas personas que hablan mal del resto del mundo.
–¿Por qué el radicalismo lleva a dos actores en los dos distritos principales, Nito Artaza en la Capital y usted en la provincia?
–Artaza todavía no es candidato. Pero es una curiosidad.
–¿Y a qué la atribuye?
–A que él quiere ser diputado. Pero la verdad es que es un hombre que viene de afuera del radicalismo, que se presentó en nuestras listas en el 2003. Y fracasó olímpicamente. Yo no conozco en la historia del partido un candidato que haya fracasado de esa manera y se haya vuelto a presentar al turno siguiente. Yo milito en el radicalismo desde hace 40 años, comencé en la actividad gremial, tuve siempre claras mis ideas. No es lo mismo.
–¿En qué lo beneficia y en qué lo perjudica su carrera en la televisión a la hora de plantear su campaña?
–Me ayuda en que tengo una profesión pública. La gente me conoce desde hace cuarenta años.
–¿Y en qué lo perjudica?
–No sé. Puede ser que la política me haya perjudicado como actor, pero no lo tengo muy claro.
–¿Se considera mejor actor o mejor político?
–Mejor actor. Pero la política me interesa desde hace treinta años.