Que tal va a votar a favor, que aquel está en contra, que éste todavía duda. Así, una tras otra, las especulaciones se suceden por estas horas en la Legislatura y en todos los corrillos políticos porteños, y en medio de ese clima de incertidumbre los quince legisladores que deben expedirse en el juicio político a Aníbal Ibarra se preparan para la votación del martes: los que ya están decididos empezaron a redactar los discursos que darán en el recinto para fundamentar su posición y los indecisos recurren a sus colaboradores más cercanos y a sus jefes políticos para elegir el camino a seguir. El suspendido jefe de Gobierno, mientras tanto, juega sus últimas cartas y multiplicará sus apariciones mediáticas antes del veredicto en el que se definirá su futuro.

El suspenso que rodea el desenlace del juicio político a Ibarra por la tragedia de República Cromañón terminará una vez que los integrantes de la Sala Juzgadora de la Legislatura se hayan pronunciado por alguna de las tres alternativas posibles: destituir al jefe de Gobierno, absolverlo o abstenerse. Quien elija esa opción favorecerá a Ibarra, porque la Constitución porteña establece que para su remoción requiere el voto afirmativo de diez de los quince juzgadores.

Ibarra no se quedará cruzado de brazos a la espera del veredicto de los miembros de la Sala Juzgadora. Por más que haya dicho que ya todo está definido en la conciencia de cada legislador, hasta el momento de la votación insistirá en denunciar que la derecha macrista y la “izquierda irresponsable” pretenden destituirlo y así dar un “golpe institucional” en la ciudad. Remarcará también en cuanto medio pueda que “no hay ni una sola prueba, ni un solo testimonio que justifique que un jefe de Gobierno pueda ser derrocado”. A la par de sus apariciones públicas, sus operadores políticos seguirán trabajando para asegurar los votos en contra de la destitución que tienen en su haber y tratar de sumar para su molino a todos aquellos que están –o dicen estar– indecisos.

En medio de todas las miradas aparece Gerardo Romagnoli. El legislador de Autodeterminación y Libertad se puso a sí mismo bajo la lupa cuando anunció que renunciaba a participar en el juicio político a Ibarra porque se había convertido en un “show”, pero mucho más expuesto aún quedó al regresar a la Sala Juzgadora. Lo más coherente con aquella posición política que fijó en compañía de la titular de su bancada, Noemí Oliveto, sería no participar de la votación o en todo caso abstenerse, pero ahora el zamorista duda. En los últimos días estuvo recabando opiniones sobre qué hacer y la decisión final, como la de su fugaz alejamiento del proceso, la tomará con Oliveto y su esposo Luis Zamora.

La ausencia de Romagnoli en la votación o su abstención asegurarían la continuidad de Ibarra en la Jefatura de Gobierno si, a su vez, ninguno de los tres kirchneristas en la Sala Juzgadora acompañan la destitución. Aunque el kirchnerismo cerró filas detrás de Ibarra, a dos días de la votación nadie pone las manos en el fuego por Helio Rebot. El legislador mantiene silencio de radio y por ahora ni siquiera habla del tema en su despacho. Sus colaboradores cuentan que recién mañana se va a sentar a escribir el discurso con el que fundamentará una posición hasta hoy incierta.

Florencia Polimeni tomará hoy su decisión. Embarazada de casi ocho meses y en reposo por la descompensación que sufrió durante los incidentes protagonizados por familiares de las víctimas de Cromañón el martes pasado, durante el descargo de Ibarra en la Legislatura, Polimeni convocó a su casa a sus cuatro colaboradores de mayor confianza para definir con ellos su voto. Así como promete no revelar su posición hasta el momento de la votación, afirma que no resolverá en función de su futuro político.

Los cuatro legisladores de PRO en la Sala Juzgadora estuvieron trabajando por separado en la fundamentación política de su voto y tienen previsto juntarse mañana para consensuar los argumentos técnicos y jurídicos a favor del planteo de destitución de Ibarra que impulsan los dos referentes de la alianza, Mauricio Macri y Ricardo López Murphy. En función de lo que pase en ese encuentro podrá deducirse si el martes el macrismo llegará unido al recinto. El empresario podría perder en el camino a los peronistas Daniel Amoroso o Silvia Majdalani.

El bloque del ARI es un hervidero. La mayoría está en contra de la destitución de Ibarra, pero Facundo Di Filippo está decidido a votar en ese sentido. Guillermo Smith le sigue los pasos, aunque sus compañeros de bancada no cesan aún en sus esfuerzos para convencerlo de que no lo haga. Un reflejo de la división del ARI fue la concurrencia de muchos de sus militantes a la marcha en contra de la remoción de Ibarra. No sólo buena parte de la dirigencia porteña de esa fuerza considera “un despropósito” no haber fijado una postura institucional con respecto al juicio político, sino que lo mismo afirman bonaerenses de peso como Marta Maffei. “El ARI se caracteriza, entre otras cosas, por su cuidado de las instituciones y deja de alguna manera librado al azar un tema tan importante como la destitución de un jefe de Gobierno”, se quejan, además de cuestionar que “se abandonó la ecuanimidad en cuanto a uso del dolor de los familiares y se funciona como blanqueo de la estrategia macrista”. También siembra dudas de que la libertad de conciencia que Elisa Carrió dice haberles dado a Di Filippo y Smith sea tal. Sea cual fuere el destino de Ibarra, el bloque del ARI está sumido en una crisis que puede derivar en su fractura.