EL PAíS • SUBNOTA
Estela Carlotto explica por qué las Abuelas estuvieron en la marcha del No. Es “contra la utilización del dolor” para interrumpir “el derecho a la elección”. Aclara que el reclamo “justo de los familiares” debe pasar por la Justicia.
Estela Carlotto fue la figura central en el acto contra la destitución de Aníbal Ibarra del jueves pasado. El suspendido jefe de Gobierno lo sabe y se ocupó de destacarlo en su discurso: “Es un orgullo que esté aquí una persona que nos representa en el mundo en la defensa de los derechos humanos”. El presidente Néstor Kirchner también lo reconoció y la llamó al día siguiente para agradecerle sus palabras. En diálogo con Página/12, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo criticó la “utilización del dolor” por parte de la derecha. “El pueblo no es tonto y, respetando el dolor, no van a respetar a quienes agravian gratuitamente”, destaca.
–En general, los organismos no participan de actos partidarios. ¿Qué influyó para que se sumasen?
–Entendimos que esta convocatoria no era partidaria y de hecho asistieron personas de diversas tendencias políticas. Para nosotros era un apoyo a un proceso democrático que nos costó mucha sangre y mucho dolor. En este caso se está queriendo interrumpir ese derecho a la elección. Yo recibí al día siguiente la llamada del doctor Kirchner, que me agradeció las palabras de apoyo al proceso constitucional. Ahora van a decir “defiende a Ibarra”, pero pienso que me lo dijo porque defender el proceso democrático es lo que el Presidente quiere. No lo tomo como que él defiende a Ibarra.
–En lo personal, ¿por qué fue a la marcha?
–Fui no sólo como presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, sino como ciudadana argentina que con indignación veo la utilización de un tema tan doloroso como son las víctimas de Cromañón. Inescrupulosamente, están tratando de desvirtuar la función de un mandatario que fue elegido por el voto de los ciudadanos. El desprestigio, la banalidad en las expresiones, las amenazas y los infundios me llevaron a romper un silencio que me impuse cuando la Legislatura democráticamente empezó un juicio legal para culpar o exculpar a una persona que, según ellos, estaba involucrada. A partir de lo que había denunciado previamente como una campaña de la derecha, me fui alarmando con las mentiras, con todo lo que se hacía para tener un chivo expiatorio y, por eso, el día de la marcha las Abuelas decidimos concurrir para defender la democracia.
–¿Qué sensación le dejó el acto?
–Para mí significó un honor muy grande hablar en el acto. Y desde allí vi a la multitud que venía caminando. Me emocionó muchísimo, porque dije “éste es el pueblo”. Por más que después digan que llevaron micros. En nuestro país existió siempre la creencia de que los “cabecitas negras” se subían en micros para venir a la Plaza de Mayo, pero es el pueblo el que manifiesta. Nadie se sube a un micro si no quiere. Se fue con voluntad de apoyar algo. Esto no lo tomo como un elemento de presión para la Legislatura. No es presión, sino expresión popular en favor de la continuidad constitucional. Por mi participación, recibí agravios, pero prefiero que se los lleve el viento...
–¿Fue de parte de los familiares de víctimas de Cromañón?
–Evidentemente, hay un grupito muy pequeño sumamente agresivo, que son los que me esperaron a la salida del teatro y me arrojaron huevos por firmar una solicitada. No me lo voy a olvidar nunca, por el dolor que me causó semejante infamia. Me pidieron perdón y yo les dije que sí, que no había rencor, que entendía su dolor, pero no justificaba esa intolerancia. Les pedí que no lo hagan más con nadie, pero lo siguieron haciendo. Lo lamento, porque están en el camino equivocado. El pueblo no es tonto y, respetando el dolor, no van a respetar a quienes agravian gratuitamente.
–¿Qué reclamo de los familiares siente que puede acompañar?
–Pienso que están en su derecho a reclamar justicia, pero eso hay que llevarlo a los tribunales. Nosotros tenemos que esperar el proceso judicial debido.
–¿Cree que los legisladores podrán decidir sin presiones?
–Tienen que tener un sentido de imparcialidad y de criterio propio. Creo que ellos tienen que ser justos y no dejarse influenciar por nadie.
–¿Las instituciones peligran si se destituye a Ibarra?
–Peligran por lo que están haciendo. La dictadura usaba las armas para imponer su proyecto. Era una dictadura. Estamos en etapas constitucionales y no usan armas: usan palabras, argumentos, sospechas que son balas para desvirtuar el proceso democrático, en lugar de afianzarlo. Las evidencias son inexistentes. Llamarlo asesino es una infamia. Es como que al Presidente lo culpen por los motines de las cárceles. Tiene una responsabilidad porque es jefe de Gobierno, pero menor. No tiene la responsabilidad única. Tengo fe en que después de este calvario el jefe de Gobierno va a salir indemne.
Reportaje: Werner Pertot.
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