“Entre los propósitos que dirigen a Abuelas no está defender a dirigentes políticos acusados de mal desempeño. No hay un golpe institucional”, sostiene el fiscal Jorge Enríquez. El legislador (ex) macrista consideró que la multitudinaria marcha que convocó Aníbal Ibarra el jueves pasado fue “orquestada desde el Estado”. Dos días antes del veredicto, repasó los argumentos por los que considera que el jefe de Gobierno debe ser destituido. “La responsabilidad llega directamente al jefe de Gobierno y no queda en los estratos intermedios”, asegura.

–¿Cómo evalúa la marcha de Ibarra?

–Fue principalmente orquestada desde el Estado. Fueron muchos empleados del Gobierno porteño. En algunas reparticiones, había en las paredes carteles donde decía: “15.30 concentramos”. Ibarra habló del primer golpe de Estado del Siglo XXI, lo que es un disparate mayúsculo, porque estamos aplicando la Constitución. Para defenderse, ha recurrido a calumniar a los fiscales. Incluso dijo que saqué el 0,2 por ciento en las elecciones y que me votó mi familia. A mí me habrá votado mi familia (igual corrijo: es el 0,24), pero pude poner mi nombre en mi boleta y él, no.

–En la marcha, Estela Carlotto dijo que “no va a permitir que ya no con las armas sino con mentiras, rompan la estructura democrática”.

–Las mentiras que ella dice no son tales, juzgamos a un jefe de Gobierno por mal desempeño. Entre los propósitos que dirigen a la organización que preside no está defender a dirigentes políticos acusados de mal desempeño. No hay un golpe institucional.

–Ibarra dice que no hay pruebas para destituirlo.

–La responsabilidad llega directamente al jefe de Gobierno y no queda en los estratos intermedios. Concentró las decisiones en tres personas de su íntima confianza: Juan Carlos López, su ex cuñado; Fabiana Fizsbin, amiga de Vilma Ibarra; y Marcelo Antuña. Creó un sistema de inspecciones donde los que fiscalizaban no podían decidir qué local clausurar. Antes seguían los suplementos No y Sí para inspeccionar y eso se dejó de hacer. Esa era una directiva que dimos nosotros cuando estábamos en la función pública.

–Ibarra planteó que usted habilitó Reventón, luego llamado Cromañón.

–Hay una querella que yo le inicié por eso. El área de habilitaciones no dependía de mí.

–También planteó que usted salió esa misma noche a pedir la destitución.

–Eso es mentira absoluta. Yo esa noche concurrí a Cromañón como vecino, como legislador, como padre. Acababa de volver de Pinamar. Y me encontré con gente como Aníbal Fernández o Eduardo Luis Duhalde, con quienes tengo diferencias políticas, pero estuvieron allí y eso lo destaco. Yo dije que fallaron los controles, pero en modo alguno dije que Ibarra era culpable.

–¿Cómo está su relación con Mauricio Macri?

–Sigo siendo aliado del macrismo, aunque tenemos algún punto de diferencia.

–¿Es posible creerle que es “indiferente a la destitución”?

–Yo creo que sí. Se lo digo porque nunca recibí ningún tipo de instrucciones de Macri.

–Pero, ¿le puede ser indiferente este proceso a un dirigente porteño?

–No es que le sea indiferente... pero es un juicio político y lo que hay que dejar es que actúe la Sala Juzgadora. También le creo al ministro del Interior cuando dice que el Gobierno no va a intervenir.

Reportaje: Werner Pertot.