El Gobierno cree que ahora sí pudo poner la pelota claramente en la otra cancha, en la de los ruralistas. Es que consideran que ya no les quedarán argumentos de peso para seguir con el lockout, luego de las medidas anunciadas ayer, que les garantiza a los pequeños productores la misma rentabilidad que pensaban tener por la exportación de soja antes de 11 de marzo, cuando se fijaron las retenciones móviles. Y para muchos de ellos (los del NOA y el NOE) una ganancia mayor aún porque les van compensar gastos de flete, beneficio que habían perdido en 1991.

También en la Casa Rosada entendían que para las cuatro cámaras empresariales no es sencillo desactivar los piquetes en un soplo, por eso van esperar pacientemente hasta el miércoles al mediodía, cuando vence la extensión del lockout.

De todos modos, altos funcionarios de la Casa Rosada coincidieron en señalar a Página/12 que confían en que el miércoles los ruralistas levanten la medida y que no sea necesaria una intervención de la Gendarmería para liberar las rutas y garantizar el abastecimiento. Una medida de ese tipo, además, le costaría mucho a un gobierno que siempre trató de evitar el uso de la fuerza en conflictos sectoriales. Porque, más allá de las convicciones, siempre acecha el peligro de un desenlace no deseado, que podría acarrearle más pérdidas que ganancias.

También podía palparse una relativa conformidad con la reacción de los ruralistas en la conferencia de prensa que dieron luego del discurso de Cristina Kirchner. Aunque no extendieron a sus representados el pedido de la Presidenta de protestar al costado de las rutas, al menos si le hicieron saber la conveniencia de dejar pasar a los camiones que transportan lácteos, frutas y productos perecederos. Así lo solicitó Eduardo Buzzi, el titular de la Federación Agraria, cuyos miembros son los principales beneficiados por las medidas que anunció el Gobierno.

También en el Gobierno saben que juega a su favor –según encuestas hechas el fin de semana– el creciente hastío de la mayoría de la sociedad con los piquetes que están provocando desabastecimiento y subas de precios. Y a la lista de factores hay que sumar una no menor: que los propios ruralistas no van a parar a los camiones que deben llevar al puerto la soja que ahora ellos mismos están cosechando para exportar.

Con el anuncio de ayer, el Gobierno hizo una demostración de fuerza al sentar junto a la Presidenta en el Salón Blanco a todos los gobernadores kirchneristas. El único ausente fue el cordobés Juan Schiaretti. El círculo de apoyo político lo cerrará hoy con un acto que se espera masivo en la Plaza de Mayo.

Con el discurso de hoy, CFK también cerrará la tetralogía de exposiciones públicas desde que los ruralistas lanzaron el lockout. El primero fue el martes pasado, donde no ocultó su enojo por la continuidad de la protesta anunciada dos horas antes que ella hablara. El segundo, el jueves en Parque Norte, en el que básicamente dijo lo mismo que dos días antes pero en un tono más conciliador y subrayando la invitación al diálogo. Y el tercero ayer, anunciando directamente medidas a favor de los pequeños agricultores. Hoy se centrará en agradecer el apoyo y al referirse al conflicto con los ruralistas no va a desandar el camino que remontó.