El socialista que todos esperaban ver en Rosario no estuvo y el menos esperado, apareció. El titular del PS nacional, Rubén Giustiniani, no asistió al acto. El ex compañero de fórmula de Elisa Carrió estuvo en Santa Fe, con el gobernador Hermes Binner (ver página 11). En tanto, sí fue el intendente de Rosario, Miguel Lifschitz, quien no había anunciado su decisión hasta ayer. Era el único político invitado a subir al palco a hablar como anfitrión, pero declinó el convite, junto con el obispo de Rosario, José Luis Mollaghan. “Vamos a estar acompañando el acto de manera anónima, con miles de argentinos que se sienten golpeados, con la esperanza de que sea un puente al futuro”, explicó por la mañana, en un acto oficial, frente a una tribuna uniformada, que incluía policías y militares. El intendente les pidió al Gobierno y a las entidades rurales que “abran caminos de diálogo”. “Hoy tenemos dos actos: por la noche se va a hablar de qué se dijo en uno y otro, sobre la cantidad de gente, pero tenemos que pensar en el lunes. Aspiro a que este día resulte en una invitación que una a los argentinos bajo la bandera celeste y blanca”, sostuvo. Más tarde, Lifschitz se abrazó con Eduardo Buzzi, Luciano Miguens y Mario Llambías. Este último lo mencionó en el acto: “A Miguelito –auguró– lo van a castigar”.