EL PAíS • SUBNOTA › ELISA CARRIó AVISó QUE CFK “TIENE DOS DíAS” PARA “PACIFICAR EL PAíS”
Los referentes del macrismo y Castells, la dirigencia de la Coalición Cívica, de la UCR, el MST y Recrear se sumaron al acto ruralista en Rosario, fustigaron al Gobierno y celebraron: “Esto ayuda a construir una oposición más fuerte”.
› Por Werner Pertot
Desde Rosario
Fue el sueño de cualquier opositor: una pasarela para hablar contra el Gobierno, con decenas de miles de personas de fondo. Nadie se lo perdió. La mayoría se concentró en un corralito frente al escenario. En cambio, los dirigentes de la Coalición Cívica resolvieron mezclarse entre la multitud. Desde la base del Monumento a la Bandera, la líder de la CC, Elisa Carrió, se montó sobre el ultimátum de los dirigentes agrarios: “La Presidenta tiene que darse cuenta de que su primer deber es pacificar al país, y me parece –le advirtió– que tiene dos días”.
En el corralito, un sorprendido Raúl Castells, de poncho rojo, recibió un abrazo del empresario Francisco de Narváez y luego comentó: “Un gobierno que perdió el 80 por ciento de la imagen y que, de los que lo votaron, las encuestas indican que perdió ya a 4 millones, entendemos que es un gobierno deslegitimado y que debe haber elecciones anticipadas”.
–¿Se puede remover un gobierno por las encuestas? –preguntó Página/12.
–Este es un gobierno que estafó al pueblo y se tiene que ir.
–¿Qué piensa de lo que dijo Kirchner, que son la Unión Democrática?
–Pregúntele a ellos si son la Unión Democrática –retrucó el ex piquetero, y se volvió hacia la valla que lo separaba de los productores. Se acercó a uno y le preguntó si era de la Unión Democrática. El chacarero lo miró divertido, sin saber qué contestar. Castells lo ayudó: “¡Esta es gente del pueblo! ¡Acá nadie les da el choripán!”.
No muy lejos, pero con un perfil notablemente más bajo, también estaban los diputados socialistas, encabezados por su jefa de bloque, Silvia Augsburger. “Espero que la masividad ayude a reflexionar al Gobierno y que haya una resolución positiva”, le dijo a este diario. “Este es un acto de oposición: de oposición a las formas del Gobierno, a la falta de espacios de diálogo”, sostuvo el ministro de Desarrollo Social porteño, Esteban Bullrich, que asistió junto a Jorge Macri, Paula Bertol y Federico Pinedo. “Esto está ayudando a construir una oposición más fuerte”, se sinceró Bullrich. De lejos los miraban los ultrabulldoguistas que abandonaron Recrear, como Marcelo Amenta, Nora Guinzburg y Susana Merlo. “Sólo este Gobierno nos puede juntar a todos y a las cuatro entidades”, se divirtió Merlo, que aprobaba la propuesta de Castells.
El titular de la UCR, Gerardo Morales, advirtió que “el acto de Salta es distinto: en Jujuy no quedó un solo beneficiario del Plan Jefes y Jefas”. Cerca de él, Juan Carlos Blumberg remarcó: “El campo es la locomotora del país. El Gobierno no resuelve esto y saca cosas como el tren bala”. Pegada a una esquina del corralito, la dirigente del MST, Vilma Ripoll, estuvo allí el menor tiempo posible porque “no tengo nada que ver con éstos”. “Apoyamos a los pequeños productores –lanzó–, pero no a la oligarquía, ni a los oportunistas que vienen a hacer cara.”
Más cómoda, Lilita vio el acto a la distancia, escoltada por Enrique Olivera y Margarita Stolbizer. “El Gobierno se mostró sordo con el campo; si ahora no ve este acto multitudinario, también va a ser ciego”, disparó. “Cuando las personas no pueden reconocer la realidad, es como que ingresan en un bunker simbólico”, teorizó Carrió, quien dijo que Cristina “tiene una mínima posibilidad de salir”, pero Néstor Kirchner “está totalmente en el bunker”. “Ahí –diagnosticó– está el problema.”
También mezclado entre los productores, el ex intendente de Córdoba Luis Juez consideró ante Página/12 que “es un acto de fascismo intolerable en la boca de un ex presidente que hable de la Unión Democrática”. El ex candidato a gobernador negó que la foto con Carrió sea el inicio de una alianza: “Yo no soy opositor. Pero creo que es bueno dialogar con quienes buscan una Argentina plural”, se justificó. “Acá, como en Salta, va a haber muchos oportunistas”, advirtió.
“Este no es un acto opositor. Si aquí nadie habla de política”, se encogió de hombros el gobernador puntano Alberto Rodríguez Saá, quien podía vanagloriarse de un spot profético de la última campaña: allí se veía un partido del fútbol del Gobierno contra “las Fuerzas Armadas, la Iglesia y el Campo”. Y “el Campo” era el que metía el gol.
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