Por primera vez desde el atentado de 1994, debido a la gripe A, en este aniversario del ataque a la AMIA no se realizará el acto que todos los años se hace frente al edificio de la calle Pasteur en reclamo de justicia. En cambio, en vísperas de los quince años del hecho, ayer hubo algunas actividades de homenaje, como un reconocimiento a los voluntarios que rescataron los libros de la biblioteca del lugar, y una visita del nuevo ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, Julio Alak. El funcionario sostuvo ante las autoridades de la AMIA y la DAIA que la falta de esclarecimiento del atentado “es una de las grandes deudas que el Estado argentino tiene con todos sus habitantes”.

Alak fue recibido por el presidente de la AMIA, Guillermo Borger, y por los representantes de la DAIA Miguel Zechín y Ariel Cohen Sabán. En diálogo con la prensa, el ministro señaló que la pesquisa “tiene que permanecer plenamente activa, hasta que se encuentre a los responsables de la autoría del hecho”.

“Queremos poner el Estado una vez más al servicio de la investigación”, definió, para lo cual “hay muchos desafíos, como el de ayudar a la Interpol para que detenga a los responsables”. Alak puntualizó en ese sentido que “hay que insistir” ante Irán “para que identifique a los responsables del atentado y puedan ser juzgados”.

Por su parte, el presidente de la AMIA aseguró que a este aniversario se llega de un modo “raro” por la designación de Jorge “Fino” Palacios al frente de la Policía Metropolitana, aunque con “una luz de esperanza” por la decisión de la Corte Suprema de reactivar la causa sobre el atentado.

El nombramiento de Palacios, al que Mauricio Macri eligió para comandar la Policía Metropolitana, “produce una ansiedad personal e institucional que esperamos que se resuelva pronto”, agregó Borger al referirse al cuestionado comisario retirado, imputado en el expediente.

El acto por el aniversario se realizará más adelante, según cómo evolucione la epidemia de gripe A. Se barajan como fechas tentativas el 18 de agosto o de septiembre. Borger pidió que no se realicen “interpretaciones políticas” de la postergación. “No hay entrelíneas”, aseguró. De todas formas, hoy algunos familiares concurrirán igual a la plaza seca de la AMIA a las 9.53 de la mañana para llevar una flor a sus deudos. A esa hora –la hora en que se produjo la voladura de la mutual–, se transmitirá en cadena nacional un spot realizado para el aniversario.

El homenaje de ayer a los rescatistas se realizó en la Fundación IWO, donde hoy está guardado el material que se logró recuperar de entre los escombros. Allí estuvieron cuatro de los voluntarios, el presidente de la AMIA y el de la DAIA, Aldo Donzis.

En la ceremonia se mostraron algunos de los elementos que se expondrán a partir del año próximo cuando se inaugure la Casa de la Cultura Judía, entre ellos el reloj de la AMIA, que se detuvo a la hora del atentado. También la máquina de escribir del escritor Samuel Rollansky –director de la fundación en el momento de la explosión–, una escultura de Israel Hoffman que no fue restaurada.

Los voluntarios recordaron cómo fue el trabajo de aquellos días. Diego recordó que “todos los días de buscar entre los escombros fueron muy fuertes” y precisó que tuvieron acceso al lugar “a través de los boquetes que se habían abierto por la calle Uriburu”, a espaldas del edificio derrumbado. Iael, otra rescatista, evocó: “Eramos todos absolutamente inexpertos, nos colgábamos de cornisas y escombros que eran peligrosos, pero no éramos muy conscientes de lo que estábamos haciendo”.

De entre las ruinas se rescataron 60 mil libros que fueron llevados a la Casa de la Cultura Judeo-Argentina, donde funciona la biblioteca judía más grande del país. Los rescatistas salvaron también 32 mil periódicos y revistas, 9 mil fotografías, 2100 discos de vinilo y 700 afiches de cine y teatro, algunos de cien años de antigüedad.