EL PAíS • SUBNOTA › CóMO OPERAN LOS FASCISTAS CATóLICOS
› Por Sergio Kiernan
La movilización del fascismo católico argentino contra el matrimonio gay es una buena chance de observar las conexiones entre grupos y personas aparentemente ajenas. Es que este palo reaccionario y bastante anticuado mantiene, sin embargo, una estructura casi de células en la que librerías, “Centros de Formación”, grupos de estudio, partiditos, publicaciones y revistas hacen de espejos. El efecto es disimular la escasez de gente y hacer pensar que los proverbiales cuatro gatos locos son legión.
Por ejemplo, en uno de los amparos aparece el nombre de Pedro Javier María Andereggen, abogado. Quien recuerde el ataque a la muestra del artista León Ferrari en Recoleta podrá recordar, también, que la exhibición fue demorada por un amparo que la acusaba de blasfema y dañina. La jugada judicial fue también firmada y piloteada por Andereggen, y continuó con el ataque a la muestra por parte de militantes de la Agrupación Custodia y un acto en repudio con los hermanos Caponnetto al micrófono. El hilo es siempre el mismo y terminan apareciendo los mismos nombres.
El de Andereggen se repite con pariente, el cura Ignacio, regular orador en ambientes ultramontanos y fascistas. Ignacio es uno de los que da clases en una entidad llamada Círculo de Formación San Bernardo de Claraval. Allí comparte palestra con Antonio y Mario Caponnetto, con Hugo Verdera –casi especializado en las ideas de ese pilar del antisemitismo argentino, el padre Julio Meinvielle–, con el ex Tradición Familia y Propiedad Martín Viano, con los curas Ramiro y Alfredo Sáenz y con el defensor de la dictadura Guillermo Rojas, autor de 30.000 desaparecidos, realidad, mito y dogma.
Todos estos personajes militan o actúan en las mismas cajas chinas. San Bernardo de Claraval no tiene sede ni existencia física más allá de la librería y editorial Santiago Apóstol, que organiza los encuentros y cobra el alojamiento o las contribuciones. La librería de la calle Riobamba pertenece a los hermanos Jorge y Marcelo Gristelli, amigos del comisario Miguel Etchecolatz y jefes de, justamente, la Agrupación Custodia. Ellos también editan la revista De Campaña, de circulación limitada y por tanto mucho más desembozada que otras.
La polinización entre fascistas católicos suele quedar en evidencia en la decana de su prensa, la revista Cabildo. Allí se anuncian los encuentros de los San Bernardos, se critican los libros editados por Santiago Apóstol y se publican avisos sobre actividades de todo tipo de grupos supuestamente autónomos. Caponnetto, director de Cabildo, tiene el sí fácil a la hora de hacer prólogos, con lo que los hermanos Gristelli terminan editando una y otra vez palabras de Caponnetto.
Lo mismo ocurre con las actividades de entes como la Academia de Estudios Hispánicos Rafael Gambra, Argentinos Por la Memoria Completa (que se dedica a reivindicar la guerra sucia), los centros de estudios General Belgrano y Nuestra Señora de la Merced, el de formación San Roberto Bellarmino, el Círculo Hispanoamericano Isabel la Católica, las editoriales Gladius, Visor, Espuela, Occidente y Vórtice, las librerías Huemul y Acción, el Instituto Bibliográfico Antonio Zinny, que edita a Caponnetto y fue fundado por Julio Irazusta, el Instituto de Filosofía Práctica, la Vanguardia de la Juventud Nacionalista y hasta los grupos musicales Los Federales y Los Dos Puertos, y la galería Arte Nacionalista.
Esta lista, incompleta, puede dar la impresión de abundancia hasta que se descubre que sus miembros se repiten sistemáticamente. Los Cabildo participan de más de una, dando charlas o conferencias –buena parte de la militancia fascista católica consiste en hablar y hablar– y los miembros de sociedades, centros y editoriales colaboran en Cabildo. Todos confluyen en los encuentros de San Bernardo o Bellarmino, nuevamente hablando y hablando, y se cruzan en sedes como el Colegio Fausta Caterina de la calle Soler, el auditorio Monseñor Derisi de la UCA en Puerto Madero y la librería católica de Callao al 200, local favorito de cuanta derecha dura tenga este país.
Y también participan activamente de esa insigne institución que es la Corporación de Abogados Católicos de Buenos Aires. Los que estudiaron derecho, como Andereggen, lo hacen como miembros. Los que no, dando charlas o volanteando contra cualquier causa social que realmente les moleste. Que son unas cuantas.
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