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El empresario Osvaldo Papaleo aseguró ayer que tanto él como su hermana, Lidia Papaleo de Graiver, iniciarán acciones legales contra la diputada Elisa Carrió, quien en declaraciones periodísticas los había acusado de haber recibido plata de la SIDE. “Lidia tiene autoridad moral que ella no tiene”, señaló.

“Le vamos a explicar que se equivocó, que no somos (Mario) Pontaquarto”, dijo Papaleo, en alusión al ex secretario parlamentario que confesó haber recibido y repartido dinero de la SIDE durante el gobierno de la Alianza para el pago de sobornos para aprobar la ley de flexibilización laboral.

“Ella –señaló sobre Carrió– fue funcionaria judicial en Chaco durante la dictadura, mientras mi hermana era violada y perdía sus órganos víctima de las torturas.”

Papaleo aseguró que “Clarín montó el operativo valija” respecto de Isidoro Graiver –hermano de David Graiver– luego de las solicitadas aparecidas con su firma en donde contradecía el testimonio de la viuda de David, Lidia Papaleo. Destacó que “Isidoro Graiver vino, declaró, le financiaron dos solicitadas monstruosas en los diarios y desapareció del país. Se fue del país como un delincuente”.

“Hoy cambiaron, en el show utilizan a (Julio César) Strassera, que tendría que tener vergüenza: fue fiscal en el proceso, juró por el Proceso de Reorganización Nacional y por la dictadura genocida; después investigó como fiscal y pidió condena física de muchos años para Lidia Papaleo de Graiver y hoy lo tienen rodando por los canales”, se quejó.

“Esto no se arregla con plata ni con zócalos en la pantalla de la TV, esto se arregla con justicia”, afirmó respecto de la causa que investiga las irregularidades en la venta de Papel Prensa. Agregó que el contenido de los documentos que firmó su hermana para vender la empresa “es lo que condena a los dueños de Clarín y La Nación y no decir que estuvo en libertad cuando los firmó”.

“Claro que estaban en libertad, querían asegurarse de que entregaran las acciones”, sostuvo Papaleo al referirse a su hermana y al ex vicepresidente de la compañía, Rafael Ianover, quienes el 2 de noviembre de 1976 firmaron la venta de las acciones de la compañía y cuatro meses después fueron secuestrados y torturados.