La Presidenta y otros funcionarios del Gobierno repudiaron de forma unánime los hechos que finalizaron con un muerto y tres heridos de bala. “Hay que identificar no sólo a los autores materiales del hecho, sino también a los instigadores o autores intelectuales”, aseguró ayer Cristina Fernández de Kirchner sobre el asesinato del militante Mariano Ferreyra. El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, también aseguró que se iba a investigar para dar con los “responsables materiales y políticos” del hecho y el ministro de Justicia, Julio Alak, enfatizó que los culpables deberán “pagar con la cárcel”.

“No cabe otra cosa que la más enérgica condena y el repudio y no basta con eso. Vamos a trabajar muy fuertemente en la identificación de los autores materiales, y de los otros, los instigadores”, señaló la Presidenta al terminar un acto en Parque Norte. La muerte por herida de bala del militante del Partido Obrero en una reyerta entre trabajadores de la línea Roca provocó la reacción de los representantes del gobierno nacional. Dejando traslucir sus sospechas sobre el enfrentamiento, Fernández de Kirchner publicó en su cuenta de la red social Twitter que era “inaceptable que un reclamo pretenda resolverse a los tiros” y que le llamaba “poderosamente la atención el desarrollo de los hechos”. La actuación policial durante la pelea es uno de los puntos que anoche resultaba poco claro al Ejecutivo, habida cuenta de que el primer encontronazo entre los dos grupos fue en Avellaneda y luego –el más grave– en la Capital, jurisdicciones que involucran a las policías Federal y Bonaerense.

Trabajadores tercerizados de la ex línea Roca intentaban realizar una asamblea e integrantes de la Unión Ferroviaria que conduce José Pedraza los enfrentaron para que despejaran las vías. De allí ambos grupos se trasladaron a la estación siguiente –Hipólito Yrigoyen– en el barrio de Barracas y fue allí cuando se volvieron a enfrentar en una pelea que terminó con balazos, surgidos del grupo del sindicato, y finalizó con Ferreyra –de 23 años– muerto, además de otros heridos que fueron trasladados al Hospital Argerich.

La primera voz oficial que emitió su repudio al tiroteo y muerte de Ferreyra en Barracas fue la del jefe de Gabinete. “El Gobierno está muy consternado”, aseguró, y anticipó que le solicitaron a las fuerzas de seguridad que aceleren las investigaciones para encontrar a los responsables. Fernández calificó de “bestias” a los gremialistas que llevaron armas y resaltó que se sancionará “con la mayor dureza” al responsable de la muerte del militante político. “Alguien que va con un arma tiene la intención de agredir, y de agredir de muerte. Es una aberración que no vamos a tolerar. Vamos a llegar a los responsables políticos”, enfatizó el jefe de Gabinete.

Luego de un acto en Resistencia, Chaco, el ex presidente Néstor Kirchner también se refirió a los hechos de violencia: “Jamás se pueden justificar estas cosas, son horrendas”, dijo el diputado. Resaltó que confiaba en que “las instituciones van a castigar a los autores” y exigió que no se dejara “ningún vestigio de impunidad”.

El ministro de Justicia, Julio Alak, calificó al hecho como “gravísimo, condenable y repudiable” e insistió en que se buscará a los responsables “hasta las últimas consecuencias”. Los culpables “deberán pagar con la cárcel” porque “es inaceptable que se concurra armado a las manifestaciones” para resolver los conflictos “por la fuerza, con violencia criminal y a los tiros”. El secretario de Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde, calificó en un comunicado a los autores de los disparos como una “patota gansteril” que recurre al “crimen salvaje para crear un clima de zozobra social”.