Pasado el mediodía de ayer, los vecinos de Villa Soldati cortaron las calles aledañas al Parque Indoamericano y quemaron gomas en varias esquinas. Con el paso de las horas, fueron apareciendo más personas que se arrimaron hasta la rotonda de la Avenida Escalada y comenzaron a tirarle piedras al personal de Prefectura y Gendarmería, apostado en la entrada del Parque Indoamericana. También llevaban bengalas y hasta apareció alguien montando un caballo, en medio de la gente. Los uniformados respondieron tirando gases lacrimógenos y dispersaron a los agresores.

Desde los cortes y barricadas armadas a los costados de la autopista Dellepiane, que fue cortada desde las 19, los vecinos aseguraron que nadie del barrio participaba del enfrentamiento con la Prefectura y la Gendarmería, cuya presencia había sido reclamada por ellos y también los ocupantes. “Lo único que queremos es que saquen a todos los okupas y que no los dejen seguir entrando porque sabemos que llegó más gente a la toma”, decía en uno de los cortes Elvira, del barrio Samoré.

Luego del primer enfrentamiento, el jueves pasado, en el que las cámaras lograron registrar las caras de varias personas que disparaban, las agresiones a la prensa se convirtieron en una norma en Villa Soldati. Gracias a las filmaciones se pudo saber que entre las personas armadas había dos delegados del Sutecba, el gremio de los empleados de la ciudad de Buenos Aires, entre ellos, Julio Capella.

De hecho, ayer los camarógrafos debieron filmar los disturbios desde lejos y siempre cerca de los gendarmes para evitar las agresiones.

No todas las piedras se dirigían a los uniformados, muchas eran arrojadas en dirección a la toma, aunque estuviera lejos. Algunos de los agresores estaban encapuchados, llevaban palos y armas blancas. En un momento se retiraron, pero pasadas las 20 volvieron al ataque mientras la zona se llenaba del humo de las gomas y aparecían nuevas fogatas. La Policía Federal cortó el transito en todas las calles aledañas, ya que los autos que pasaban eran apedreados.

En total, no había más de 100 personas en la rotonda y Página/12 pudo ver cómo los chicos del barrio que se sumaron a tirar piedras contra los uniformados huyeron en dirección a los monoblocks cuando los uniformados comenzaron a tirar gases lacrimógenos. La sola presencia de la Gendarmería, que tenía apostados sus vehículos sobre la avenida Escalada, cuatriplicaba en número a los atacantes.

La presencia de patotas sindicales o barrabravas en los incidentes del jueves, del viernes y de ayer también, motivó que la División de Conductas Delictivas en Espectáculos Deportivos de la Policía Federal colabore activamente en la investigación.