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El “antiamericanismo”
Por Eduardo Pavlovsky
Michael Hardt (autor junto con Tony Negri del libro Imperio) se refirió últimamente al inconveniente de que surgiera un brote de “antiamericanismo” en el mundo y entonces el antibelicismo en bloque apareciera alineado en la misma premisa ideológica con los otros capitalistas del imperio, como Francia, Alemania, Rusia, etc. No existe en este momento el “antiamericanismo”. El pueblo norteamericano en su mayoría es “fascista” por falta de información, por carencia de cultura política. De allí su tremenda volubilidad en las encuestas diarias. La volubilidad es la expresión de la falta de conciencia ideológica y política. Puede acaso el columnista de política exterior del New York Times decir que comparte el proyecto de Bush de liberar a Irak para mostrar en Medio Oriente el poder de la libertad. ¿Qué libertad? ¿La del control social estadounidense? Es uno de los pueblos menos informados e ignorantes del planeta. Los fascistas italianos, los españoles y los alemanes tenían ideología, sabían qué ideas defendían y su lugar en el mundo. El pueblo estadounidense que apoya la guerra –carece de ideas y de información– no sabe ni dónde está Irak. Es la ideología fascista de la desinformación. Cuando Saddam desafía a Bush a un debate televisivo, su intención es dar “otro punto de vista” de la guerra al pueblo estadounidense.
En la distribución de los premios Emmy no hubo una sola mención a la guerra. Un solo cantante se refirió a favor de la invasión. También los actores y directores Steven Spielberg, Tom Cruise y Harrison Ford están a favor de la invasión. Por suerte existen otros artistas e intelectuales que se han comprometido en una actitud antibelicista a riesgo de verse expuestos en sus trabajos futuros (Martin Sheen, Yessica Lange, Helen Hust, Norman Mailer, etc). En el Oscar las palabras de Moore fueron éticamente aleccionadoras.
El control social actual que se ejerce en el país del norte es severísimo y ya empiezan a sentirse las sanciones y los desempleos para los no belicistas que serán seguramente acusados de “traición a la patria”.
El problema no es el antiamericanismo. Lo que se ataca es el gobierno imperial de Bush y su criminalidad. Y si Francia, Alemania, Rusia, China se alinean en contra de Bush es el mejor camino para agudizar las contradicciones del capitalismo imperial. Bush y el imperialismo norteamericano son el enemigo principal. Es la cabeza visible de todo el capitalismo imperial. La mayor potencia del mundo. Que sus aliados estén en contra es lo mejor que podría pasar. Un pequeño resquebrajamiento en el bloque capitalista que hambrea al mundo y que produce enriquecimiento de una elite, y miseria y hambre en la gran mayoría de la población mundial. Nunca en la historia el antiimperialismo fue tan protagónico en las calles del mundo.
No somos “antiamericanistas”. Somos antibushistas, antiimperialistas. Cuantos más países se opongan a la guerra, mejor. Aunque “sabemos” que el problema es la oposición a la guerra de los dueños del capitalismo, no es nada más que una lucha por las reservas de petróleo de Irak.
Hablamos de las compañías francesas To Talfina Elf, la rusa Lukoil, la china National Oil Company, las norteamericanas Exxon Mobil y Chebron Texaco, etc. y también hablemos del inmoral negocio de la reconstrucción de Bagdad. Todos no quieren ser robados por Bush en el juego del preciado mercado iraquí ni el de las licitaciones de la reconstrucción. Todo es un conflicto de los grandes explotadores. De eso nadie debe dudar. Por eso el “antiamericanismo”, de por sí, no existe. Sr. Hardt, el problema pasa por otro lado.