Dom 22.06.2003

EL PAíS • SUBNOTA  › MABEL RUIZ, MADRE DE MAXIMILIANO KOSTEKI

“Veo que falta investigar más”

› Por Laura Vales

Mabel Ruiz, la mamá de Maximiliano Kosteki, sigue dando sus clases particulares como profesora de inglés. “Eso es lo único que no cambió en mi vida después del 26 de junio”, dice a Página/12, en la oficina donde una vez por semana se reúne con otras mujeres que, como ella, han perdido a sus familiares en episodios de violencia y reclaman que no haya impunidad. Está vestida de negro, pero se la ve bien, entera. Sobre el escritorio tiene un afiche que anuncia una próxima exposición de los dibujos de su hijo y una frase que Maximiliano escribió en su cuarto, la noche antes de la masacre. “Miro mucho más allá de lo visible”, dice el fragmento de un texto que Mabel encontró en el rodillo de la máquina de escribir.
–¿Cómo fue su 26?
–Estuve todo el día en casa, no prendí el televisor, hasta dormí un rato a la tarde y a eso de las siete cuando me estaba preparando para ir al colegio me llamó mi hija mayor desde Llavallol y con mucha cautela me dijo que le parecía, que creía... ella ya lo estaba viendo por televisión al hermano. Me preparé para ir a la comisaría a averiguar y me llamó mi otra hija de La Plata, llorando, para decirme que lo habían matado, que la imagen en la televisión era él. Yo de todos modos decía que no, que no podía ser, porque no sabía que Maximiliano estaba en el MTD de Guernica, hacía un mes y medio recién que había empezado a participar para trabajar en el comedor, en la biblioteca. Ese día fue su primer corte de ruta. Así que hasta que no llegué a la primera de Avellaneda... incluso cuando me dijeron “está en el hospital Fiorito” yo dije con mucha seguridad “Está herido”. Y el policía movió la cabeza para aclararme que no.
–Usted nunca había tenido militancia política.
–No, yo soy profesora de inglés y catequista. Aunque después no me quedó tiempo para seguir dando catequesis.
–Dedica todo el tiempo al reclamo para que se investigue.
–Fue un proceso. Al comienzo, busqué los diarios de los días anteriores y me senté a leer, tratar de entender qué había pasado. Después que pasó el tiempo y empecé a tomar conciencia del contexto político en el que habían matado a mi hijo recordé que cuando ese policía me atendió, antes de hacerme pasar a la oficina me preguntó de qué origen es el apellido Kosteki. “Es polaco, le dije ¿Por qué?” “Porque hasta la SIDE llamó a la comisaría para averiguar el origen del apellido de Kosteki”. Por supuesto en ese momento yo no tomé conciencia de la magnitud de esa pregunta, pero después al darme cuenta de que el gobierno había organizado la represión y que la SIDE había mandado a matar a determinadas personas me pregunto ¿qué le pasó a Miguel Angel Toma, el titular de la SIDE? ¿Se equivocó con Kosteki, tenían que matar a otra persona y lo mataron a él?
–¿Cree que a los chicos los habían marcado?
–La verdad es que no sé. Con respecto a Darío, él era un referente del MTD, pero Maximiliano estaba hacía un mes y medio. Esa respuesta no la tengo, porque la vida de Maximiliano era totalmente distinta a la de un militante activo.
–¿Cómo ve a la investigación judicial?
–Veo que falta investigar más, porque lo del 26 de junio no fue un caso de gatillo fácil sino una represión organizada. No nos olvidemos que el gobierno estaba tambaleando, que Duhalde estaba perdiendo fuerza y que la gente estaba saliendo a la calle a reclamar lo que nos corresponde por derecho constitucional. El tenía que mostrarse como un hombre fuerte frente al FMI. El 18 de junio Eduardo Duhalde, Felipe Solá, los ministros, Prefectura, Gendarmería, las dos fuerzas policiales, federal y bonaerense, se reunieron con un fiscal y con un juez para organizar la represión del 26. Pero Duhalde no fue lo suficientemente astuto, porque si no hubiesenresultados muertos Maximiliano y Darío... tal vez podría haber controlado las cosas. En cambio ese mismo 26 salió la gente a la calle, el 27 volvió a salir, el 3 de julio bajo la lluvia salieron miles de personas a la calle para repudiar lo que ellos hicieron.
–¿Se acerca la gente a llevarle información sobre lo que pasó?
–Me cuentan cosas cuando participo en alguna inauguración de un comedor, en los actos del aniversario. Yo ahora no soy sólo Mabel, soy la mamá de Maximiliano Kosteki, entonces aunque me cuesta reconocerlo yo sé que me ven así, como que soy la mamá de Maximiliano y por eso me invitan a muchas actividades.
–Es la mamá de Maximiliano y además no se quedó encerrada en su casa.
–Lo que pasa es que en este tiempo aprendí que frente a este hecho doloroso de que te maten a un hijo podés adoptar tres posiciones: te metés debajo de la cama y llorás el resto de tu vida, la otra es decir “y bueno, hay que tener paciencia, hay que aguantar” y la tercera es pararse y salir a luchar. Yo pude hacerlo cuando me encontré con otros y fundamos esta asociación (Familiares de Víctimas en Lucha contra la Impunidad”, en la que estamos con Rosa Bru, con una de las mamás de los chicos que mataron en Floresta, con la mamá de Mariano Vázquez, que hace 7 años que pide justicia. Nosotras pensamos que tiene que haber un final a la impunidad en la Argentina porque después de Maximiliano y de Darío vino Diego Peralta, Sebastián Demonty, otros casos. Todos los días nos encontramos con más mamás a las que les matan los hijos. A veces es incluso un mismo caso, que vuelve una y otra vez a reproducirse.

Nota madre

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