EL PAíS › PERFIL ACADéMICO, PERO CON PRESENCIA POLíTICA

Por el sillón de Zaffaroni

Especialista en Derecho Penal y Criminología, Roberto Carlés trabajó junto al ex juez de la Corte, tiene una buena relación con el Papa desde hace años y coordinó la comisión de juristas que redactó el proyecto de ley de reforma del Código Penal.

 Por Laura Vales

Con sólo 33 años, Roberto Carlés será, de confirmarse su nombramiento, el ministro de la Corte Suprema más joven de la historia argentina. Discípulo de Raúl Eugenio Zaffaroni y especialista como él en Derecho Penal y Criminología, tiene un perfil volcado a lo académico. Pero es el de un académico con presencia en el mundo de lo político. En los dos últimos años fue el coordinador de la comisión de juristas que redactó el proyecto de ley de reforma del Código Penal, un trabajo definido por él como de “mediador entre las partes y entre los partidos”. Locuaz, interesado en participar de los debates que han marcado la agenda de la última década, Carlés se muestra activo en las redes sociales, donde lo primero que salta a la vista es su sintonía con Jorge Bergoglio.

Muchas de las posturas que sostiene Carlés han sido conocidas por sus apariciones en los medios. También tiene una activa cuenta en Twitter y usa Facebook para difundir su actividad profesional. En su portada de Twitter, por ejemplo, combina una imagen de la hinchada de su equipo –San Lorenzo– con una foto que se sacó con el Papa en un reciente encuentro en el Vaticano, en el que Carlés le llevó el anteproyecto de ley de reforma del Código Penal. También en la portada de Facebook puso otra foto de él junto a Bergoglio, pero de 1992: en ella, un Carlés niño toma la confirmación de manos del que entonces era vicario de la zona de Flores.

Si estos datos lo muestran como católico, otros lo ponen lejos de cualquier arquetipo en ese sentido; se ha manifestado públicamente en favor del matrimonio igualitario, de la adopción para parejas gays e incluso de la despenalización del aborto. Carlés es además denostado por grupos tradicionalistas de la Iglesia, que le cuestionan haber impulsado una campaña en contra de que haya crucifijos en los juzgados y otros lugares públicos estatales.

El candidato a suceder a Zaffaroni nació en Morón el 17 de septiembre de 1981. Hizo el secundario como perito mercantil, pero a la hora de entrar en la universidad se decidió por las leyes. Estudió Derecho en la UBA, donde se recibió con diploma de honor. Más tarde se doctoró en universidades europeas.

Vive con en el barrio de Caballito con sus dos hijos –un varón y una nena de tres y dos años–, y su mujer, Mónica, una abogada italiana con la que se conocieron mientras cursaban una especialización en Alemania, durante los tres años en que vivió fuera del país para completar su formación.

El currículum del candidato ocupa varias páginas. Especialista en Derecho Penal y Criminología, docente de la UBA, fue investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas y Sociales Ambrosio L. Gioja de la Facultad de Derecho y del Instituto Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. En Italia se doctoró en Derecho en la Università degli Studi di Ferrara. También es doctor en Ciencias Penales de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

Si bien nunca fue un militante, Carlés no oculta que su primera incursión en el mundo de la política fue en Franja Morada, a fines de los ’90. La agrupación universitaria del radicalismo ya estaba, como el propio partido, en una fase de decadencia, pero la admiración por la figura de Raúl Alfonsín, ha contado él, le resultaba fuerte. Del día de su jura queda una foto que lo muestra, diploma en mano, junto al ex presidente. Antiguos compañeros de la universidad recuerdan que Carlés llegó a ocupar un lugar en las boletas de la agrupación, aunque no entre los primeros lugares.

Para el resto, resultará tal vez conocida una pelea con Eduardo Feinmann que mostró sus dotes de polemista. El conductor sacó al aire en su programa de cable a Carlés para debatir sobre el proyecto de reforma del Código Penal. Carlés había difundido una carta del Papa que planteaba que el camino a seguir ante el tema de la inseguridad no podía ser el endurecimiento de las penas; la pelea entre el conductor y el jurista fue áspera pero sin grandes argumentos por parte de Feinmann, que en un momento acusó a Carlés: “Seguramente usted celebra la muerte de un policía”. “No sea cabeza de termo, por favor”, le replicó Carlés, sin subir el tono ni perder la compostura. Toda la discusión, sin mayor sentido pero a la vez divertida, quedó para la antología; más tarde, en un tuit, el penalista amplió: “La ‘termocefalia’ es la incapacidad de pensar fuera de la lógica binaria. Eso es lo que le sucede a Feinmann”.

El candidato a la Corte no ocupó hasta ahora cargos en la Justicia, aunque sí, como especialista, fue asesor de la Comisión de Seguridad de la Legislatura porteña y del Senado nacional. Por sus publicaciones y su actividad académica es conocido fuera del país, y el año pasado fue electo presidente del Comité de Jóvenes Penalistas de la Asociación Internacional de Derecho Penal. El currículum distribuido por el Ministerio de Justicia consigna que Carlés obtuvo el premio de la Fundación Bolsa de Comercio en el 2000, es decir cuando estaba recién recibido, y que fue becario Fulbright, así como del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso) en 2011.

En noviembre del año pasado, cuando Zaffaroni confirmó su retiro de la Corte, le preguntaron en el programa Casi Despierto si se veía en el máximo tribunal. “No me han llamado hasta el momento... pero si quieren puedo dar mi teléfono al aire”, contestó, divertido. Pero admitió: “Cualquier jurista sueña con alcanzar el lugar de Zaffaroni”.

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El jurista Roberto Carlés junto al papa Francisco, en una de sus visitas al Vaticano.
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