Mar 16.12.2003

EL PAíS • SUBNOTA  › DECLARA FRAGA MANCINI, EX SECRETARIO DE COSTANZO

Un posible nuevo arrepentido

› Por Eduardo Tagliaferro

Quienes siguen de cerca la investigación de las coimas en el Senado esperaban ansiosos ayer la aparición de un nuevo arrepentido. En voz alta se señala a Martín Fraga Mancini, ex secretario del senador rionegrino Remo Costanzo, quien fue mencionado por Mario Pontaquarto en la declaración en la que admitió haber retirado cinco millones de la SIDE para el pago de los sobornos. “Hablé en varias oportunidades con Fraga Mancini y muchas veces me manifestó el hecho de querer blanquear esta situación”, había dicho el ex secretario parlamentario del cuerpo. Hoy Mancini declarará frente a las autoridades judiciales.
Aunque Mancini ya declaró en la causa e incluso fue beneficiado judicialmente con una falta de mérito, en esta ocasión se espera que revise sus dichos. En aquella ocasión negó haber sido “el correo” que repartió la plata de la coima, tal como lo sindicaba el famoso anónimo.
“Esperamos que, a la luz de los últimos acontecimientos, este señor Mancini ahora sí tenga la voluntad de contar todo lo que sabe al respecto”, confió Eduardo Freiler, uno de los fiscales de la causa.
Contradiciendo los incomprensibles dichos del juez Norberto Oyarbide, que descalificó la declaración de Pontaquarto, Freiler –quien instruye este expediente desde sus comienzos– señaló que el arrepentido “ha introducido algunos nuevos aspectos, que son los que vamos también a solicitar para que sean verificados”. En este punto consideró que “sería conveniente volver a escuchar a Fraga Mancini”.
Mancini, un joven de unos 35 años, trabaja desde 1989 con el rionegrino Costanzo. Su madre, Norma Mancini, es hermana del médico personal del ex senador justicialista Eduardo Bauzá y su tía es la esposa de Esteban Caselli, ex embajador en el Vaticano durante el gobierno de Carlos Menem.
En la actualidad, Fraga Mancini se desempeña en la Dirección de Prensa del bloque peronista de la Cámara alta. El 21 de enero del 2002 obtuvo una recategorización mediante la que se le otorgó la categoría A1, la más alta dentro del escalafón del Congreso. Entre las tareas de esa dirección figura la elaboración diaria de una síntesis informativa. Son pocos en el Senado los que dan fe de conocerlo. Ni siquiera los días de pago, ya que como a la mayoría de los empleados de planta transitoria el sueldo se le deposita en un banco y puede retirarlo por cajero automático. Formalmente su horario de trabajo comienza a las 14 y su tarea es la de telefonista. Lo que se dice un verdadero privilegio para quien tiene la categoría más deseada dentro del personal legislativo.
En su momento, cuando le tocó testimoniar en Comodoro Py, Fraga Mancini afirmó que tuvo una evolución patrimonial acorde a sus ingresos y a los de su mujer, Claudia Arias, también empleada en el Senado. En ese momento, antes de la recategorización del 2002, entre ambos percibían 5 mil pesos mensuales, a los que él suma una participación en las utilidades de un Registro de la Propiedad Automotor de Pilar, cuyo titular es su padre.
Entre los documentos que entregó a la Justicia para explicar la bonanza del derrame de la copa de la riqueza, Fraga Mancini aseguró haber recibido en marzo una donación de su padre, Alfredo Fraga, de 65 mil pesos. Sin embargo, el acta correspondiente está fechada el 4 de septiembre. Sobre su patrimonio dijo que era dueño de una casa en el country club Golfer’s, situado en el kilómetro 4,5 de la ruta 28, y de tres vehículos.
Los pocos empleados del Congreso que comentan algo sobre Fraga Mancini suelen repetir que tiene un punto en común con Pontaquarto. Ambos son amantes de la buena vida y por ende tienen muchos gastos mensuales. Para colmo de males, sostienen que Fraga Mancini enfrenta algunos problemas judiciales por el Registro Automotor. Al igual que Pontaquarto, el delito que podría llegar a enfrentar en este expediente es el de cohecho.
En los tribunales repiten que el juzgado dio todos los pasos formales para que la citación le llegara en tiempo y forma. Las autoridades policiales encargadas de llevarla tenían la orden de darla en mano para evitar cualquier desencuentro que pudiera justificar un faltazo. El 8 de noviembre de 2000, ante el entonces juez Carlos Liporaci, Fraga Mancini se negó a declarar pero presentó un escrito en el que rechazó los cargos en su contra. En medio del escándalo, en agosto de aquel año, el entonces secretario del senador Costanzo viajó al exterior con su esposa, Claudia Arias. Y, en su descargo, dijo que se trató de un viaje de placer para celebrar su aniversario de bodas. En la causa se comprobó que había viajado a Cuba.
El tema tenía su importancia. En el famoso anónimo decía que “la situación se empeoró, pues Martín, que vive en un barrio cerrado de la provincia, al llegar a la casa le comentó a la mujer y no durmieron de miedo durante toda la noche. Tales fueron los nervios de Martín que Costanzo lo subió a un avión y lo envió de vacaciones junto a la mujer al Caribe”.

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