EL PAíS › QUIEN ES Y QUE PUEDE DECIR LA SECRETARIA GLADYS MOTA
Una teniente leal de De Santibañes
Por E.T
Los que la conocen no dudan en señalar que “es una incondicional de Fernando de Santibañes”. Se refieren, claro está, a la omnipresente secretaria del ex banquero y ex titular de la Secretaría de Inteligencia Fernando de Santibañes. Gladys Mota, la secretaria en cuestión, deberá responder varias preguntas frente al juez que lleva adelante la causa por los sobornos en el Senado. La principal será si, tal como declaró el arrepentido ex secretario parlamentario de la Cámara alta Mario Pontaquarto, el 18 de abril de 2000 lo acompañó hasta la bóveda de la SIDE y le facilitó el acceso a dos valijas y una caja cerrada en cinta adhesiva con cinco millones de pesos.
Esta mujer de cuarenta y tantos años, que supo tener una fuerte presencia durante el paso de De Santibañes por la SIDE, enfrentará hoy al tribunal para tratar de explicar algunos de los puntos que con sus dichos iluminó Pontaquarto. Además de responder si lo acompañó a la bóveda, tendrá que decir si luego fue con el ex secretario parlamentario hasta las cocheras en las que se encontraba el Peugeot 406 que llevó el dinero por esa noche lluviosa hasta la playa de estacionamiento del Congreso. Claro que su respuesta luego será constatada por el tribunal, quien tendrá que requerir a la SIDE, de los controles de personal, hasta qué hora se quedó trabajando aquel 18 de abril Gladys Mota. Al margen de que utilizara tarjeta de asistencias o no, no faltarán los custodios de guardia que puedan corroborar su salida del edificio que los espías tienen a metros de la Casa Rosada y enfrente del Banco Nación.
Mota acompaña a De Santibañes desde los años en los que éste estaba en el Banco de Crédito Argentino, primer escalón del ascenso social y económico del amigo de Fernando de la Rúa. Hace unos meses tuvo un terrible accidente automovilístico en el que desbarrancó el auto en el que viajaba con su marido, Martín Lanusse. Ella quedó inmovilizada por varias horas dentro del vehículo y como secuela quedó en una silla de ruedas.
Los que conocieron su trabajo, saben decir que superaba el de una secretaria habitual de oficina. Solía atender desde las cuestiones laborales más sencillas hasta los temas personales más complejos de De Santibañes. Estaba habituada al manejo de dinero y a las ordenes estrictas. Tanto a recibirlas como a darlas. Odiaba al cigarrillo hasta la obsesión. Quizás la misma que De Santibañes mostraba en ese punto.
Su pareja también proviene del fenecido Banco de Crédito. Trabajaba en el mismo escritorio que De Santibañes. Frente a frente. Eran los tiempos en los que el amigo de De la Rúa todavía era bancario. Faltaban algunos años para que De Santibañes se convirtiera en el mano derecha de Salvador Gorodisch y para que a la muerte de éste comprara en sociedad con uno de sus hijos el 28 por ciento del banco, para dos años más tarde vender su parte al Banco Francés en más de 160 millones de pesos. De aquellas jornadas sentados al escritorio nació su relación con Martín Lanusse. Luego los caminos se separaron, o no tanto. Lanuse pasó a una AFJP y Santibañes continuaría su estrecho vínculo laboral con Mota.
Cuando De Santibañes llegó a la SIDE, Mota llegó con él y a su vez con otra secretaria que le respondía. Por ese entonces esta mujer que era capaz de armar las valijas personales del ex banquero, de llevar su agenda o de tutearse cuando hablaba con el ex citibanker Richard Handley, vivía sobre la Avenida La Plata, en el populoso barrio de Almagro. Poco tiempo después se mudó a Barrio Norte, en la calle Juncal al 800.
A pocos días de llegar De Santibañes a la SIDE, Ezequiel Lanusse, primo de Martín, la pareja de Mota, estuvo al frente de la repartición encargada de las escuchas telefónicas realizadas por orden judicial y conocida como Ojota. Estuvo en ese puesto hasta que el 20 de diciembre de 2001 el gobierno de De la Rúa explotó por los aires. Además de ser primo de Martín, Ezequiel Lanusse tiene la particularidad de fungir como secretario privado de Enrique “Coti” Nosiglia, hombre influyente en el radicalismo, con el menemisno, con el delarruismo, en la SIDE y en todos los ámbitos en los que este verdadero public relations se desenvuelve.
A diferencia de Hugo Anzorreguy y hasta del mismo Carlos Becerra, ex titulares de la SIDE, a De Santibañes no lo llamaba tanta gente. Esto no implicaba que Mota tuviera menos ocupaciones. Su condición de empleada full time y el hecho de que luego de irse de la SIDE, el mismo Pontaquarto reconociera que se reunió con ella en el departamento del ex banquero desesperado por saber si salía su nombramiento como delegado del organismo en París, ponen de manifiesto la confianza que depositaba en ella el amigo de De la Rúa. No por casualidad era el filtro obligado de todos los llamados dirigidos a su jefe. Su carácter fuerte no se lo daba su trato privilegiado con el ex banquero sino su propia idiosincracia. Al punto que al Director de Finanzas, Juan José Gallea, lo trataba como si fuera un joven inexperto.
Algunos de los interrogantes que son de suponer que los investigadores judiciales formulen serían los siguientes:
- ¿Cuántas veces habló con Pontaquarto?
- ¿Habló con el ex secretario parlamentario la noche del 18 de abril o posteriores cuando éste consultó qué hacer con el dinero, ya que se había pospuesto el tratamiento de la ley de reforma laboral?
- ¿Ella tenía llave de la bóveda o fue acompañada por algún responsable, léase el Director de Finanzas, Gallea?
- ¿A quién le avisó que iría a la bóveda? ¿Era habitual que ella retirara dinero? ¿Qué sumas de dinero solía manejar?
- ¿Bajó a la cochera con Pontaquarto?
- ¿Alejandro Rui Dia, habitual conductor del Renault Laguna blanco que de acuerdo a los dichos de Pontaquarto fue el que lo acompañó al Congreso, estaba esa noche en el edificio?
- ¿Fernando de Santibañes y su jefe de custodia, Daniel Medina, estaban la noche del 18 de abril, en el edificio? ¿Se habían retirado juntos? ¿Adónde?
- ¿A qué hora se retiró ella del edificio esa noche? ¿A quién le avisó que la operación había finalizado?
Muchas más, por cierto, serán las preguntas que se desprenden de los dichos de Pontaquarto. Claro está que si Mota niega todo, tendrá que someterse a un careo con el arrepentido.