El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó que su gobierno quiere adoptar una meta de crecimiento económico, que funcionaría junto con la actual meta de inflación, todo ello en el marco de la defensa de la decisión del Banco Central de no bajar la tasa de interés básica. Las declaraciones presidenciales y la voluntad de persistir en la actual política económica se producen en momentos en que los problemas internos se ven agravados por los cambios en la economía mundial, en especial por la salida de capitales producida por las expectativas de mayores tasas en Estados Unidos y la desaceleración de la demanda en China.
En una entrevista con el diario O Globo, Da Silva sostuvo que, “en vez de establecer solamente la meta de inflación, podremos colocar, también, concomitantemente, la meta de crecimiento para que sean perseguidas juntas”. En el reportaje, Lula también respaldó la reciente decisión del Banco Central de mantener la tasa de interés básica en el 16 por ciento anual, interrumpiendo una serie de recortes mínimos, una decisión que ha demostrado, no sólo en Brasil sino en cuanto país fue ensayada, ser absolutamente incompatible con el crecimiento.
Las altas tasas de interés constituyen una típica recomendación de política económica del Fondo Monetario Internacional, supuestamente destinada a evitar la salida de capitales del país. La decisión se vuelve sensible frente a las ingentes necesidades de capital que Brasil demanda para refinanciar su deuda y evitar así el default, pero lo que parece atractivo por un lado presenta severos efectos colaterales. Las mismas altas tasas que han producido fenomenales ganancias para el sector financiero desalientan la producción. Al mismo tiempo, son estas mismas tasas las que retroalimentan el crecimiento de la deuda, cerrando el ciclo de “crisis”.
Lula admitió que dentro de su propio partido existen dudas y críticas a la política económica, aunque les restó importancia. “Yo no veo presión; veo inquietudes, muchas veces por desinformación”, afirmó. El presidente también acusó a los mensajeros y se quejó por los títulos de los diarios brasileños, que, según dijo, “muchas veces son escandalosos”.
En la Argentina, la consultora Ecolatina sostuvo en su informe semanal que “el cambio en el contexto internacional, por la expectativa de subas en la tasa de interés de corto plazo en los Estados Unidos y la desaceleración del crecimiento en China, golpea a los mercados emergentes, y particularmente a Brasil”.
La consultora destacó que Brasil debe refinanciar en lo que resta del año más de 60 mil millones de dólares de deuda, equivalentes al 12 por ciento de su PIB. En este contexto, el reciente pago con reservas de vencimientos por más de 10 mil millones de dólares, equivalentes a una quinta parte de las reservas internacionales y 40 por ciento de los activos líquidos del Banco Central, fue interpretado por “los mercados” como una “muestra de debilidad”.
Para Ecolatina, la situación financiera de Brasil sólo es sustentable si logra que su economía crezca y, a la vez, si el ajuste de la tasa de interés en los Estados Unidos y la desaceleración de la economía en China se producen en forma gradual. En otras palabras, todo parece indicar que los mercados emergentes se hallan en los bordes de una nueva turbulencia.