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Los subterráneos volverán a parar hoy. A las once de la noche y después de una reunión en el Ministerio de Trabajo que se extendió por casi cuatro horas, los delegados de los trabajadores anunciaron que seguirán con el plan de lucha ante la falta de una propuesta concreta de parte de Metrovías a sus reclamos salariales. Las cinco líneas y el Premetro dejaran de funcionar entre las 6 y las 10 de la mañana y por la tarde la paralización de tareas será entre las 15 y las 19 horas. La empresa no fue convocada por las autoridades laborales, que sí se reunieron en forma paralela con los dirigentes de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), la cual a pesar de representar gremialmente a los trabajadores está enfrentada a la conducción de la comisión interna que encabeza la lucha. El ministerio se comprometió a mediar con la concesionaria.
La postura de los trabajadores era firme: si no existía una propuesta salarial de Metrovías continuarían con la prostestas y los paros. Ni la prórroga por cinco días de la coinciliación obligatoria ni la extensa reunión en el Ministerio de Trabajo alcanzaron para doblegar la actitud de los huelguistas. Tras la reunión con el jefe de Gabinete de la cartera laboral, Norberto Ciaravino, y del subsecretario de Relaciones Laborales, Guillermo Alonso Navone, los delegados anunciaron la extensión de los paros a cuatro horas por turno.
Desde el ministerio y a través de un comunicado de prensa, las autoridades lamentaron no haber arribado a un acuerdo, “no sólo por la situación de los trabajadores sino especialmente de los usuarios afectados ante la continuidad de las medidas de fuerza”. Sin embargo, los voceros del Ministerio de Trabajo aseguraron que “van a agotar todas las instancias “para solucionar el conflicto lo más pronto posible”, aunque recién el viernes próximo existiría la posibilidad concreta de reunir a las partes en conflicto.
En tanto, en la reunión con la UTA que dirige Juan Manuel Palacios, los gremialistas se limitaron a plantearles a las autoridades del ministerio que ellos sí acataban la conciliación obligatoria, pero que nada podían hacer con las bases rebeldes. Una conclusión que pone en alerta a los sindicalistas enrolados en la CGT.
Los paros realizados ayer fueron producto de las asambleas que se efectuaron durante todo el fin de semana y se extendieron a los lugares de trabajo a partir de las cinco de la mañana. Allí los trabajadores de las cinco líneas de subterráneas porteños y el Premetro decidieron seguir con las medidas de fuerza para obtener mejoras salariales. Los reclamos surgidos de las mismas asambleas van desde un aumento del 50 por ciento sobre los sueldos básicos, la restitución del 2 por ciento mensual por cada año de antigüedad y el pago de un plus por trabajo nocturno.
Las medidas de fuerza comenzaron con un paro que se prolongó entre las seis y las nueve de la mañana. La continuidad del plan de lucha estaba supeditado a lo que decidieran los mismos trabajadores. Por eso, el abandono de las tareas que volvió a paralizar los subtes y el Premetro entre las 15 y las 18 horas fue decidido por los trabajadores del turno tarde, a pesar que el Ministerio de Trabajo había prorrogado la conciliación obligatoria, que vencía a las 14,30 hs, por otros cinco días. Hasta ese momento, Metrovías solo se había limitado a hacer referencias a los aumentos salariales otorgados en julio del año pasado y a propalar que la “empresa no está en condiciones de abonar un aumento salarial”. Por eso los trabajadores votaron en las asambleas que mantendrían las medidas de fuerza “si Metrovías no realiza una oferta salarial que permita destrabar el conflicto”. La oferta no existió y el conflicto continúa.
A pesar de la intensa gestión del Ministerio de Trabajo, la situación de tensión entre la empresa y los trabajadores pareció agravarse cuando voceros de la compañía denunciaron que “trabajadores se arrojaron a las vías impidiendo a la empresa desarrollar el servicio de emergencia” que había empezado a funcionar precariamente en la Línea C que une Retiro con Constitución. El corte de vías fue el elemento que tomó la Justicia para encarcelar a delegados y trabajadores ferroviarios del Sarmiento pocos días atrás en Castelar.