ESPECTáCULOS › INSTITUCIONES Y ASOCIACIONES QUE
PRESIONAN CONTRA ALGUNOS CONTENIDOS
Nuevos fiscales para la pantalla chica
Desde la Iglesia católica y la DAIA, pasando por asociaciones de travestis y hasta por agrupaciones defensoras de animales monitorean los contenidos. Protestan con cadenas de mails o presionando a anunciantes.
Por Julián Gorodischer
El guionista reclama que lo dejen escribir en paz. Pero la embestida institucional no se detiene: la DAIA, la Iglesia, las asociaciones de travestis, los protectores de animales y hasta las entidades de gallegos miran la TV y toman apuntes. Luego empieza la cruzada: envían una queja al gerente de programación, boicotean un sponsor o escriben una carta abierta. ¿Las consecuencias? Antonio Gasalla debió pedir disculpas por “zafarse” con la Virgen en un sketch de su personaje Soledad, Mosca y Smith ya no bromea con judíos, y hasta Florencia de la V hizo una excursión a Godoy Cruz, en la ficción de Los Roldán, después del reclamo de las travestis por un poco de “realismo”. Las entidades de gallegos eliminaron el chiste ofensivo del catálogo de Videomatch, y el proteccionista pelea por su cuenta pendiente: levantar el laberinto de perros de Susana Giménez. ¿Lo logrará?
Le pasó a Antonio Gasalla: dio marcha atrás con la pasión de su personaje Soledad, que había instalado un altar a la Virgen en el inodoro. Al rebote de ese sketch en TVR, le siguió el embate feroz del Arzobispado y asociaciones católicas, que lograron levantar avisos y alarmaron al directorio de América. La técnica de persuasión se inicia con mails internos, sigue con una carta de queja al canal y a las empresas auspiciantes (a las que se acusa de ser solidarias con la discriminación) y progresa hasta la carta documento e inicio de demanda judicial. “En el caso de Gasalla –dice el cura Guillermo Marcó, vocero del Arzobispado–, se consiguió levantar toda la publicidad. El canal nos llamó para ver qué hacía y tratamos de encontrar una salida entre todos: no me alcanza con que me pidan disculpas a mí; la disculpa debe ser pública.” La presión comercial de la Iglesia no se ensañó, todavía, con Padre Coraje –un bandido que se hace pasar por cura y enamora a las mujeres del pueblo–, aunque la novela de Canal 13 estaría en “el límite –dice Marcó–, pero no se puede hacer nada porque la ofensa es más indirecta, es un cura simulado”.
Por su parte, la dirigencia judía, desde la DAIA, eligió el formato de la carta abierta para alarmarse por los “excesos” de Mosca y Smith en el Once. Sus dirigentes se expresaron en un raid mediático para advertir sobre un humor “que pasó el límite del buen gusto”, según dice Jorge Kirszenbaum, presidente de DAIA. Protestaron por la parodia de un judío ortodoxo “robándose un chancho”, aunque extendieron el reclamo al tono burlón con que se retrata a otras colectividades. Si la cohesión cristiana prevé el trabajo en equipo con organizaciones ultraconservadoras laicas, la judía no obtiene el consenso necesario: activos intelectuales de la comunidad (como la escritora Manuela Fingueret, ver recuadro) reclaman el cese del fuego y la reserva de energía para intervenciones públicas de mayor alcance. Como respuesta, la DAIA argumenta que sus apariciones son el legítimo derecho a pedir que se terminen los estereotipos y el mal gusto diseñados por los guionistas Agulla & Baccetti.
Como en los Estados Unidos, donde la hegemonía de la corrección política expulsó el humor negro de las ficciones, el riesgo es el de perder libertad creativa. El reclamo de instituciones judías consiguió lo buscado, aunque no logró mejorar una historia aburrida. Mientras, un equipo de la DAIA controla otros programas y publicidades para detectar más caricaturas: ya lograron eliminar el estereotipo que se veía en un aviso de agua purificada y, siempre, son solidarios con las acciones de los cristianos.
Más creativos, los militantes de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) idearon un Mural de la Discriminación en el que escracharon a Fabián Gianola, de TVR, por sus chistes sobre “locas”. También lo abuchearon en la reciente Marcha del Orgullo. Pero empieza a existir un movimiento de autocrítica: “No podemos darle el mismo trato que a Aldo Rico: lo repensamos –dice Marcelo Suntheim, de la CHA–, y relativizamos las acusaciones”. Las travestis de Alitt (Asociación por la Identidad Travesti y Transexual) son más radicales: hicieron circular cartas de repudio contra la machietta de Florencia de la V en Los Roldán, pidieron públicamente al guionista que la retire de su asexualidad light “para que tenga los verdaderos sentimientos de una travesti: que ame, que desee, que coja y que sea cogida”. Si bien los guionistas (Mario Schajris y Adriana Lorenzón) llevaron a Laisa a Godoy Cruz en una escena junto a Gastón Pauls, las travestis se siguen quejando. “En la Argentina –dice Lohana Berkins, dirigente de Alitt–, hay víctimas de primera y otras de segunda. Otras organizaciones nunca se solidarizan con nosotras, y la Iglesia es la menos indicada para sentirse ofendida: Quarracino nos quería mandar a todos los gays a una isla.” El infierno del guionista, en la era del control, prevé asociaciones de gallegos reclamando por la burla sistemática que les dedicaba Videomatch y logrando atenuar el chiste. Queda pendiente, todavía, el reclamo de Mario Mele, presidente del Movimiento Argentino de Protección al Animal (MAPA), que amenaza con acciones legales si su advertencia a Susana Giménez para retirar el laberinto de mascotas sigue sin escucharse.