“De los empresarios ya no me extraña nada”, dice el diputado socialista Ariel Basteiro sobre el escándalo de narcotráfico de Southern Winds (SW). Sin embargo, el presidente de aviación civil en la Federación Internacional de Trabajadores del Transporte y representante del personal aeronáutico en la CTA afirma que la responsabilidad principal recae sobre la Fuerza Aérea, porque es la encargada de la seguridad en los aeropuertos y su cúpula es parte de la mayoría de las empresas que, con Alfredo Yabrán a la cabeza, se apoderaron de toda la actividad comercial ligada al sector tras las privatizaciones. Afirma que Beltrame hijo se movía con total impunidad porque su padre era el jefe militar de Ezeiza y le resulta sospechoso que ninguno de todos los servicios de seguridad que operan en el aeropuerto haya detectado la maniobra. Propone la creación de una Agencia Federal autárquica que controle la seguridad aeroportuaria.
–El caso Southern Winds de contrabando de drogas a España extendió un manto de sospecha sobre todos los actores de la actividad aerocomercial. ¿Quiénes son los principales responsables de este escándalo?
–Hay que preguntarse no sólo cómo sale sino cómo entra la droga. Nuestro país tiene un sistema de radarización muy débil que solamente cubre la región central, entre Córdoba y Bahía Blanca. Después, toda la Patagonia y todo el norte están libres para vuelos y pistas clandestinas y contra eso nadie puede hacer nada. En Europa, donde hay un control muy extremo de los cielos, la única manera de entrar la droga es a través de aeropuertos y puertos convencionales. Sabiendo esto, ¿por qué la Fuerza Aérea no ha puesto mayor celo y no ha reclamado mayores medios e infraestructura para hacer un buen control?
–¿La responsabilidad es sólo de la Fuerza Aérea?
–Los casi únicos responsables son la Fuerza Aérea (FA) y la Policía Aeronáutica Nacional (PAN), que son parte de una misma estructura. Argentina, China y Nigeria son los únicos países en el mundo donde la normatización sobre los aeropuertos es de la FA, en cualquier otro lugar lo hace un organismo civil.
–Esta sería la responsabilidad del Estado. ¿Y el resto?
–Hay responsabilidades secundarias y compartidas, como las empresas de seguridad. Es que la FA pone toda su energía no para la actividad que fue creada sino en sostener negocios que tiene toda la fuerza en el ámbito aeroportuario. Con la llegada de (Alfredo) Yabrán a los aeropuertos, la FA fue socia de esos emprendimientos comerciales. Sus oficiales, brigadieres y comodoros, fueron integrantes de todos los directorios de Edcadasa, Interbaires, Intercargo. Todas las empresas de seguridad que funcionan en el aeropuerto o administran emprendimientos comerciales, tienen en sus directorios oficiales aeronáuticos. Empresas que se nutren de ex miembros de las fuerzas de seguridad, dados de baja por sumarios internos, y terminan siendo la autoridad de control en sectores estratégicos de los aeropuertos.
–¿Y las empresas aerocomerciales?
–En otro nivel. Pero toman personal como este (Walter) Beltrame que viajaba una vez por semana ida y vuelta a España y la empresa no percibió esa cuestión por lo menos curiosa y no actuó antes.
–¿Todo queda reducido a la PAN y la FA?
–Tampoco se les puede quitar responsabilidad a los organismos de inteligencia. Cualquiera que trabaja en un aeropuerto sabe que el lugar está lleno de servicios: la SIDE, la SIFA (de la FA), SIMA (de la Armada), Interpol, Policía Federal. Todos tienen oficinas en los aeropuertos. No son sólo esas 12 personas que dijo (Carlos, el ex jefe de la FA) Rohdes que tenía para pelear contra el narcotráfico. Es al menos raro que ninguno haya advertido estos movimientos extraños.
–¿Estas oficinas son oficiales?
–Todos ellos tienen una oficinita en el sistema de cámaras que barre y rastrea todo el aeropuerto, incluidos Migraciones y Aduanas. Tamaño embarque no es una prueba piloto para ver si funciona, como dice el juez (Carlos) Liporace. La investigación va a determinar responsabilidades, pero si Beltrame era el encargado de traspasar los controles era muy difícil que un subalterno de su padre (el comodoro Alberto Beltrame) le dijera al hijo de su jefe que no pasara por ahí.
–¿Todos conocían el vínculo familiar de Beltrame con el jefe de Ezeiza?
–Todos sabían que era el hijo y el pibe con esa chapa se manejaba casi impunemente. Por eso creo que hay responsabilidad de (José) Pampuro por acción u omisión. Al menos va a tener que explicar por qué salió en defensa de la PAN y la FA.
–¿Que papel le corresponde a la Secretaría de Transporte?
–Ninguno. Hay un organismo que es el Orsna (regulador del servicio aerocomercial), que también está compuesto mayoritariamente por oficiales de la FA, con lo que atienden en los dos lados del mostrador. Por eso nosotros promovemos una Agencia Federal, un organismo civil y autónomo sobre la seguridad aerocomercial que no es sólo el manejo de los aeropuertos sino la inspección a los aviones, mantenimiento técnico, etc. Una política integral de seguridad sobre toda la normativa del sector.
–También se cuestiona al Estado por los subsidios a SW.
–Todas las empresas aéreas están en crisis y los subsidios no tendrían que ser para una sola empresa. El país también subsidia al transporte público automotor en 450 millones de pesos por año, al de cargas en 350, y unos 650 millones a los concesionarios ferroviarios, y 70 millones a los que hacen el dragado y balizamiento naval. Pero acá no hay cámara empresaria corporativa, el otro quiere que la competencia desaparezca para quedarse con el mercado. Lo hizo SW con Aerolíneas Argentinas (AA) y lo hace ahora AA con SW. Nos pareció bien que con la creación de Líneas Aéreas Federales (Lafsa) se le otorgara un subsidio a SW por 3 meses en ese momento de crisis y transición. No comparto que en lugar de desarrollar Lafsa hicieran un acuerdo con SW o tratar de privatizar SW vía Lan Chile. Esto es por la falta de política de transporte.
–¿Cuál es la relación entre Lafsa y SW?
–Es sólo un acuerdo comercial, tienen estructura separadas.