Anoche en el Banco Central seguían evaluando la delicada situación que atraviesan los bancos Suquía y Bisel, a partir de que el francés Crédit Agricole, controlante de ambos, se negara esta semana a seguir capitalizando a dichas entidades. Por eso, según pudo saber este diario, se buscaba contra reloj que alguna entidad local se hiciera cargo de los bancos para que éstos no se transformen en un caso calcado del Scotiabank. Justamente, la autoridad monetaria prorrogó ayer la suspensión del Scotia por otros 30 días, ya que hasta ahora no encontró ningún comprador en firme para la entidad.
La semana pasada, el Suquía recibió por lo menos 20 millones de pesos de redescuentos del Central y otro tanto le habría sido otorgado esta semana para afrontar el incesante retiro de fondos de sus cuentas a la vista. Sin embargo, los accionistas del Crédit Agricole –el mayor banco cooperativo de Francia– se negaron en los últimos días a aportar los dólares necesarios para complementar la ayuda oficial. Y por lo tanto ahora negocian su retirada del país, lo cual pone en una situación límite no sólo al Suquía sino también al Bisel y al BERSA (Banco de Entre Ríos SA), administrados por el mismo banco extranjero.
“Vamos a hacer todo lo posible para que el Suquía y el Bisel no cierre. El límite de redescuentos ya está casi al máximo. Pero esperamos llegar a una solución, con este accionista o con otros”, aseguró ayer un funcionario del Central. Y reveló que “estamos negociando con ex banqueros argentinos que quieren volver al negocio”. El Suquía, hasta que fue vendido por el Credit Agricole, era propiedad del Grupo Roggio. También se menciona a la familia Wertein –también ex banqueros– y a Pérez Companc como posibles interesados.