“No hubo reconciliación, porque nunca hubo una pelea”, dijo ayer Roberto Lavagna. Se refería a su acuerdo justicialista con Néstor Kirchner, tras haberlo enfrentado después de dejar el Ministerio de Economía en 2005. Lavagna aseguró que el acuerdo no implica una alianza con el kirchnerismo, sino que apunta a “la reorganización y la modernización” de un justicialismo que “estaba en hibernación... Estamos hablando estrictamente de lo partidario, sobre la base de la diversidad”, por lo que –aclaró– “siguen vigentes todos los disensos” planteados durante la última campaña electoral, cuestiones que ahora se discutirán “en el ámbito” del partido. Según el ex ministro, su decisión es acompañada por “todo el sector” del justicialismo afín a su figura.

Después, se ocupó de responder las primeras críticas de sus ex aliados radicales. Dijo que “mal puede asombrarse el radicalismo” por su decisión, cuando “fueron ellos mismos y sus propias autoridades las que decidieron tomar su propio camino, 48 horas después de las elecciones... Cuando el senador Sanz salió y dijo que retomaban su propio sendero, tenían todo el derecho a hacerlo, entonces ahora no tienen derecho a reclamar nada”. También le dedicó algunas frases a Elisa Carrió, quien consideró “previsible” la postura de Lavagna porque “no es opositor y tiene las mismas prácticas del Gobierno”. El ex ministro retrucó: “Parece que el exceso de vacaciones hace mal, así como hace mal el exceso de trabajo”. Y fustigó el estilo de la dirigente de la CC. “Para construir un país no se funciona así; un día felicitando a EE.UU. por lo maravilloso que es, y a la semana siguiente, mandándole una carta diciéndole que están en complot con el ex presidente. Ni vale la pena contestar.”